La impostura de Frei

La carta de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, por ser pública, es una exhortación de proselitismo político a favor del voto de Rechazo y en contra de lo resuelto por la Democracia Cristiana y por sus órganos legítimos, democráticos y representativos de decisión.

Eduardo Frei pudo haber expresado su opinión en la Junta Nacional del pasado 6 de julio, pero prefirió callar sus razones, como cuando comunicó a la Convención Constitucional que no asistiría a la ceremonia de entrega del texto. Entonces pudo haber sido explícito con el país, sin embargo no lo fue.

Ahora pudo haber sido deferente y considerado con la Democracia Cristiana, el partido que lo convirtió en Presidente de la República, el más alto honor al que puede aspirar un ciudadano, pero no lo fue. Optó por una impostura política e ideológica.

Las razones que ofrece Eduardo Frei para llamar a votar por el Rechazo, algunas de las cuales están contenidas en la carta de los ex presidentes de la DC, fueron analizadas y aquilatadas por la máxima instancia de decisión de la colectividad, donde tuvo lugar el debate del pasado miércoles.

Ahí se examinó y se desechó su crítica a los desequilibrios del sistema político propuesto, al debilitamiento de la autoridad presidencial. Su reproche al poder judicial y a la nueva administración de justicia ―desautorizado hace pocas horas por el ex presidente de la Corte Suprema, Milton Juica―, su confusa idea de las autonomías y competencias relativas de los poderes locales, de las municipalidades, las gobernaciones y los gobiernos regionales, en un argumento que oculta su reticencia a la descentralización y desconcentración del Estado.

En la Junta se revisó también su censura al reconocimiento de los pueblos originarios en lo que conocemos como la garantía que en el nuevo texto brinda el Estado constitucional, democrático, social y plurinacional de derecho a las etnias, culturas y naciones coexistentes en Chile.

También en su Junta Nacional, la Democracia Cristiana reafirmó los objetivos del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución de noviembre de 2019 y, por eso, votó a favor de Aprobar el nuevo texto constitucional como la coronación de aquel compromiso, del proceso constituyente que inició, de la soberana expresión de la soberanía popular en el Plebiscito del 25 de octubre de 2020, en la elección de los convencionales, y en el próximo plebiscito del 4 de septiembre.

Eduardo Frei -y quienes difunden sus palabras- debería guardar silencio y reservar a su libertad de conciencia, que es su fuero interno y el secreto de su voto, la decisión de rechazar, y abstenerse de dañar el vínculo moral y jurídico que contrajo con la Democracia Cristiana al firmar como militante de la colectividad.

Es la dignidad que le exige la investidura del cargo que ocupó gracias a la historia, la memoria y las víctimas de este partido.