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Elecciones en dos días: Chile llevando la contraria

Por: Carolina Carreño | Publicado: 23.03.2021
Elecciones en dos días: Chile llevando la contraria | AGENCIA UNO
Si bien la medida ha sido bien recibida por la ciudadanía, lo óptimo hubiera sido que se hubiera dividido el padrón entre los dos días para evitar las aglomeraciones y no esperar a que eventualmente se concentre en el primero o segundo día la mayor parte del padrón. De hecho, ese mecanismo funcionó muy bien el año pasado, cuando se dieron horarios preferenciales para la tercera edad.

La tradición de la política chilena, en relación a las elecciones, muestra que dicha actividad se ha realizado, históricamente, en un sólo día. No obstante, esa costumbre se verá alterada ya que, para las elecciones de abril y con motivo de la iniciativa del Ejecutivo (Ley N° 21.317), las chilenas y los chilenos tendremos la opción de votar en uno de los dos días dispuestos para ello: 10 y 11 de abril. Para el gobierno esta medida busca evitar aglomeraciones y que signifique luego un mayor contagio. Ha conversado con los partidos y también con el Servel de manera de asegurar que ésta sea un proceso transparente, participativo y seguro.

Desde entonces, el temor a la eventualidad de que en este proceso se produzcan actos de fraude y cohecho se ha incrementado. Así lo ha dicho el alcalde de La Florida, Rodolfo Carter, y su par de Providencia, Evelyn Mathhei, señalando que “no se van a dejar los votos sin contar en la noche, ya que las acusaciones de fraude, al día siguiente, van a ser por todos lados». Por lo pronto, la medida fue apoyada por el Colegio Médico, quien a falta de un voto anticipado, abogaba por ampliar los días de votación a dos días dividiendo el padrón electoral, sumado además a un aumento de la cantidad de locales de votación dividiendo las mesas. Recordemos que, para la votación de abril, dada la pandemia, se han barajado dos alternativas: el voto anticipado y la votación en dos jornadas. Pero mientras el primer proyecto está desde principios de marzo detenido en segundo trámite constitucional en el Senado, el segundo tuvo luz verde el 17 de marzo. Pero, ¿cómo ha sido la experiencia comparada de estas alternativas? ¿Hay países que las hayan aplicado y que resultados has tenido?

Producto de la pandemia, el calendario electoral de referéndums, elecciones generales, provinciales y locales del año 2020 se vio significativamente alterado. Para el año pasado se tenían contemplados 154 eventos electorales significativos. Hasta el 1º de julio se habían realizado 45 de ellos, que corresponde al 55% de las elecciones que debían realizarse en esos seis meses. En 71 casos se ha modificado el cronograma electoral original, ya sea re-agendando la elección para una nueva fecha (41 elecciones), o postergándolo sin definir todavía una fecha específica (30 elecciones). Con todo, 43 países realizaron elecciones entre enero y junio y entre las medidas sanitarias que tomaron las autoridades se cuentan, por ejemplo, la extensión los días de la elección entre 2 y 6 días seguidos (Rusia), o permitir el voto anticipado vía correo o por recintos especiales habilitados para esos efectos (como los casos de Corea del Sur, Australia). Ahora bien, en cuanto al voto anticipado, se ha observado una evolución positiva en el mundo. A partir de un estudio realizado por la Australian Electoral Commission, se examinó quién es el elector que probablemente vote de forma anticipada y por qué lo hacen. El análisis muestra que la edad, los ingresos y la educación está asociada con el tipo de voto anticipado 1 (voto previo en el lugar de votación, declaración de voto anticipado o voto postal) que los votantes son más probables de emitir. El análisis sugiere que la mayor cantidad de votos anticipados se da en los australianos de mediana edad y mayores, con ingresos promedio y con niveles más bajos de educación. La «conveniencia» es la razón principal dada por los australianos para la votación anticipada, sin embargo, este no es uno de los motivos permitidos enumerados por el organismo electoral para votar de forma anticipada. La experiencia australiana ha evidenciado que la votación temprana se ha convertido en un mecanismo aceptado en las elecciones tanto a nivel federal y estatal, y que es aprovechado por un número cada vez mayor de votantes. A su vez, la votación temprana tiene un impacto sustancial en la logística de la gestión electoral, ya que la previsión del número y la ubicación de los centros de votación anticipada será cada vez más importante de planificar y considerar dentro de los recursos electorales.

Luego, si bien la Red de Conocimientos Electorales (ACE, por sus siglas en inglés) establece que la regla general es considerar a los sistemas alternativos de votación como excepciones (se sigue considerando a la votación personal, presencial en el día de las elecciones, como el mecanismo de mayor utilización), el voto anticipado ha implicado ofrecerle facilidades a los electores que no pueden presentarse en una mesa de votación el día de la jornada electoral, para que emitan su voto uno o varios días antes. Esta medida ha sido catalogada como forma de inclusión y para garantizar el derecho a voto a personas que el día de la elección no puedan sufragar. Uno de los objetos de estas modalidades es facilitar la votación a aquellas personas que cuentan con dificultades de acceso o que se encuentran imposibilitadas de concurrir al lugar de su inscripción el día de las elecciones.

El escenario cambia cuando de votación en dos o más días se trata. En efecto, la medida no ha sido muy usada por los países, aún en tiempos de pandemia, optando por la primera alternativa descrita anteriormente. De las pocas experiencias comparadas está el caso de las elecciones de la composición del Parlamento Europeo en el año 2019, donde los europeos fueron llamados a votar entre el 23 y 26 de mayo. Sin embargo, hubo países que optaron por permitir votar en un sólo día como Irlanda (23 de mayo) y Eslovaquia, Letonia y Malta (25 de mayo), mientras que en la República Checa se pudo votar dos días: el 24 y el 25 de mayo. El resto de países integrantes de la CE y la gran mayoría celebraron los comicios el domingo 26 de mayo.

Para el Ejecutivo, la votación en dos días se justifica por una cuestión de tiempo: al ser cuatro elecciones (gobernadores, alcaldes, concejales y constituyentes), en el caso de los dos últimos con cerca de 60, 70, 80 alternativas, estima el tiempo que va a tomar cada persona para poder expresar su voluntad en su voto podría ser tres o cuatro veces más del que tuvo en el plebiscito del 25 de octubre. De no hacer nada, se estimó que el domingo 11 en la noche una inmensa cantidad de chilenas y chilenos simplemente no habrán podido votar porque la duración del proceso de votación lo habría hecho imposible. Si bien la medida ha sido bien recibida por la ciudadanía, lo óptimo hubiera sido que se hubiera dividido el padrón entre los dos días para evitar las aglomeraciones y no esperar a que eventualmente se concentre en el primero o segundo día la mayor parte del padrón. De hecho, ese mecanismo funcionó muy bien el año pasado, cuando se dieron horarios preferenciales para la tercera edad. Permitir el voto anticipado vía correo o en recintos especialmente habilitados para esos efectos no se veía una idea tan descabellada, ya que se podrían haber habilitado las municipalidades, con la atenta observancia del servicio electoral. Es de esperar que el Servel cumpla con su promesa y se activen todos los protocolos sanitarios necesarios para evitar aglomeraciones que puedan dejar como secuela una nueva ola de contagios que traiga como consecuencia que entonces la añorada votación de constituyentes (entre otros) se transforme en una fecha triste de recordar.

Carolina Carreño
Abogada, magíster Derecho Constitucional. Directora Jurídica de la Fundación Equidad.