Primera infancia, la gran postergada del movimiento educativo

Que vivan los estudiantes que rugen como los vientos, decía Violeta Parra, y es que quienes rondamos los 30 hemos sido protagonistas como pingüinos de la lucha secundaria en 2006, reclamando el fin a la LOCE, y en 2011, precursores de la pelea por la gratuidad de la educación y el fin de la educación de mercado. Denunciamos la herencia de la dictadura de Pinochet y gritamos a coro que caería su modelo educacional. Sin embargo, la primera infancia continúa sin voz, son los rezagados del movimiento educativo, las trabajadoras de la educación inicial las peor pagadas, y figura como derecho en muy pocas de las Constituciones del globo.

La Constitución de Pinochet nada dice de educación inicial. Muy por el contrario: resguarda el derecho preferente de los padres. Bajo la mirada neoliberal, se trata de un apartado contrario al reconocimiento de niños y niñas como sujetos de derecho. 

Muchas de las propuestas en materia de educación inicial presentadas a modo de iniciativa popular de norma proponen que la educación inicial se consagre como derecho, sin embargo, sabemos que el papel aguanta mucho y que hay que establecer con mayor claridad en el debate público qué es lo que se requiere, qué sistema de educación inicial necesitamos y cómo conquistarlo.

Es por eso que apoderadas y trabajadoras de la educación inicial de Fundación Integra y JUNJI conformaron la Asamblea por un Sistema Unificado de Educación Inicial, para cuestionar el sistema compartimentado en JUNJI, Fundación Integra y Jardines VTF, y conseguir reemplazarlo por un sistema único nacional con libertad curricular y financiamiento integral por parte del Estado, para responder a las necesidades educativas adecuadas al nivel de desarrollo de cada niño y niña y para conquistar la igualdad salarial a través del establecimiento de un tarifado nacional por oficio.

Es verdad que cada niño es diferente. Por eso la gestión educativa por parte de las comunidades es clave para resguardar la libertad curricular y la enseñanza personalizada. Atendiendo esta imperiosa necesidad por reconocer a la infancia en su diferencia, niños y niñas merecen una educación gratuita, oportuna y de calidad, sin excepción ni distinción de clase, sexo o nacionalidad.

Invitamos a quienes quieran dar esta pelea a conformar la Asamblea Permanente por un Sistema Unificado de Educación Inicial, y a apoyar la iniciativa popular de norma (54850) “Por un sistema público unificado de educación inicial”; a dirigentes sindicales de la fundación Integra y de JUNJI a apoyar y difundir la iniciativa y a organizar asambleas hacia marzo para levantar un amplio movimiento por un sistema unificado de educación inicial. También a las constituyentes de izquierda y a la Coordinadora 8 de Marzo.

Los mecanismos para la participación popular son sesgados, propios de una Convención que se erigió como un desvío de una enorme movilización que amenazó con cambiarlo todo. Las trabas burocráticas también están presentes en el mecanismo para la presentación de iniciativas populares de norma, con poco tiempo para la elaboración, difusión y concreción de aquellas que no están en el centro del debate, en el torbellino de la luz pública, y la infancia siempre ha sido postergada. Por eso urge un apoyo colectivo a la iniciativa presentada por un sistema unificado de educación inicial y, también, el fortalecimiento de la organización de base de las trabajadoras de la educación inicial junto con apoderados y comunidades, porque sabemos que sólo organizadas podremos conquistar nuestras demandas.