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Opinión

1° de diciembre: Día mundial de la lucha contra el SIDA

Por: Luis Navarro | Publicado: 01.12.2021
1° de diciembre: Día mundial de la lucha contra el SIDA |
Se debe reforzar el acceso a insumos, medicamentos y tecnología en la prevención y el diagnóstico. Garantizar el acceso a tratamientos concomitantes y en la recuperación de personas que se encuentren en abandono de terapias y controles. Este esfuerzo no puede ser sólo de las instituciones públicas: las isapres y el mundo privado también deben permitir sin excepción que sus beneficiarios accedan en espejo a lo que el mundo público dispone para los cotizantes de Fonasa y a los esfuerzos que se hace para el control de la pandemia. Contrario a lo que se cree, en VIH/SIDA la cobertura y los beneficios son mayores en el espacio público que en el privado, donde las enfermedades oportunistas y todo lo que conllevan, incluidas las hospitalizaciones deben ser asumidas por la persona quedando fuera de la cobertura GES.

Este primero de diciembre se conmemora un nuevo día de la lucha contra el VIH SIDA. Este año, aun en medio de la pandemia por Covid-19 es necesario recordar que el SIDA, lejos de disminuir, ha aumentado. Silenciosamente, como es costumbre con todo aquel tema relacionado con la sexualidad y el sexo, ha pasado a un plano secundario y de manera desapercibida producto de las restricciones de movilidad y del cese de las actividades preventivas, en un porcentaje alarmante ha aumentado el diagnostico en etapas tardías de la enfermedad.

Un diagnostico tardío es una pérdida en todo el sentido de la palabra: la persona pierde salud, oportunidades de ser tratada a tiempo y en algunas pocas ocasiones lamentablemente pierde la vida. Por otro lado, el sistema de salud pierde importantes recursos ya que debe invertir sumas mayores de dinero en tratamientos y hospitalizaciones, situación del todo evitable y absolutamente necesaria de controlar. Toda vez que ya se evidenció el déficit constante de camas y personal durante la época más compleja de la epidemia de coronavirus.

Además, hoy sabemos que al iniciar tardíamente la terapia antirretroviral en personas viviendo con VIH se pierde la oportunidad de disminuir la trasmisión del virus y de cortar la cadena de contagio. Para evitar estas pérdidas, debemos desarrollar una serie de modificaciones a los programas clínicos, partiendo por el modelo de atención chileno que no ha cambiado desde su puesta en marcha en 2005, pese a que las características de la enfermedad han variado sustancialmente. Este nuevo modelo de atención debe corregir los paradigmas de financiamiento otorgando transparencia en torno a los reales costos de los tratamientos antirretrovirales, exámenes de diagnóstico y control. También, el nuevo modelo de atención debe estar basado en un enfoque de derechos y deberes para los prestadores y también para los usuarios.

Se debe reforzar el acceso a insumos, medicamentos y tecnología en la prevención y el diagnóstico. Garantizar el acceso a tratamientos concomitantes y en la recuperación de personas que se encuentren en abandono de terapias y controles. Este esfuerzo no puede ser sólo de las instituciones públicas: las isapres y el mundo privado también deben permitir sin excepción que sus beneficiarios accedan en espejo a lo que el mundo público dispone para los cotizantes de Fonasa y a los esfuerzos que se hace para el control de la pandemia. Contrario a lo que se cree, en VIH/SIDA la cobertura y los beneficios son mayores en el espacio público que en el privado, donde las enfermedades oportunistas y todo lo que conllevan, incluidas las hospitalizaciones deben ser asumidas por la persona quedando fuera de la cobertura GES.

Se deben establecer políticas efectivas de educación de la sexualidad infantil, juvenil y adulta, con mirada de género y empoderamiento femenino. Se necesita seguir insistiendo en programas educativos elaborados y ejecutados por personal capacitado, que recoja las miradas más amplias en torno al tema, sin sesgos ni censuras de los grupos conservadores, con presupuestos y estructuras capaces de llegar a todos los rincones y todas las personas.

Se deben reconocer y otorgar respaldo legal a las acciones en salud de enfermeras, matronas y profesionales no médicos que cumplieron un rol más allá de sus responsabilidades en la mantención, rescate, controles e ingresos de usuarios nuevos durante la pandemia de coronavirus, mientras los médicos estaban destinados a la primera fila asistencial en UCIs y salas de hospitalización. Estas acciones sanitarias permitieron durante todo 2020 y parte del 2021 que los usuarios no abandonaran, y demostró que todas estas profesiones adecuadamente formadas, y en capacitación constante, están subvalorizadas por el sistema de salud chileno, demasiado enfocado en la figura omnipoderosa del médico.

Cambiar los paradigmas asistenciales necesarios requiere coraje en la toma de decisiones y no perder de vista que el sistema de salud es una herramienta de servicio que debe encontrar balance entre lo económico y lo social, lo biomédico que aún persiste y lo holístico. Será tarea de las nuevas autoridades enfocar adecuadamente el manejo de esta pandemia que persiste aun cuando no se hable de ella todos los días.

Luis Navarro
Matrón. Magister (c) en Gestión Estratégica en Salud, diplomado en Educación Sexual.