Avisos Legales
Opinión

Chile se saca buena nota en vacunación… haciendo trampa

Por: Carolina Carreño | Publicado: 16.03.2021
Chile se saca buena nota en vacunación… haciendo trampa Presidente Piñera vacunándose | AGENCIA UNO
Estamos en el peak más alto, y descontrolado, desde que el Covid-19 llegó a Chile. Y claramente eso es hacer trampa: lograr la imagen de un país preocupado por inmunizar a su población sin haber aplicado antes las mínimas medidas básicas de contención de contagios. Es hacer creer que el país tiene controlado el virus cuando lo que ocurre exactamente lo contrario. La responsabilidad absoluta la tienen las autoridades en salud, el Minsal y el Ejecutivo.

Hace unos días el gobierno anunció que toda la Región Metropolitana retrocedía a Fase 2 producto del aumento de los casos contagiados con coronavirus. Las cifras son desastrosas: al 11 de marzo, los casos diarios eran 5.566 (la peor cifra en ocho meses), los datos de contagios muestran un crecimiento de 14% semanal y también un alto aumento en la velocidad de transmisión del virus. Ahora, hay que ser justos: lo que estamos viendo hoy es una situación similar a la que se vivió en Reino Unido a la vuelta de las vacaciones después del verano, en la que se tuvo una segunda ola muy fuerte. Con todo, estas cifras movilizaron a ciertos especialistas de la salud, agrupados en 15 sociedades científicas de Chile, quienes hicieron pública una carta con algunas recomendaciones urgentes en el contexto de lo que calificaron como una «frágil situación sanitaria» a causa de la pandemia de Covid-19, solicitando modificar el plan “Paso a Paso”.

Pero, al mismo tiempo, las noticias extranjeras muestran con redoble de tambores que Chile es el país latinoamericano líder en vacunación, y uno de los cinco primeros a nivel mundial, alcanzando a la fecha la cobertura de un 20% de la población. El último cómputo de datos que lleva adelante el programa Our World in Data, de la Universidad de Oxford, arrojó que el 9 de marzo martes Chile se convirtió en el país que más rápido está administrando la vacuna contra Covid-19 en el mundo, con un promedio de 1,08 dosis diarias por cada 100 habitantes vacunados en las últimos siete jornadas.

La pregunta que surge es evidente: ¿cómo se entienden estas cifras tan dramáticamente opuestas? Aunque las causas detrás del nuevo aumento son variadas y obedecen a varios motivos (que van desde las débiles políticas implementadas para contener el virus desde los inicios de la pandemia hasta el cansancio por las medidas un año después, pasando por el levantamiento de ciertas restricciones de movilidad durante los meses de verano), los expertos coinciden en que hay una que ha sido especialmente determinante: la ausencia de trazabilidad. Recordemos que la trazabilidad es una herramienta que se utiliza en salud pública para encontrar rápidamente los casos de Covid y cortar la cadena de transmisión e implica dos pasos: primero encontrar los casos, aislarlos y seguirlos en el tiempo. Segundo, encontrar los contactos estrechos, aislarlos y cortar la cadena de transmisión para diagnosticarlos tempranamente y así proteger al resto de la población. Esto es fundamental para controlar el virus. Por lo demás, no es algo ni mucho menos nuevo ni desconocido pero, inexplicablemente, es una medida que no se ha aplicado de manera correcta en nuestro país. Para los expertos, Chile nunca logró un control efectivo de la pandemia y lo que pasó fue que se estabilizó en lo que llama una “endemia alta”, es decir, un número persistente de casos que nunca bajó.

De hecho, un estudio liderado por la Universidad de Chile, y realizado el año pasado, reveló que la estrategia de Testeo-Trazabilidad-Aislamiento (TTA) frente al Covid-19 presentaba fallas en la Atención Primaria. Entre los principales resultados de este informe, destacaba que sólo el 42% de los centros indicaba disponer de los recursos para aplicar la estrategia de TTA, de acuerdo con el protocolo ministerial durante septiembre. Respecto al uso de la plataforma EPIVIGILA para la optimización del seguimiento a casos activos, se indicaba que un 43% de los centros consultados no recibía un reporte de casos de su territorio a través de la plataforma.

