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¿Qué nos pasó?

Por: Pamela Torres | Publicado: 12.05.2021
¿Qué nos pasó? | Agencia Uno
La Enfermería es una profesión que puede escuchar y conmoverse con el llanto de un recién nacido enfermo y también con el último suspiro de un paciente en agonía. Somos capaces de comenzar hacia un nuevo camino sin dejar de lado la llamada “EMPATÍA”, que nos pone a la palestra como una intención de comprender los sentimientos y emociones, intentando experimentar de forma objetiva y racional lo que siente el otro individuo. Ya es tiempo de que apliquemos esta ecuación con nosotros mismos y con nuestros equipos profesionales de Enfermería.

En la Enfermería, siempre se ha destacado dentro de su formación aprender a cuidar al otro de una manera integral, compasiva y humanizada, gestionando todos los recursos disponibles en favor de promover y mantener la salud, así como también de prevenir lesiones y enfermedades. Es una profesión que a lo largo de la historia ha sabido construir en colaboración desde otras disciplinas, establecer un cuerpo de conocimientos representados en teorías y modelos que sustentan su quehacer. En este contexto, la Enfermería como profesión surge con Florence Nightingale, por el año 1860, quien establece las bases de una formación formal para enfermeras, incorporándose en los hospitales sometidas a estrictos sistemas de selección y calidad moral. Posteriormente, este modelo de formación se fue promoviendo en varios continentes, introduciéndose en las universidades y determinando la consideración social como profesión.

Es así, siendo gestores/as del cuidado de las personas, como logramos generar un cambio desde nuestras propias funciones y esferas de desempeño, instaurando una cultura que va más allá de cuidar al otro, o más bien autocuidarse y reconocer a la persona como una entidad única, pero esta consigna no sólo es válida para nuestros pacientes, sino que también es parte de convivir con nuestros propios pares, entre enfermeras y enfermeros, incluso con todo el equipo de salud.

Frente a los lamentables hechos de los que fuimos testigos de algunas colegas que, ante el acoso laboral y maltrato, determinaron poner fin a sus vidas gran parte de la comunidad estudiantil y profesional quedó consternada emitiendo comunicados, creando espacios de reflexión sobre este tema. Al ser parte de una Escuela de Enfermería nos sentimos con la responsabilidad de respaldar estos cometidos y desarrollar estrategias desde la formación de nuestros futuros profesionales, hacia un aprendizaje de respeto entre todos; desarrollar competencias que le permitan trabajar colaborativamente reconociendo al otro y en conjunto dirigirse hacia una senda de éxito a largo plazo, resguardando la integridad y la salud mental como “un estado de bienestar en el que cada individuo se da cuenta de su propio potencial, y así puede hacer frente a las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de contribuir a su comunidad (definición de salud mental de la OMS).

Pero también requerimos que no sólo en nuestras escuelas se proyecten espacios protegidos de aprendizaje para nuestros estudiantes, sino que también desde los diferentes niveles de atención adoptemos una nueva manera de hacer las cosas. Que beneficiemos esos espacios en pro del paciente y de quienes se están formando, absorbiendo cada experiencia como un insumo para su futura vida profesional, y que de paso en tiempos de pandemia es un hecho que ya se han generado brechas en sus oportunidades de aprendizaje. Por lo tanto, como líderes, debemos adoptar las medidas necesarias para acoger, optimizar la confianza y el compromiso del recién egresado, de quien lleva un par de años trabajando, o del que ya va en un camino regresivo hacia el retiro crear en nuestros equipos donde las enfermeras y enfermeros se puedan aventurar con pasión y convicción, siendo reconocidos y apoyados ante los días desafiantes que se viven día a día en nuestro quehacer como profesionales de Enfermería.

Si somos capaces de entender desde la esperanza, alegrías, desesperación, dolor y sufrimiento, entenderemos sobre la vida y la muerte. Esta es una profesión que puede escuchar y conmoverse con el llanto de un recién nacido enfermo hasta el último suspiro de un paciente en agonía. Entonces somos capaces de comenzar hacia un nuevo camino sin dejar de lado, en aquella palabra que hacía ecos en nuestras aulas, la llamada “EMPATÍA”, que de lo más clásico en sus definiciones nos pone a la palestra como una intención de comprender los sentimientos y emociones, intentando experimentar de forma objetiva y racional lo que siente el otro individuo. Ya es tiempo de que apliquemos esta ecuación con nosotros mismos y con nuestros equipos profesionales de Enfermería.

Es así, que, durante conmemoración del Día Internacional de nuestra disciplina, que se celebra este 12 de mayo, la Escuela de Enfermería de la UDP, como una forma de reconocer, de visibilizar aún más la profesión en Chile y celebrar a los mejores, luego de un proceso de  deliberación de un jurado de referencia nacional e internacional, hará entrega del “Premio de Excelencia de Enfermería” como un reconocimiento a los cuidados de calidad, integrales, compasivos y de relevancia hacia el desarrollo de la disciplina.

Pamela Torres
Directora de la Escuela de Enfermería de la Universidad Diego Portales.