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Opinión

5 razones para votar #Apruebo

Por: Flavia Torrealba | Publicado: 13.07.2022
5 razones para votar #Apruebo | Snke
Tenemos que comunicar de forma efectiva los enormes beneficios para el país que se producirían de materializarse el nuevo orden. En esta trayectoria nos encontraremos con el viejo «argumentario» de las élites que se compone de insultos y mentiras, pero las y los regionalistas conocemos la historia del centro desde los márgenes, desde sus regiones, y sabemos que no es casual.

El 4 de septiembre de 2022 las chilenas y chilenos conectarán con las urnas para decidir aprobar o rechazar la propuesta de nueva constitución que ha -de forma inéditamente participativa y sobre la base un alto consenso, empujado mediante un quórum de ⅔ aplicado sobre cada una de las decisiones que llegaron al borrador- desarrollado la Convención Constitucional. El proceso en qué se forjó la convicción de la necesidad de un nuevo orden constitucional, es al igual que en otros países de nuestro continente, resultado de la movilización ciudadana. Lo anterior, no es menor, la fuerza de innovación del constitucionalismo viene desde hace décadas, teniendo sede extrajurídica, y fortaleciendo el ideario del poder constituyente originario desde acciones propias de lo que algunos autores del área han denominado nuevo constitucionalismo latinoamericano, por lo mismo se dice que éste nuevo “constitucionalismo popular”, es un constitucionalismo sin padres.

Esa constatación aporta en explicar el porqué de la reacción de las élites tanto frente a la Convención Constitucional como al “producto” de ella. Una parte del argumentario de los partidarios del Rechazo es derechamente la mentira y la falsificación del alcance y materialización de las normas: todo vale para quienes quieren cerrar la ventana de oportunidad que construyó colectivamente el pueblo de Chile.

Podemos afirmar que la propuesta de nueva Constitución, y el “campo de poder” que consagra, cuestiona el monopolio del manejo del Estado por las élites que durante mucho tiempo usaron y abusaron de él; la nueva Constitución rearticula la relación Estado/Mercado/Ciudadanía otorgando un enorme rol a ésta última. Por lo mismo, para una parte de quienes hoy bloquean el futuro resultó “antihigiénico” que cuerpos históricamente marginados hayan tomado la palabra y participado en la definición y diseño del nuevo Pacto Social. La propuesta constitucional, según múltiples expertos, está dentro de la imaginación jurídica de la mayoría de los países desarrollados; también dentro del estándar de las propuestas de organismos internacionales. Sin embargo, la ceguera de algunos no permite ver esas verdades.

La nueva Constitución presenta avances en distintas materias, todas importantes. El foco en términos generales, creo, está puesto en la revinculación de la soberanía y el ejercicio del gobierno. En esta columna pondré foco en 5 aspectos que considero relevantes y que materializan esa aspiración del constituyente. En tiempos donde la mentira se ha vuelto un instrumento de la política, y con el objetivo de la veracidad de la información que entregaré, identificaré todos los artículos que respaldan mis aproximaciones.