En relación a esto, hace poco menos de un año escribí un estudio comparado sobre las medidas que habían aplicado a esa fecha algunos países para contener el contagio y que resultaron  exitosas. A esos los denominé los “covid winners”. Este grupo, de casi 30 países, mostraron haber aplicado en común varias medidas pero, particularmente, fue la vigilancia exhaustiva a los contagiados y sus contactos una de las medidas más decisivas para el éxito del control del aumento de contagios ¿Recuerdan lo que les conté sobre la trazabilidad? Pues bien, de este grupo, hubo países en los que las autoridades aplicaron un aislamiento riguroso a los casos positivos y vigilancia exhaustiva a sus contactos. Islandia, por ejemplo, chequeó desde un comienzo a cada persona sana o enferma que ingresara a la isla, junto con aislar los casos contagiados o sospechosos y hacer seguimiento a todos los contactos de cada caso positivo. Costa Rica, por su parte, aplicó la vigilancia epidemiológica, considerada por la OPS como una estrategia agresiva para frenar la pandemia que muestra resultados favorables, junto con realizar “pesquisas por casa” por estudiantes del área sanitaria que chequean día a día el estado de salud de los habitantes. No vamos a ignorar que algunos de estos países han tenido rebrotes fuertes. No obstante, ha sido la propia trazabilidad la que ha logrado un descenso significativo de contagios después de sus primeras olas (y las sucesivas).

Volviendo a Chile, hay que agregar que, lamentablemente, desde el inicio de la vacunación hubo un mal manejo de la información que se le entregaba a la población y con la comunicación de riesgo, dando a entender que con la vacuna ya esto se había solucionado y no entregando el mensaje que la vacuna es un elemento más en la prevención de la infección, bajando la guardia y con el consecuente el aumento de casos de coronavirus por primera vez en siete semanas. Los expertos han sido enfáticos: las vacunas son efectivas, pero no «mágicas» para reducir los contagios de un día para el otro. Es por esa razón que, en realidad, no hay contradicción entre el aumento de los casos y las vacunas. Realmente estaríamos pidiendo algo que no se puede esperar de las inoculaciones. Las vacunas no actúan de inmediato. Por lo demás, no hay que olvidar a las nuevas variantes del virus (la brasileña, la británica y la sudafricana) que circulan por varios países del mundo y puede que estén detrás del nuevo aumento, como ha sucedido en otros países. Pero, nuevamente, ahí hay una falencia: en Chile no se están haciendo estudios serios para determinar las variantes, a pesar que la comunidad científica lo ha solicitado.

En un intento noble, pero también desesperado por mejorar su imagen, el gobierno compró casi todas las vacunas del barrio (cabe destacar que aún desconocemos los alcances de esos contratos). Sin embargo, ello no vino de la mano de una política sanitaria de trazabilidad hecha de manera eficiente, correcta y responsable y que en otros países ha tenido un tremendo éxito para contener el aumento de contagios. Tampoco vino acompañado de una educación a la población sobre la vacuna, sumado al ya conocido relajamiento veraniego en medio de un Estado de Catástrofe (¿se puede entender eso?). Chile hoy ostenta ser uno de los países que más ha vacunado a su población, pero eso no le ha servido para contener los contagios. Al contrario, estamos en el peak más alto, y descontrolado, desde que el Covid-19 llegó hace un año a Chile. Y claramente eso es hacer trampa: lograr la imagen de un país preocupado por inmunizar a su población sin haber aplicado antes las mínimas medidas básicas de contención de contagios. Es hacer creer que el país tiene controlado el virus cuando lo que ocurre exactamente lo contrario. Y ahí la responsabilidad absoluta la tienen las autoridades en salud, el Minsal y el Ejecutivo. Es urgente que Chile tome con responsabilidad la alarmante cantidad de casos, la ausencia de una trazabilidad efectiva y la aplicación de medidas de contención y control sanitario. Aquello habría sido más efectivo que comprar cientos de miles de vacunas. No se trata de ser malagradecidos: se trata de ser coherentes con las políticas sanitarias. Porque ser el mejor de la clase haciendo trampa no sirve de nada.

Carolina Carreño
Abogada, magíster Derecho Constitucional. Directora Jurídica de la Fundación Equidad.