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Opinión

¡No es un show: es un derecho! 

Por: Luz Marina Huenchucoy y Carolina Fuentes | Publicado: 25.07.2021
¡No es un show: es un derecho!  Teresa Marinovic |
Si no condenamos y sancionamos los discursos de odio, ¿qué sentido tiene establecer escaños reservados si quienes representan a las naciones preexistentes al Estado chileno se encuentran imposibilitadas/os de ejercer su derecho a usar su propia lengua en una instancia tan relevante como es la Convención Constitucional?

Estos días hemos seguido con entusiasmo y esperanza las intervenciones de las y los miembros de la Convención Constitucional en las distintas asambleas, pero en particular las intervenciones que ha realizado la machi Francisca Linconao, por ser un hecho histórico que una autoridad ancestral del pueblo-nación mapuche esté allí, construyendo el nuevo Chile. En sus intervenciones la machi ha sido clara en señalar que la lucha de las y los mapuche es la lucha por la defensa de la tierra, del agua, la defensa de la biodiversidad y, sin embargo, hemos sido testigos de discursos de odio, racismo, negacionismo y discriminación. En particular, los que han sido emanados por la representante de la ultraderecha chilena Teresa Marinovic. Discursos de odio que han quedado impunes, ya que no han sido sancionados ni condenados con la vehemencia que corresponde debido a que la Convención Constitucional aún no define ni su reglamento ni su comisión de ética. Esto último nos parece aún más impresentable y peligroso, ya que como dice el dicho “quien calla otorga” y, en este caso, se está legitimando la impunidad hacia el odio racial, como hemos visto, donde se ha tildado la machi Francisca de “hacer show” por el hecho de utilizar su lengua materna en sus intervenciones en la Convención.

La machi Francisca Linconao habla de restitución de las tierras, de las aguas, de entregar tranquilidad de los ngen ko, ngen wuinkul. También refiere con énfasis en su intervención en mapuzungun el día 20 de julio 2021: “Mapuzungunmu mew mekey ñi kewan taty, inche ta terrorista pinngekey defender mu ñi lawen ñi wuinkuñ” (“Ahora están peleando por el uso del mapuzungun. A mí me dicen terrorista, por defender los remedios que entrega la naturaleza, defender los cerros”). Estos hechos de racismo, en que la ultraderecha hoy llama de terrorista a la población mapuche, nos recuerdan los relatos de las mujeres, abuelas y madres que han contado de generación en generación sobre los dolores, y que hacer uso de la lengua no es algo antojadizo sino que su uso está consagrado en diferentes convenios y tratados internacionales: es la reivindicación de los derechos indígenas consagrados en el Convenio 169 de la OIT (ratificado por el Estado de Chile en 2008), la Ley Contra la Discriminación N° 20.609 y la Declaración de Naciones Unidas Sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

El mapuzungun y su uso como un derecho ha sido abordado por la presidenta de la Convención Constitucional, Elisa Loncon, a través de relatos mapuche e investigaciones académicas que abordan los procesos del mapuzungun en la historia, entendiendo que “el uso de la lengua como un derecho” y es fuente de transmisión del conocimiento, de realidades y sensibilidades. Al utilizar la lengua del mapuzungun se entrega información desde la perspectiva del otro, se logra reencontrar al ser humano y volver a su mundo. Por el contrario, el estar hablando en castellano implica, para el hablante materno de mapuzungun, un ejercicio permanente de adecuarse al lenguaje del dominador y, aunque no lo domine plenamente en los ámbitos formales, se desenvuelve en dos mundos de manera permanente.

El mapuzungun hace que podamos transmitir elementos propios de la vida y relación del ser mapuche con la naturaleza, lo cual no es algo antojadizo; es la expresión máxima del ser que logra expresar la forma y visión de mundo de los pueblos, que han querido ser borrados por la historia oficial y que hoy a través de distintos procesos de lucha se están reivindicando.

