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Opinión

Violencia hacia los animales y violencia patriarcal

Por: Camila Ahumada | Publicado: 15.03.2022
Violencia hacia los animales y violencia patriarcal | Agencia Uno
Cuando pensamos en asimetrías de poder y dominación, contra las cuales hemos luchado desde el movimiento feminista por décadas, también podemos extrapolarlo a las relaciones con los animales, que han visto sus cuerpos cosificados y sometidos al placer de un otro sin consentimiento. ¿Qué resulta más patriarcal que disfrutar de torturar a un novillo en la medialuna, con un caballo entre las piernas, mientras tus congéneres te aplauden, para luego celebrar con un cordero al palo

El fulgor de los debates que ha suscitado la Convención ha sido tema de noticia semana a semana, desde la forma de justicia, los derechos sexuales y reproductivos, hasta la consideración de la naturaleza y los animales. Es frente a este último tema que el pasado miércoles 9 de marzo en el contexto de la actual discusión sobre la inclusión de los animales en la Constitución, con un debate en el pleno en curso, que grupos organizados pro-rodeo, carreras de galgos, peleas de gallo y otras “llamadas tradiciones”, convocaron a manifestarse frente a la Convención.

No es sorpresa decir que, en gran mayoría, estos grupos estaban conformados por hombres, quienes decían representar la cultura del campo chileno. Así, montados a caballos, entre cuecas y carteles, se presentaron fuera de la Convención Constitucional, encontrándose con una contramanifestación de grupos por los derechos animales. Fue entonces que, entre la violencia de los gritos de ambos grupos, unos por la liberación animal y otros por la explotación disfrazada de tradición, se escucharon consignas machistas de parte de los “huasos” gritándole a las activistas “anda a hacer el aseo”, “cachas fáciles”, “maracas culiás”, entre otras.

Tampoco sorprende que los manifestantes pro-animales en su mayoría fueran mujeres. Las mujeres representamos más del 70% del movimiento animalista en el mundo, dedicadas desde el rescate de animales de compañía hasta la investigación, estudio y promoción de la protección animal y de la alimentación a base de plantas. Pero ¿qué hay detrás de este fenómeno?

El consumo de carne y la explotación de los animales ha tenido siempre una relación con el patriarcado. Ya lo dijo Carol Adams en su libro La política sexual de la carne: “La construcción de género incluye instrucciones sobre cuáles son los alimentos adecuados. Ser un hombre en nuestra cultura está ligado a identidades que claman o bien repudian lo que los ‘verdaderos’ hombres hacen y no hacen. Los ‘verdaderos’ hombres no comen quiche. No sólo es una cuestión de privilegios, es una cuestión de simbolismo. La hombría está construida en nuestra cultura, en parte, por el acceso al consumo de carne y el control de otros cuerpos».

Cuando pensamos en asimetrías de poder y dominación, contra las cuales hemos luchado desde el movimiento feminista por décadas, también podemos extrapolarlo a las relaciones con los animales, que han visto sus cuerpos cosificados y sometidos al placer de un otro sin consentimiento. ¿Qué resulta más patriarcal que disfrutar de torturar a un novillo en la medialuna, con un caballo entre las piernas, mientras tus congéneres te aplauden, para luego celebrar con un cordero al palo? Sin dejar de lado que, por supuesto, preparar acompañamientos, poner la mesa, lavar la loza y básicamente todo lo que no corresponda a la parrilla estará a cargo de las mujeres, quienes también son históricamente las principales cuidadoras de niños y ancianos.

No quiero que se mal entienda: esto no es una crítica al campo chileno en general ni a las tradiciones que no son crueles con los animales. Cuando hablamos sobre temas tan contingentes en la actualidad como la crisis hídrica, la soberanía alimentaria, la agricultura familiar campesina, entre otras, debemos propender a cuidar y a proteger a quienes trabajan para alimentar a la población, pero sin olvidar, por supuesto, que el problema de género en el campo chileno, y las asimetrías de dominación, han traído históricamente violencia machista, precariedad laboral, y cómo no, sufrimiento animal.

Camila Ahumada
Egresada en Derecho, diplomada en Ética, Protección y Legislación Animal. Jefa de Incidencia de Fundación Vegetarianos Hoy.