  1. Más derechos para vivir con dignidad. Casi un tercio de la nueva Constitución detalla los derechos sociales que beneficiarán a todas las chilenas y chilenos. El proceso constituyente en nuestro país se inicia como resultado de las movilizaciones ciudadanas de octubre de 2019 que demandaban en lo esencial garantías sociales para vivir mejor, para vivir con dignidad. La propuesta presentada responde de forma favorable a esas demandas. El nuevo texto constitucional reconoce el derecho a la educación pública, gratuita y de calidad, el derecho a la salud, el derecho a la vivienda, el derecho a pensiones suficientes, el derecho al trabajo decente, el derecho al agua, el derecho al cuidado, el derecho a la participación democrática, el reconocimiento al trabajo doméstico, el derecho a una alimentación adecuada, el derecho al deporte, el derecho a un medioambiente libre de contaminación, el derecho a la igualdad y a la no discriminación, entre otras. Ese conjunto de derechos serán la base de nuestro nuevo Pacto Social, lo que sin duda reportará mejoras en la calidad de vida de todas y todos, y ayudará a poner término al hecho de qué, el lugar dónde pueden llegar las personas está determinado por el lugar en el cual nacen. Para asegurar el efectivo cumplimiento de esas disposiciones se creará la Defensoría del Pueblo en todas las regiones del país. (Artículos de referencia: el 1 y del 35 al 113; del 123 al 126).
  2. Un país verde y de futuro. La nueva Constitución se hace cargo de la necesidad de proteger nuestra naturaleza para las nuevas generaciones. Otorga derechos a la naturaleza y nos convierte en el primer Estado Ecológico del mundo. Transformarnos en un Estado Ecológico es una definición no menor: se traducirá en los años que vendrán en una enorme transición verde y ecológica del modelo productivo en nuestro país, incentivando la innovación, el desarrollo y la investigación, mejorando la calidad de los empleos y las remuneraciones, instalando a Chile en la vanguardia de países que toman medidas respecto a la crisis climática que afecta al mundo y que requiere respuestas con urgencia, una de ellas es la recuperación del agua para todas y todos. El texto de nueva Constitución también reconoce derechos a los animales. (Artículos de referencia: del 127 al 144; y del 148 al 150).
  3. Más igualdad, más libertad. La nueva Constitución nos propone ser una república solidaria y organizarnos mediante una democracia paritaria. El avance en los derechos de las mujeres es nodal, asegurará que nunca más se vuelvan a tomar decisiones que nos afecten sin que exista participación directa nuestra. Reconoce el hecho de que somos el 50% de la población y nos integra, en conformidad con ello, tanto en las instituciones de representación política como en otras instancias de la administración pública y semipública. La nueva Constitución tiene especial preocupación por los grupos que histórica y estructuralmente han sufrido la desigualdad, la discriminación y se encuentran, en consecuencia, en situaciones de mayor vulnerabilidad -además de las mujeres- y reconoce a las personas mayores, a las personas neurodiversas, a las diversidades y disidencias sexuales, a las niñas, niños y adolescentes y a los pueblos originarios tejiendo una red de dispositivos e instituciones que acompañen esas trayectorias vitales y estimulen la convivencia cívica en función de construir la anhelada paz social. (Artículos de referencia: del 3 al 34).
  4. Un país descentralizado, un país de todas y todos. Como colectivo regionalista, consideramos clave este avance. La nueva Constitución propone un Estado Regional. Hoy, lamentablemente, “nuestro país es un avión con 16 motores de los cuales sólo usamos 1”. No existen países del denominado “mundo desarrollado” que no estén efectivamente descentralizados y regionalizados. El Estado Regional es una salida intermedia en relación al Estado centralizado en el cual hoy nos encontramos y a la organización federal. El Estado Regional acercará las decisiones a las escalas subnacionales, es decir, a las “bases”, buscando hacer más efectiva la participación democrática. También, posibilitará la generación de estrategias regionales de desarrollo con competencias y facultades administrativas más amplias de las hoy existentes, y permitirá la existencia de Gobiernos Regionales y Gobiernos Locales, más allá de la condición de administraciones “locales” de un poder centralizado. Se abre un camino que, gradualmente, va a impactar de forma positiva en revertir la desigualdad territorial que produce situaciones de injusticia intolerables, tales como la inexistencia de hospitales públicos en localidades distantes (con el impacto en muertes prematuras que eso produce, por ejemplo), la inexistencia de caminos para el acceso a las escuelas u otras infraestructuras de relevancia vital y la inexistencia de médicos especialistas, por nombrar otras. (Artículos de referencia: del 187 al 250; y del 383 al 385).
  5. Democracia para participar y decidir. Por último, y como lo señalé al comienzo, parte de las demandas ciudadanas dicen razón con la falta de vinculación existente entre la soberanía (la voluntad popular, de la gente) y el ejercicio del gobierno (las “decisiones de la autoridad”, en todas las escalas: nacionales, regionales y comunales). El texto propone una solucionática que combina diferentes modos de ejercer la democracia; todas tienen por objeto robustecer el “hecho democrático” en su dimensión sustantiva, reconociendo la dimensión representativa (elegir representantes), participativa (votar por determinadas decisiones) y comunitaria (incidir desde nuestros barrios sobre gestiones que pudieran afectarnos) de ella. El texto habilita la realización de plebiscitos para resolver controversias sociales importantes y también para reformar el texto constitucional; es decir, la última palabra en la nueva Constitución la tendrá la gente. Además de instancias ciudadanas permanentes (Asamblea Regional de Vecinas y Vecinos y Asambleas Comunales de Vecinas y Vecinos) que tendrán por misión fiscalizar las acciones de la autoridad y participar del ciclo de diseño de las políticas públicas. Sin duda, la nueva Constitución tiene por objetivo redistribuir el poder en nuestro país. En rigor, la experiencia comparada demuestra que problemas como la pobreza y la desigualdad sólo pueden resolverse mediante la redistribución del poder. El texto otorga la posibilidad de iniciativas populares de ley y de iniciativas populares de derogación de ley. (Artículos de referencia: del 151 al 159; del 165 al 186).

Tenemos casi dos meses para comunicar de forma efectiva los enormes beneficios para el país que se producirían de materializarse el nuevo orden. En esta trayectoria nos encontraremos con el viejo argumentario de las élites que básicamente se compone de insultos y mentiras, pero las y los regionalistas conocemos la historia del centro desde los márgenes, desde sus regiones, y sabemos que no es casual. Hoy ellos encarnan mejor que nadie ese histórico odio de “los de arriba” respecto a que la gente que viene “de abajo” pueda disputar la conducción del Estado. Por su parte, seguirán diciendo mentiras tales como la desaparición de los emblemas nacionales o el supuesto veto de los pueblos indígenas, inexistente a lo largo del texto. Desde acá, con alegría y entusiasmo, seguiremos adelante comprendiendo cada manipulación como un intento desesperado por bloquear la posibilidad del cambio en nuestro país.

Depende de nosotras y nosotros avanzar hacia un futuro que, como señalaba nuestro Premio Nacional de Literatura Elicura Chihuailaf, abra las puertas a un Chile que asuma su hermosa morenidad con todo lo que ella implica. El 4 de septiembre estamos convocados y convocadas a hacer historia votando Apruebo.

Flavia Torrealba
Presidenta de la Federación Regionalista Verde Social (FRVS).