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Opinión

Para bailar un tango presidencial se necesitan tres

Por: Roberto Gormaz | Publicado: 23.11.2021
Para bailar un tango presidencial se necesitan tres | Agencia Uno
Como suele pasar en una fiesta, a veces quieres bailar con alguien más y es ahí donde entra en escena quien cambió para siempre la forma de hacer campaña política en Chile: Franco Parisi y el Partido de la Gente (PDG), quien sin poner un pie en el país logró una tercera mayoría nacional, superando a Gabriel Boric (y a Kast) en algunas regiones, obteniendo el 12,80% de los votos. Ocurrido esto, ahora la pregunta es: ¿cómo harán ambos candidatos para conseguir estos votos?

La primera vuelta ha terminado y los resultados son la muestra empírica del descontento social. De un padrón de 15.030.974 ciudadanos habilitados para votar, se presentaron 7.115.590, es decir un 47,3% de participación, por lo tanto, es válido preguntarnos ¿por qué? Mi respuesta es: se necesitan dos para bailar un tango. Por un lado, tenemos a José Antonio Kast, con una “doctrina de shock”, la que, tal como planteó Milton Friedman consta de tres partes: 1) “Crear una idea de problema” (para este caso, conceptos como los de proteger la libertad, la familia, Chile); 2) “Posicionarse como la solución a estos problemas” (para el caso, entregando una visión nacionalista de las políticas exteriores, recordando preceptos antiguos como “la familia”, mostrando “mano dura” frente a problemáticas no resueltas como es el conflicto en la Araucanía y el narcotráfico); y 3) “Eliminar libertades, con el propósito de dar solución a estos problemas” (eliminar la FLACSO, el Instituto Nacional de Derechos Humanos, el Ministerio de la Mujer, perseguir movimientos de “extrema izquierda”, disminuir fuertemente los impuestos, etc.). Todas estas medidas, que serian imposibles de realizar en periodos de estabilidad social, se presentan como una “opción viable” en momentos de inseguridad.

La otra pareja de baile es Gabriel Boric, un individuo que lucha por todos los ideales representados en las protestas de octubre de 2019, pero que no logra sumar electores. ¿Por qué? Bajo mi punto de vista, las razones son simples: 1) Asumieron que el 80% que voto “Apruebo” en el plebiscito eran representantes de la izquierda y no demócratas con intención de refundar el país; 2) Minimizaron la violencia generada en el estallido social frente a las Pymes y a los consecutivos desórdenes de viernes por la tarde en Santiago centro; 3) Nunca lograron comunicar coherentemente su política económica y, por el contrario, se transformó en su Talón de Aquiles; y 4) Abiertamente expusieron un plan de gobierno tan amplio, que proponían 8 años para su pleno funcionamiento; en otras palaras, ellos mismos decían que era imposible de cumplir en su periodo presidencial y que dependían de factores externos.

Entonces, ¿ahora qué? Como suele pasar en una fiesta, a veces quieres bailar con alguien más y es ahí donde entra en escena quien cambió para siempre la forma de hacer campaña política en Chile: Franco Parisi y el Partido de la Gente (PDG), quien sin poner un pie en el país logró una tercera mayoría nacional, superando a Gabriel Boric (y a Kast) en algunas regiones, obteniendo el 12,80% de los votos. Ocurrido esto, ahora la pregunta es: ¿cómo harán ambos candidatos para conseguir estos votos?

La respuesta no es nada sencilla. Para Kast, la solución será moderarse respecto a derechos sociales como salud y educación, realizar fuertes cambios al modelo de pensiones y no limitar ni retroceder en libertades individuales como el matrimonio gay o aborto. Para Gabriel Boric es mucho más complejo, ya que deberá aterrizar y flexibilizar su programa económico, el cual pretendía “terminar con el modelo neoliberal” y que ha sido fuertemente influido por el Partido Comunista, quienes en reiteradas ocasiones han exigido se cumpla “al pie de la letra”. Por lo tanto, la pregunta que se deben hacer ahora los candidatos es ¿cómo hacer que Parisi baile conmigo?

Roberto Gormaz
Ph.D (c) en Economía de la Universidad Rovira e Virgili, Barcelona. Académico de la Universidad Viña del Mar.