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La DC aspira a la Presidencia: ¿no será momento de definir el proyecto de sociedad que hoy defiende?

Por: Iván Ojeda Pereira | Publicado: 25.08.2021
La DC aspira a la Presidencia: ¿no será momento de definir el proyecto de sociedad que hoy defiende? Jaime Castillo Velasco |
En la década de los 60, cuando la DC se proyectaba como una tercera vía, no sólo participaba del debate electoral, sino que posicionaba a la “Revolución en Libertad” como un proyecto de sociedad de vanguardia que relevaba al comunitarismo, la solidaridad y la promoción social. ¿Hoy la DC sabe qué proyecto de sociedad quiere proponer? Mi opinión personal es que no, y que estando en conocimiento de aquella indefinición política igual aspiran a presidir un gobierno, pero la pregunta es ¿un gobierno para qué?, ¿para un futuro ministro llamado Jorge Pizarro? Hay DC a favor y en contra del aborto, había DC en contra y a favor de una Convención Constitucional, hay DC en contra y a favor del neoliberalismo, hay DC a favor y en contra del extractivismo, ¿no será un exceso respeto a la diferencia?

Me gustaría aclarar que quien escribe esta columna no milita en la Democracia Cristiana, ni tampoco se identifica como un simpatizante. Sin embargo, luego del estudio de la historia es imposible obviar el rol que jugó este partido en la democratización de la sociedad chilena durante la década de los 60 y también en momentos posteriores. En esta línea, llama particularmente la atención el modo en que pareciera haber perdido su rumbo. Cuando uno comete errores, lo más natural es hacer un alto, reflexionar y observarse introspectivamente para identificar el problema y lograr avanzar de manera transformativa. Pareciera que este tipo de acción se encuentra a años luz de la Democracia Cristiana. La vocación de poder superó a cualquier diagnóstico o proceso reflexivo y, luego de una importante crisis en la elección de la Convención Constitucional, en donde la ciudadanía la castiga en las urnas por sus definiciones y acciones, la DC aspira a llegar a la Presidencia de la República.

Las preguntas que de aquí surgen son: ¿qué tanto pesa la vocación de poder para que un formalizado por corrupción sea parte del comando de la candidata presidencial?, ¿ese es el nuevo Chile que esperan construir?, ¿qué tanto pesa la vocación de poder para pensar que con una candidatura presidencial se subsana su crisis política?, ¿qué tanto pesa la vocación de poder para olvidar el 5% obtenido por Goic en la elección anterior?, ¿qué tanto pesa la vocación de poder para no relevar que la DC llevó a candidatos a la Convención Constitucional que no querían cambiar la Constitución mediante esta instancia?

Estas dudas en ningún momento pasan por alto que los partidos políticos por definición deben intentar aspirar a poseer el poder o a lo menos participar de su repartición. Ahora bien, el problema surge cuando aquello se sustenta en una sed insaciable por empleos o por participar en la toma de decisión, sin que exista un proyecto de sociedad a defender. En la década de los 60, cuando la DC se proyectaba como una tercera vía, no sólo participaba del debate electoral, sino que posicionaba a la “Revolución en Libertad” como un proyecto de sociedad de vanguardia que relevaba al comunitarismo, la solidaridad y la promoción social. ¿Hoy la DC sabe qué proyecto de sociedad quiere proponer? Mi opinión personal es que no, y que estando en conocimiento de aquella indefinición política igual aspiran a presidir un gobierno, pero la pregunta es ¿un gobierno para qué?, ¿para un futuro ministro llamado Jorge Pizarro? Hay DC a favor y en contra del aborto, había DC en contra y a favor de una Convención Constitucional, hay DC en contra y a favor del neoliberalismo, hay DC a favor y en contra del extractivismo, ¿no será un exceso respeto a la diferencia?

Esta columna no es un llamado moral a la DC, porque todos y todas sabemos que nadie ha triunfado apelando a las cualidades morales de sus contrincantes. Este texto es un llamado a la lógica, o sea, ¿quién puede pensar que la salida a una crisis política profunda radica en intentar llegar a la Presidencia? Lo que aquí proponemos como cierre es un llamado a la reflexión, un llamado a la definición del contenido político y de proyecto de sociedad que va a defender la Democracia Cristiana en su conjunto y que, además, va a ser capaz de mostrar mediante su propia acción. Porque el problema no es sólo la falta de definición de fondo, sino también la coherencia que esto tiene con las acciones prácticas del partido. Pongo un ejemplo: ¿de qué sirve hablar de descentralización si luego desde el nivel central impondrán candidatos a las regiones?, ¿de qué sirve hablar de probidad y transparencia en la gestión pública si luego se va a dejar espacio a gente implicada en casos de corrupción? Quizás es momento de retornar a debates ideológicos profundos. ¿Alguien recuerda a Jaime Castillo Velasco? ¿La DC es finalmente un partido de vanguardia o de centro inmóvil?

Iván Ojeda Pereira
Licenciado en Sociología. Coordinador del Laboratorio de Sociología Territorial de la Universidad de Chile.