La tarea pendiente del Congreso con los municipios

Para lograr transformaciones de fondo para la ciudadanía, los municipios se convierten en el primer factor de cambios concretos. En ese proceso, las políticas públicas implementadas en pos de la descentralización, modernización y, sobre todo, la vida digna de las personas son fundamentales. Sin embargo, para implementar tales políticas es de suma importancia el segundo factor de cambios: el Parlamento.

Hoy los municipios deben asumir un rol completamente distinto al otorgado por el Estado y los gobiernos de los últimos 30 años, como ser promotor y articulador del desarrollo social y productivo de las comunas, abrir espacios fértiles de real participación ciudadana y, principalmente, poner los cuidados y la vida digna en el centro. Si bien son muchos los gobiernos locales que están trabajando por conseguir transformaciones de fondo, esta importante tarea requiere del compromiso de todas las instituciones públicas y en particular del poder legislativo.

Hemos visto, por ejemplo, los estragos que han causado malas administraciones que más que escuchar a la ciudadanía ponen la mirada en sus propios intereses, causando millonarios déficits económicos. Eso, sumado a la falta de legislación, causa problemas y conflictos difíciles de frenar. Un ejemplo de ello es la falta de políticas públicas feministas que se hagan cargo de la crisis causada por la nula protección y reconocimiento de los cuidados que realizan las mujeres.

Con los resultados de las últimas elecciones municipales y constituyentes, nos encontramos que todo apunta a que los sectores que estamos por los cambios contamos con el apoyo amplio de la ciudadanía, una que no tienen miedo a la articulación colectiva y territorial para lograr una vida distinta, digna y más justa. Es aquí donde está la gran tarea del poder legislativo.
Tenemos la oportunidad de construir un Parlamento que comprenda que las decisiones tienen consecuencias directas y concretas en la vida de las personas, siendo fundamental la articulación y trabajo coordinado con municipios, gobierno regional, servicios públicos, organizaciones de la sociedad civil y la misma ciudadanía, que viven en carne propia las consecuencias del olvido de quienes una vez electos luchan por sus propios intereses.

Para que esto cambie y reivindiquemos la política como herramienta transformadora, es importante apostar por personas que pongan en el centro la construcción de un proyecto alternativo, que estén dispuestas a legislar con fuerza, valentía y mirada territorial, escuchando a la ciudadanía en articulación con el resto de las instituciones para torcer la mano a quienes por años solo buscan ostentar el poder y arrebatar esta herramienta para quienes más la necesitan.

Las verdaderas transformaciones se construyen en colectivo y debemos aprovechar la oportunidad de refundar las instituciones con los pies en las calles, escuchando, y ante todo con un trabajo sincero, transparente y de cara a la ciudadanía.