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Opinión

Nueva Constitución y democratización de la justicia

Por: Matías Silva | Publicado: 17.03.2021
Nueva Constitución y democratización de la justicia Tribunales de Justicia |
La nueva Constitución debe dar origen a normas legales que no sacralicen la propiedad como derecho cuasi divino. En materia penal, debe inspirar la generación de normas que no apliquen el derecho penal del enemigo y que no llene las cárceles de presos sociales. Debe también permitir la creación de una legislación laboral que defienda a las trabajadoras, remuneradas o no. Y, desde luego, en materia procesal debe generar instrumentos procedimentales que no hagan de la burocracia un nuevo instrumento de injusticia. Que no hagan de los procesos penales escenificaciones del poder.

Chile cambió y la política debiera ser capaz de captar el cambio y transformarlo en un acto creativo. Una nueva Constitución realmente democrática debe concentrar su preocupación en la definición y ejercicio de la misma democracia, dándole sentido a la relación de la comunidad política con un Estado moderno acorde con los desafíos contemporáneos. Ello pasa por reforzar la idea de los derechos con un carácter republicano y realmente participativo, pero también debe necesariamente ir acompañado de una nueva forma de entender las instituciones. Este proceso de democratización tiene que expandirse hacia el Poder Judicial. El cambio debe apuntar a la necesidad de que la justicia hoy por hoy no es igual para todos, ya que existe una sensación en la población –justificada, por cierto– de que existe una justicia para ricos y otra justicia para pobres.

La democratización de la justicia no es algo que se esté conversando sólo en Chile: también es una situación que se está dando en otros países. En Argentina CFK acaba de señalar que “con la justicia actual no hay democracia”, refiriéndose a cómo la justicia argentina fue supuestamente utilizada por el macrismo para estigmatizar los movimientos populares. En España, la decisión de la justicia de perseguir al rapero Pablo Hásel ha provocado una serie de protestas en todo el país, que ha considerado la privación de libertad del rapero como un atentado a la libertad de expresión.

La democratización del Poder Judicial en Chile pasa, en primer lugar, por comenzar a revisar la composición del mismo. El Estado de Derecho sólo será posible si existe una garantía real de la independencia del Poder Judicial. En este sentido, hay quienes sostienen la necesidad de crear herramientas para que el Poder Judicial sea elegido y responda ante el pueblo. Se puede estar o no de acuerdo con esta afirmación, pero lo cierto es que debemos buscar una forma de elección de los jueces que garantice el acceso igualitario de todas las personas con la formación específica a los cargos. Ello pasa por ajustar el proceso de selección, y los contenidos sobre los que se les evaluará, a las necesidades reales de la población. Requerimos de una judicatura diversa, cercana, plural, conocedora de los problemas de las personas. Una judicatura que no perpetúe el privilegio de clase y que no sea insensible a las realidades sociales.

Democratizar la justicia pasa por humanizarla. En sus manos está decidir sobre la libertad de las personas. Una justicia más humana debe implicar mayor diálogo, más oportunidades de negociación y, desde luego, un mayor protagonismo de la población. Una justicia humana debe ser libre, gratuita y por qué no, también comunitaria.

La nueva Constitución debe garantizar la democratización en el acceso a la justicia, incluyendo la ampliación de los ámbitos cubiertos por las acciones jurisdiccionales que protegen derechos fundamentales. Además, debe inspirar la aprobación de normas legales que sirvan para su cometido original: salvaguardar nuestros derechos, los que ostentamos como sujetos, pero sobre todo como comunidad diversa y plural. 

Así, en materia civil, la nueva Constitución debe dar origen a normas legales que no sacralicen la propiedad como derecho cuasi divino. En materia penal, debe inspirar la generación de normas que no apliquen el derecho penal del enemigo y que no llene las cárceles de presos sociales. Debe también permitir la creación de una legislación laboral que defienda a las trabajadoras, remuneradas o no. Y, desde luego, en materia procesal debe generar instrumentos procedimentales que no hagan de la burocracia un nuevo instrumento de injusticia. Que no hagan de los procesos penales escenificaciones del poder. En Chile contamos con excelentes jueces y juezas que saben aplicar justicia con humanidad y con equidad. Pero, por desgracia, existen también quienes consideran que el lugar que ocupan, por delegación del pueblo, lo es por gracia divina, y no entienden que la judicatura merece sin duda las más altas dignidades, pero no merece privilegios.

Matías Silva
Abogado y profesor universitario.