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Opinión

Oro Paralímpico

Por: Rodrigo Soto y Diego Vilches | Publicado: 31.08.2021
Oro Paralímpico Alberto Abarza |
¿Es que la ministra no sabe que la experiencia mayoritaria en el deporte es la derrota o, incluso, que en el caso de nuestro país los deportistas tienen que luchar, además, en contra de la sistemática falta de apoyo no sólo para competir en el extranjero, sino que también para prepararse?

La mañana del 25 de agosto nos despertamos con alegría por la medalla de oro de Alberto Abarza en los 100 metros espalda, categoría S2, de los Juegos Paralímpicos de Tokyo 2021. Nos alegramos no sólo porque es la segunda medalla dorada en la historia del deporte paralímpico chileno, sino también por Alberto y su equipo, ya que este triunfo es el resultado del largo trayecto deportivo que hasta ahora ha transitado. En el contexto de profunda precarización e inestabilidad en la que permanentemente viven los y las deportistas chilenos, en que la institucionalidad les niega sistemáticamente sus derechos como trabajadores, y en un país en donde no está garantizado el acceso universal a los recintos públicos deportivos, este es sin lugar a dudas un triunfo de quien, frente a todas las dificultades, se ha logrado imponer con esfuerzo, disciplina y sacrificio.

Por esto molesta la instrumentalización que la ministra del Deporte, Cecilia Pérez, ha hecho de este triunfo, subrayando, en un punto de prensa junto a la familia de nuestro campeón olímpico, que esta medalla demostraría que “sí se puede, que todo se puede”. Con el triunfo en la mano, agregó que todo el esfuerzo, “cada doble entrenamiento en el centro acuático”, había valido la pena. ¿Es que acaso la ministra quiere decir que aquellos deportistas que no obtienen una medalla no se sacrificaron o esforzaron lo suficiente? ¿Es que la ministra no sabe que la experiencia mayoritaria en el deporte es la derrota o, incluso, que en el caso de nuestro país los deportistas tienen que luchar, además, en contra de la sistemática falta de apoyo no sólo para competir en el extranjero, sino que también para prepararse?

El triunfo de Alberto merece ser celebrado y destacado, claro. No obstante, es un acontecimiento extraordinario en la historia del deporte chileno, porque es una excepción que revela las enormes dificultades que encuentran, día a día, los deportistas chilenos para ejercer su profesión. Es la excepción que confirma la regla.

Nuestros deportistas no son mártires ni héroes, sino que trabajadores a los que el Estado y la sociedad chilena les deben entregar las herramientas necesarias para que se puedan desarrollar con dignidad y seguridad. Creemos grave que una autoridad gubernamental, alabando un triunfo excepcional, soslaye la profunda precariedad en que se desarrollan nuestros deportistas. Más aún en un contexto de profunda crisis social y política, en el que las fuerzas transformadoras se proponen la superación del neoliberalismo.

Por ello, nos parece importante relevar una lectura del deporte que sea crítica de los valores de la cultura del libre mercado, como la competencia, el culto a la victoria y el individualismo, que hasta ahora han sido hegemónicos. El esfuerzo, el sacrificio, la garra y la entrega no son exclusivos de quienes se cuelgan las medallas, sino que también es patrimonio de aquellos que no logran conseguir el favor de los dioses olímpicos. No se puede, como hace la ministra, romantizar estas deficiencias crónicas del deporte chileno, tal como tampoco debe hacerse con la profunda precarización que viven cotidianamente el resto de nuestros compatriotas en un país en el que los derechos sociales básicos (como el derecho al trabajo, la salud, la previsión, el deporte y la educación) se encuentran sujetos a las fuerzas del mercado.

Desde un enfoque ecológico, la dimensión individual es sólo una de varias que interactúan, en este caso, en un logro deportivo. Ese esfuerzo no logra de por sí una medalla ya que debe estar coordinado con relaciones sanas en el campo deportivo (tal como lo dijo Alberto en una entrevista que le hizo Cristián Arcos: hay que promover que los deportistas de alto rendimiento disfruten el deporte). Los entrenadores y entrenadoras también juegan un rol importante, por lo que son quienes deben tener las mejores competencias para tratar con niños, niñas, jóvenes y adultos que entregan su vida al deporte. También el acceso a las instalaciones debe ser universal: hoy no todos los espacios destinados al deporte tienen aseguran esta posibilidad. Y, tanto a nivel comunal como nacional, debemos promover políticas públicas que faciliten y aseguren el acceso al deporte y las prácticas corporales para personas con discapacidad.

Los chilenos y las chilenas sabemos por experiencia diaria que, aunque le metan todas las ganas del mundo, no todo es posible, que no es falta de voluntad la que a veces impide llegar a fin de mes o conseguir un triunfo olímpico. No es sólo algo que depende del individuo, porque hay situaciones estructurales, como la desigualdad, el escaso acceso al deporte, la salud, la cultura, el espacio y el tiempo libre, que no se vencen sólo con voluntarismo, sino que con políticas públicas concretas que engloben a la sociedad en su conjunto.

Rodrigo Soto y Diego Vilches
Rodrigo Soto es académico de la Universidad Nacional Andrés Bello-CLACSO. Diego Vilches es doctor (c) en Historia.