Al comprender la visión de mundo del pueblo-nación mapuche, podemos darnos cuenta del sentido profundo y del significado, e incluso del tono de voz, que la machi Francisca ha utilizado en sus intervenciones, ya que en ello podemos observar la conexión de los planos espirituales y el sentido de la naturaleza en su habla, el cual está presente en la lengua materna. Le agregamos a esto que la machi Francisca, en su rol de autoridad espiritual, utiliza un tono de voz que hace alusión también a una petición espiritual, lo que significa que todo tiene vida, los árboles y los cerros. Una declaración contraria al extractivismo de las grandes empresas transnacionales que operan en Wallmapu.

Al analizar el racismo evidente en los discursos de odio de la señora Marinovic, sin duda nos hace recordar los diversos relatos de trauma histórico frente a la prohibición de la lengua del mapuzungun en los colegios y en el proceso de colonización en el siglo XIX y fines del siglo XX. Nos parece haber retrocedido en 200 años ya que, como entonces, todos aquellos hablantes, que tuvieron como primera lengua el mapuzungun, debieron adecuarse al castellano de manera forzosa, primero en la escuela, luego en el liceo, y más tarde en la universidad y/o en el mundo laboral, siendo desplazada la lengua del mapuzungun. Además, la Constitución de Pinochet negó toda la existencia y todos los derechos de los pueblos originarios y con ello todos sus saberes. Por tanto, para los hablantes de mapuzungun esto es una lucha de vida, ya que dejar de hablar tu lengua materna es dejar de vivir, es dejar de ser, debido a que algo falta a la persona y es la lengua materna la única que puede entregar el equilibrio y la sanación del trauma histórico.

Nos encontramos en un tiempo de reivindicación de esas heridas e historias mapuche por habérseles negado su lengua. Estamos en un momento de construir un camino de convivencia, para lo cual es necesario reconocer la existencia de los pueblos originarios y construir un Estado Plurinacional. Esta es una reivindicación que está presente en cada uno de los discursos de los y las constituyentes mapuche.

La participación en la elaboración de la nueva Constitución viene a reivindicar las luchas de los pueblos originarios para instaurar políticas públicas y programas en temáticas que afecten a la población mapuche y pueblos hermanos (rural, urbana, campesinos, etc.), para lo cual es necesario un trabajo con pertinencia cultural, con y desde las personas involucradas. Es por ello que interpelamos al Estado, por su carácter instrumental que descontextualiza cada una de las prácticas de los pueblos. Por tanto, es una necesidad ética y política poner en el debate los derechos de los pueblos originarios, desde sus distintos ámbitos (educación, salud, justicia, economía, el derecho al agua, recuperación de las tierras), donde el reconocimiento de los pueblos originarios esté presente y, con ello, se modifiquen las políticas públicas, cambien las malas prácticas institucionales y, sobre todo, el uso de la lengua del mapuzungun: que esté de manera transversal en los diversos espacios públicos y privados. Por esta razón es un hecho histórico que el mapuzungun esté en el discurso político hoy día, donde se espera que ocurran los cambios estructurales. Por ejemplo, que los y las profesionales atiendan en la lengua de la persona que acude a los servicios públicos sería una forma concreta de reconocimiento de los pueblos originarios.

Existe un resquemor a lo mapuche. Elisa Loncon y la machi Francisca Linconao han sido “carne de cañón” en este proceso, porque representan a un pueblo que de alguna otra manera se siente reflejado como hijos e hijas de las madres, abuelas, bisabuelas que han sido invisibilizadas, violadas, silenciadas y que por mucho tiempo les llamaron “las indias”. Si no condenamos y sancionamos los discursos de odio, ¿qué sentido tiene establecer escaños reservados si quienes representan a las naciones preexistentes al Estado chileno se encuentran imposibilitadas/os de ejercer su derecho a usar su propia lengua en una instancia tan relevante como es la Convención Constitucional?

Luz Marina Huenchucoy y Carolina Fuentes
Luz Marina Huenchucoy es trabajadora social, magíster en Trabajo Social, Familia, Políticas Públicas e Interculturalidad; perita de la Defensoría Penal Pública de la Región de Araucanía y docente de Práctica Integral en Contexto Intercultural de la Universidad Católica de Temuco. Carolina Fuentes es antropóloga, magíster en Ciencias Sociales; encargada de la Unidad de Investigación de la Universidad Arturo Prat (sede Victoria).