Avisos Legales
Opinión

Lo que no salió en la foto: el algoritmo ¿del matrimonio igualitario?

Por: Leonora Beniscelli y Kyuttzza Gómez | Publicado: 29.03.2022
Lo que no salió en la foto: el algoritmo ¿del matrimonio igualitario? |
A pesar de los tres meses transcurridos desde la promulgación de la ley, persisten discriminaciones o vulneraciones de derechos durante su puesta en ejecución. En el Registro Civil de Providencia –ese mismo que sirviera de fondo a la foto–, tuvimos que acoger con calma la reacción inapropiada de la funcionaria, que se negaba a escribir cuatro actas “a mano”.

Efervescente la celebración y esperanzadora la foto de portada que ostentó la noticia. Sin embargo, como si el reconocimiento tardío del derecho no hubiese sido ya suficiente, la insensibilidad, la incomprensión, la irresponsabilidad, y todas a la vez, nos dejan a merced de otro algoritmo que consideramos racista, pues nos trata y continúa posicionándonos como minorías desechables. Y a todo ello, algunes le hicimos frente en uno de los días más sublimes de nuestras vidas. Mientras tanto, voceros de una de las organizaciones chilenas que defienden los derechos de las comunidades LGBTIQ+ justifican con la pandemia del Covid-19 el atolladero en los trámites a cargo del Registro Civil y la casi nula disponibilidad de horas para matrimonio igualitario. En este gesto pasan por alto las distintas vulneraciones de derechos que han sido denunciadas en las redes sociales.

Ante justificaciones traídas por los pelos, no pueden más que sucederse tristes interrogaciones. ¿Qué tiene que ver la pandemia con la decisión de hacer correr por un carril paralelo los datos, los agendamientos, las manifestaciones de voluntad y las inscripciones de les cónyuges “del mismo sexo”? ¿Qué tendrá que ver la pandemia con que a las personas migrantes –incluso aquellas con residencia definitiva en el país– el algoritmo no les reconozca su lugar de nacimiento, cuando esta información la tiene el mismo Registro Civil? ¿Qué tendrá que ver con la pandemia cualquier olvido específico de algún/a programador/a contratado/a por la institución a cargo de la implementación de una Ley tan esperada y defendida por décadas? ¿Qué tendrá que ver con la pandemia el desconocimiento de las/os funcionarias/os de los registros civiles respecto de las consideraciones de la Ley? Y ¿qué tendrá que ver la pandemia con que organizaciones como Movilh e Iguales maticen la desprolijidad de su puesta en marcha focalizándose únicamente en si están pudiendo tomarse horas y reconocer a les hijes? (sin desconocer la suma relevancia de esto último).

A pesar de los tres meses transcurridos desde la promulgación de la ley, persisten discriminaciones o vulneraciones de derechos durante su puesta en ejecución. Como se ha mencionado, las actas de les cónyuges migrantes requieren de ser completadas “a mano” en varias de sus partes. En el Registro Civil de Providencia –ese mismo que sirviera de fondo a la foto de marras–, nosotras tuvimos que acoger con calma la reacción inapropiada de la funcionaria; quien se negaba a escribir cuatro actas “a mano”. En un día de inmensa alegría, nos expusimos a esa suerte de política del “estado de ánimo”, ¿o acaso de disposición según la afinidad personal de las/os funcionarias/os con nuestros derechos como personas no cis-heterosexuales?

Además, quedó en evidencia lo desinformadas/os que están respecto de los regímenes de bienes que permite la Ley de Matrimonio Igualitario. Regímenes que, por cierto, excluyen a la “sociedad conyugal” pues aún no se modifica aquella prerrogativa heterocispatriarcal que determina a priori que uno –“el hombre”– es el encargado de administrar los bienes comunes. ¡Cuánta ardua resistencia queda por delante!

Otra papa caliente que le cae al gobierno entrante. Ojalá acuda a educar a las/os funcionarias/os de las sedes del Registro Civil a lo largo de Chile, despliegue los cuidados, las disculpas y subsane las faltas, vulneraciones y zonas “grises” en el algoritmo que, por razones desconocidas, se decidió implementar en paralelo al que ya existe para el matrimonio tradicional –aún hegemónico en cuanto a las protecciones de les cónyuges respecto del Estado. ¿Era tan difícil modificar el mismo código fuente que se usa en el matrimonio tradicional? ¿No pudieron ampliarse las posibilidades de pares de valores a tomar por la variable relativa a “sexo”, sin que éstos entrasen en contradicción cuando fuesen iguales? ¿Resultaba tan engorroso que las Actas de Inscripción imprimieran nombres de personas sin reparar en sus azarosos “sexos”?

Luego de dar la pelea, y ya en el momento de la ceremonia del matrimonio civil, firmamos actas “en blanco” confiando en lo que nos prometieron: serían llenadas “oficialmente” a posteriori. Aún no podemos descargar nuestro Certificado de Matrimonio con Inscripciones. Tampoco se nos ha permitido ver cómo quedó finalmente nuestra Acta. Ya consta nuestro reclamo en el Registro Civil de la comuna de Providencia. Que haya otros. Que visibilizar las vulneraciones siga siendo, como históricamente ha sido, un camino para exigir al Estado los resguardos a la dignidad de todas las personas preteridas como minorías, para que no sea una quimera esta felicidad que deseamos y que nos merecemos.

Leonora Beniscelli y Kyuttzza Gómez
Pareja cuir/intercultural, casadas en Chile bajo la nueva Ley de Matrimonio Igualitario.