Avisos Legales
Opinión

Yasna y la ex Concertación

Por: Cristián Zúñiga | Publicado: 23.07.2021
Yasna y la ex Concertación | Agencia Uno
Todo había salido a la perfección en los planes de Yasna, salvo el resultado de la primaria legal presidencial, donde no se dio el mejor de los escenarios esperados por la DC: el triunfo de Lavín y Jadue. Ahora Yasna tendrá que modificar un repertorio que estaba listo para enfrentar a dos extremos y salir a disputar el discurso de la igualdad, los derechos sociales y cambios culturales con un Boric que los dirá con tono juvenil y sin cargar la mochila concertacionista. Por otro lado, tendrá que disputar el relato de las libertades individuales, la paz, la meritocracia y el crecimiento económico, con un Sichel que los mencionará con convicción y sin la culpa de quien se avergüenza a la hora de defender la obra de los 30 últimos años. El espacio que tendrá la candidata de la Democracia Cristiana será estrecho y no podrá apelar a la experiencia como aliada, pues entonces tendría que salir a exhibir a su equipo donde figuran ilustres parlamentarios, ex parlamentarios y operadores de gobiernos anteriores.

Luego de conocidos los resultados de la primaria presidencial, donde los representantes tradicionales de la izquierda y derecha perdieron de manera categórica a manos de quienes ofrecían una mirada de país distinta a la de la Guerra Fría, la atención política puso sus ojos en el conglomerado que no participó de las primarias legales: Unidad Constituyente. La figura de la senadora Yasna Provoste ha dado esperanzas a una fuerza política que, hasta hace pocos meses, parecía desahuciada por el estallido social. Se trata de una ilusión sostenida desde el mecanismo de las encuestas, mismo con el cual Lavín y Jadue fanfarroneaban en los matinales, incluso, proyectando que ganarían en primera vuelta. Lo cierto es que la figura de Yasna ha tenido la fortuna de encontrarse en el lugar preciso y  en el momento justo: la presidencia del Senado. Es en la cámara alta que, durante los últimos meses, se han tenido que abordar temas de retiro de fondos de pensiones, aprobación de bonos, interpelaciones al gobierno y todo en medio de un año cargado de elecciones políticas, donde la saturación de rostros y apellidos que postulan a diversos cargos, parece una liquidación de multitiendas. En medio de este torbellino de sucesos políticos, donde, por supuesto, se tiene que incluir a la Convención Constitucional con la política de la identidad, emerge la figura de esta mujer democratacristiana, cuyo carisma y habilidad para ejercer la política (se nota su trayectoria como funcionaria, ministra y parlamentaria) le han hecho sacar provecho a su actual cargo, al punto de lograr que su partido desconociera la primaria interna (ganada por Ximena Rincón), para ungirla en base a lo que algunos denominan como “pragmatismo político”.

Todo había salido a la perfección en los planes de Yasna, salvo el resultado de la primaria legal presidencial, donde no se dio el mejor de los escenarios esperados por la DC: el triunfo de Lavín y Jadue. Ahora Yasna tendrá que modificar un repertorio que estaba listo para enfrentar a dos extremos y salir a disputar el discurso de la igualdad, los derechos sociales y cambios culturales con un Boric que los dirá con tono juvenil y sin cargar la mochila concertacionista. Por otro lado, tendrá que disputar el relato de las libertades individuales, la paz, la meritocracia y el crecimiento económico, con un Sichel que los mencionará con convicción y sin la culpa de quien se avergüenza a la hora de defender la obra de los 30 últimos años. El espacio que tendrá la candidata de la Democracia Cristiana será estrecho y no podrá apelar a la experiencia como aliada, pues entonces tendría que salir a exhibir a su equipo donde figuran ilustres parlamentarios, ex parlamentarios y operadores de gobiernos anteriores.

Pero antes Yasna tendrá que someterse a un mecanismo participativo que en algo compense el garrafal error de no haber ido a una primaria legal. Esta será la primera gran prueba que tendrá que sortear la senadora y quizás la más difícil, no sólo para ella y su partido, sino que para todo el conglomerado de Unidad Constituyente. Esta semana fuimos testigos de un triste espectáculo protagonizado por algunos parlamentarios del PPD que le manifestaron su apoyo, desconociendo el acuerdo con sus socios del Partido Socialista y su candidata Paula Narváez, mismos que no soltaron del brazo al partido de Girardi en las negociaciones con comunistas y frenteamplistas (aunque esto les significara ser vetados por Lautaro Carmona y Daniel Jadue).

No se sabe cuál será el mecanismo que Unidad Constituyente usará para definir a su candidata presidencial, ya que hoy Yasna Provoste, en el lanzamiento de su campaña, dijo que quedaba disponible para “cualquier mecanismo que le permita a la ciudadanía participar”. Es decir, se podría tratar de una primaria convencional (cuyo costo podría salir más de 150 millones de pesos y sin franja televisiva), una votación electrónica o primaria digital (con todo el riesgo de manipulación encima) o simplemente dejar que sea una encuesta nacional que lo definiera (el más patético de los escenarios). Cualquiera de estas alternativas pasará a convertirse en un inflamable escenario donde rondará el fantasma de la baja participación (comparado con la histórica participación que hubo en la reciente primaria legal), los correspondientes cuchillazos y traiciones entre los partidos que también estarán negociando cupos parlamentarios y, lo más preocupante para la ex Concertación: en su proceso participativo, inevitablemente, desfilarán los rostros de aquellos políticos que la ciudadanía parece asociar a un ex país donde existían las sillas musicales y los cargos de parlamentarios se ejercían por décadas.

Veremos cómo Yasna y Unidad Constituyente sortean esta primera gran prueba y algo más: capaz que les toque sortearla al mismo tiempo que la Lista del Pueblo también elige a su abanderada presidencial.

Cristián Zúñiga
Profesor de Estado. Vive en Valparaíso.