La sonrisa que Chile merece

Desde la más temprana edad la sonrisa tiene un gran protagonismo en nuestras vidas. A través de nuestra boca nos alimentamos, reímos, expresamos nuestras ideas y estados de ánimo; es uno de los canales de conexión con el mundo. Es por esto que mantener nuestra salud oral no sólo tiene impacto en nuestra salud física, sino que también en nuestra salud mental, capacidad de socialización y, finalmente, en nuestra calidad de vida.

Las enfermedades que afectan nuestra boca son de alta prevalencia e impacto, siendo las caries la enfermedad crónica más prevalente del mundo. A pesar de esto, la salud oral históricamente ha pasado a segundo plano cuando se trata de las políticas públicas en salud. Esto, paradójicamente, nos lleva a nuevo problema de salud pública, ya que las enfermedades orales que solemos relegar terminan teniendo incidencia directa en nuestra nutrición, en la gestación, crecimiento y desarrollo; en la incidencia de neumonías en nuestras personas mayores, y en la descompensación de enfermedades crónicas como la diabetes mellitus tipo 2 y la hipertensión.

La mayoría de los países desarrollados y en vías de desarrollo tienen una cobertura parcial o nula en salud oral en sus sistemas de salud, situación que también encontramos en nuestro país. Dada la alta prevalencia de los problemas de salud oral, el tratamiento finalmente termina siendo asumido por la población desde su propio bolsillo, transformando la salud oral en un privilegio. Y las consecuencias para los hogares no son menores. Chile tiene el tercer gasto de bolsillo en salud más alto de la OCDE, que llega al 33%, mientras el promedio de la OCDE es cercano al 21%. De este gasto, un 16% corresponde a procedimientos odontológicos, lo cual se ha visto más incrementado como efecto de la pandemia debido a la disminución de atenciones en la red pública, que ha llevado a las personas a resolver sus problemas de salud en el sector privado.

Como lo indica su programa, el gobierno de Gabriel Boric trabajará por implementar de forma gradual y responsable un Sistema Universal de Salud, que reconozca la salud como un derecho y no un privilegio, lo que incluye la salud oral. Es en razón de este cambio de paradigma que en su plan de gobierno incluye la ampliación de la cobertura de atención en aspectos críticos del proceso de salud-enfermedad oral que mejoren la eficiencia y equidad del uso de recursos en el área.

El primer paso será la implementación de la Encuesta Nacional de Salud Oral, que entregue claves para orientar las decisiones en cuanto a cobertura de forma responsable y viable fiscalmente. Con esto como base, durante el gobierno se ampliará la cobertura del Programa “Sembrando Sonrisas” desde Kínder a 8° Básico, para enfrentar la carga de enfermedad en niños, niñas y adolescentes. En el caso las personas mayores, se buscará avanzar a mejorar la cobertura del GES de 60 años, generando una cobertura para atención desde los 65 a los 69 años, dándole mayor pertinencia en el cuidado de las personas al jubilarse. Además, se creará el Programa “Cosechando Sonrisas”, que de forma paulatina dará atención odontológica con enfoque comunitario a personas de 69 años o más.

Junto a esto, con la idea de mejorar el acceso y entregar a la salud oral la relevancia que corresponde para el cuidado de las personas, se integrará de forma gradual la salud oral a programas transversales ya existentes como el Cardiovascular, Chile Crece Contigo, EMPA, VIH/SIDA y Estrategia Nacional del Cáncer, dando acceso y cobertura priorizada a estos grupos. Ampliaremos la cobertura de especialidades odontológicas, avanzando en el cierre de brechas y se reforzará la gestión de horas, con una mirada territorial y enfocada en el uso inteligente del recurso humano para reducir las listas de espera.

Creemos en la idea de que sonreír no debe ser privilegio de unos pocos. Y en que saldar la deuda con la salud oral de nuestra población no es solamente mejorar la calidad de vida de los chilenos, sino que también es una forma de garantizar un futuro con menor carga de enfermedad, mejor calidad de vida, menor gasto y con una distribución equitativa según las necesidades de salud de la población. Como avance a un futuro sistema universal de salud y un sistema universal de cuidados que entregue a nuestro país la dignidad y la esperanza que merece.