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Opinión

Izkia

Por: Jaime Valdés Cifuentes | Publicado: 26.03.2021
Izkia | IMAGEN DE PANTALLA
Lo que Izkia hace con su entrevista y sus declaraciones posteriores es sacudirse de esa identidad de “niña buena neutral” y representar un nuevo papel. Consistente consigo misma y en sintonía con la ciudadanía. La de un liderazgo colectivo de mujer rebelde y honesta, valiente, desaliñada y descentrada, manteniendo su capacidad racional de análisis como científica y de gestión sanitaria como médica. Su gesto con las manos (la “tapa”) es un gesto anti jerárquico.

Las palabras de Izkia, presidenta del Colegio Médico, revelando el sentir de miles de personas que se alzan contra injusticias y abusos, no se debieron al impulso de gratificación de una patología infantil (lo mismo que se decía del movimiento estudiantil de 2011). Fueron una acción deliberada de impugnación al gobierno y su manejo miserable de la pandemia.

Hago notar el patrón histórico que se ha construido de un sujeto rebelde (del “revolucionario”) que quiere transformar la sociedad. Se ha caracterizado en el imaginario como un sujeto “puro”, resuelto, correcto, sobrio, eficiente, organizado y dispuesto al sacrificio personal. Este patrón también ha sido co-creación de la burguesía capitalista, en voz de sus intelectuales, empresarios, políticos y curas. Como decir: está bien, sean líderes rebeldes, pero mantengan una formalidad propia del humanismo burgués en versión colectivizada. El canon de aceptación de la forma revolucionaria, pero sin riesgo de transmutación real. Porque tienen horror a la revuelta anárquica sustentada en el deseo, la expresión libre y lo emergente original. Les suena incomprensible.

Lo que Izkia hace con su entrevista y sus declaraciones posteriores es sacudirse de esa identidad de niña buena neutral” y representar un nuevo papel. Consistente consigo misma y en sintonía con la ciudadanía. La de un liderazgo colectivo de mujer rebelde y honesta, valiente, desaliñada y descentrada, manteniendo su capacidad racional de análisis como científica y de gestión sanitaria como médica. Su gesto con las manos (la tapa”) es un gesto anti jerárquico. Habilidad inteligente para montar en dos caballos. Autenticidad y frescura, razón y genialidad. Es hacer historia, cuestionando supuestos políticos formales. Crear un nuevo y fuerte sentido común de voluntades, deseos y acciones levantadas desde el estallido social. Las hemos conocido en las calles durante la revuelta, manifestándose contra las formas profundas de dominación social y toda brutalidad organizada.

Por eso la movida de Izkia es importante. Una respuesta que se viene ensayando con dignidad desde el 18 de octubre de 2019. Si no hacemos todos y todas ese giro en nuestros espacios institucionales, simplemente fracasaremos. En las duras condiciones de la pandemia, el pueblo oprimido necesita construir una identidad para sí mismo, proyectar en quienes queremos convertirnos. Distinta a la prescripción normativa neoliberal, el deber ser que defiende el Partido del Orden. Y construirla desde ahora con eficacia y fuerza, junto a la nueva Constitución política. A eso nos convoca la Izkia, con imaginación, esperanza y atrevimiento.

Jaime Valdés Cifuentes
Experto en educación.