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Opinión

Con short rosado y sin corbata: los desafíos de una nueva transición

Por: Marcela Prado Traverso | Publicado: 02.02.2022
Con short rosado y sin corbata: los desafíos de una nueva transición | Agencia Uno
Si al gobierno del presidente Patricio Aylwin le tocó transitar desde una dictadura a una democracia tutelada, al gobierno del presidente Gabriel Boric le toca transitar hacia una democracia más madura, que se vive con pantalón corto y rosado para las mujeres que así lo quieran, sin corbata para los hombres que así lo quieran (entiéndase el alcance metafórico de esto) y con un trabajo serio, inteligente y orientado por el bien de la casa común.

La imagen del Presidente electo y su gabinete provoca más de una reflexión. La más inmediata es la paridad de género o el número inédito de mujeres que lo conforma. O la edad de muchos de ellos y ellas.

Pero también hay que darle una vuelta a la vestimenta de algunas de ellas -no dudo que fue comentario transversal ese día y los siguientes-, repensar la situación no quedándonos, naturalmente, en la opinión fosilizada y conservadora, de una esperada apariencia: la mujer con traje dos piezas o con falda hasta una altura adecuada, sin mucho escote, sin mucha pierna al descubierto; los hombres, con corbata, no necesariamente terno, pero con pantalón y camisa. Pues bien, en este gabinete nos encontramos con nuevas protagonistas que se vieron cómodas y sueltas con pantalón corto, falda sobre la rodilla o fresco escote. Esto ocurría en enero, en Santiago de Chile.

Me parece que entre los cambios culturales por los que atravesamos como sociedad está el de conciliarnos integralmente; vale decir, si no superar todavía, repensar la escisión cuerpo/mente, dualidad tan estructurante en nuestra formación educativa, me atrevería a decir que incluso en colegios laicos. Estos cambios han sido, en buena medida, esfuerzos y logros de décadas del movimiento feminista.

Las ecuaciones fáciles, pero profundamente arraigadas, de “mujeres light” o “fáciles” porque visten ropa que deja ver (no que exhiben o muestran) partes del cuerpo que han sido consideradas “impúdicas”, están interrogadas en la imagen aludida al comienzo.

Una mujer joven, inteligente, comunista, hermosa, que asume un liderazgo mayor, vestida con un traje dos piezas, de tenue rosado, de short, con el que, obviamente, se le ven las piernas, es un mensaje y una interesante señal para nuestra cultura, tanto para la lectura general que se hará de su imagen, como de la particular de grupos feministas que han “prohibido” el uso del rosa por ser uno de los primeros marcadores de la identidad social de género. Me abro camino con dificultad en esta reflexión porque soy parte de los lectores culturales de este nuevo escenario que nos mueve el piso, que intuimos y apoyamos como necesario pero que no deja de inquietarnos. Creo que es una reacción esperable en un escenario tan prometedor y, en consecuencia, potencialmente frustrante en el caso de no lograrse.

La nueva imagen es una metáfora de lo que se quiere en otros ámbitos del quehacer social. Las piernas y los pechos de las mujeres pueden ser vistas como los silencios o espacios prohibidos e inhibidos de la cultura, aquellos espacios tabú que la gente teme abrir o repensar.

Si al gobierno del presidente Patricio Aylwin le tocó transitar desde una dictadura a una democracia tutelada, al gobierno del presidente Gabriel Boric le toca transitar hacia una democracia más madura, que se vive con pantalón corto y rosado para las mujeres que así lo quieran, sin corbata para los hombres que así lo quieran (entiéndase el alcance metafórico de esto) y con un trabajo serio, inteligente y orientado por el bien de la casa común.

Marcela Prado Traverso
Doctora en Literatura. Ex académica de la Universidad de Playa Ancha (UPLA).