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Opinión

¿Resistir o abdicar?

Por: Cristián Zúñiga | Publicado: 29.07.2022
¿Resistir o abdicar? |
El ejemplo de lo que ocurrió con la descarada mentira emitida por Mario Waissbluth, de Amarillos por Chile, al decir que una empresa británica había decidido no invertir 60 mil millones de dólares en Chile por la incertidumbre constitucional, es un botón de muestra de esta nueva Inquisición de mentiras que no perdona a los disidentes de la actual Constitución de Pinochet, y los convierte en herejes a llevar a las hogueras digitales. 

La campaña para extirpar la Constitución de la dictadura ha sido desigual. Quienes durante 40 años han querido cambiarla se han encontrado enfrente al viejo monstruo de siempre, el pirata de mil caras, pero finalmente siempre el mismo en su potencia, alcance e influencia: el mercado desbocado, ese mismo que toda Constitución debiera intentar limitar para impedir sus excesos y abusos contra el colectivo. Una de las razones por la que existen constituciones es justamente por la experiencia traumática que los ciudadanos han tenido cuando el Estado es capturado por unos pocos que, a punta de sangre y fuego, se hacen de sus páginas.

¿Cómo competir con la inmensa caja pagadora de empresarios sobreideologizados, que suele convertirse en botín apetecido por las maquinarias partidistas de la derecha? Bajo el rótulo de “Amarillos por Chile” parece esconderse una acción masiva de propaganda electoral en favor del Rechazo. Escuché a alguien llamarles “amarillos millonarios”. Los millones de pesos de aporte a la campaña del Rechazo repartidos a lo largo del país y camuflados, en un acto de simbolismo, por parte del movimiento de Amarillos por Chile, ¿fueron divididos en 49 organizaciones de la sociedad civil para, de esa forma, poder gastar hasta $ 7.400 millones en campaña o para generar una fuerte sensación de que no es la derecha política la que está detrás de esta cruzada?

Esto no parece una entrega de millones para una campaña cualquiera, sino un desesperado intento pensado por experimentados políticos y empresarios para instalar una idea: hacer olvidar a los chilenos que la actual Constitución (por más recauchajes que le hiciera Lagos) fue escrita a sangre y fuego. Suena terrible. ¿Pero alguien cree que la mayoría de los chilenos no considerará esto a la hora de votar? Y si no lo consideraran, ¿contarán los ciudadanos con las herramientas de análisis y los conocimientos para descubrir la campaña sucia desplegada de noticias falsas y calumnias en contra del proceso constituyente?          

Si pensamos en lo paupérrima de nuestra formación cívica y conocimiento histórico, y los bajos niveles de comprensión lectora, dada la desigual educación básica y media otorgada por el Estado subsidiario actual, es muy probable que, para los financistas del Rechazo, sea fácil confundir y engañar a la comunidad menos informada. Es cosa de ver cómo se están viralizando calumnias en Instagram, Tiktok, Facebook, Youtube y Twitter.

El empresariado a favor de la Constitución de la dictadura tiene muchas maneras de intervenir en el proceso electoral, algunas muy difíciles de igualar por el Apruebo (como la audaz estrategia de inscribir en el Servel a 49 organizaciones civiles para recibir más plata en campaña). Ahora empiezo a entender a algunos amigos liberales pluralistas con los que en el pasado tuve apasionadas discusiones sobre su obsesión por ponerle límites al mercado en el marco de la vida en colectivo.

¿Cuantos millones de los ahorros de los chilenos en las AFP o de cotizaciones en las isapres se movilizarán para difundir propaganda del Rechazo? Estarán dentro de la ley, claro, aun cuando desde el subterfugio de los “amarillos”, pero ¿no es un poco ingenuo pensar que lo harán por convicciones de amor a la patria? Agréguesele a eso la cultura de la difamación que los adherentes del Rechazo, con acceso al poder económico, ha instalado en la opinión pública.

El ejemplo de lo que ocurrió con la descarada mentira emitida por Mario Waissbluth, miembro ilustre de Amarillos por Chile, al decir que una empresa británica había decidido no invertir 60 mil millones de dólares en Chile por la incertidumbre constitucional, es un botón de muestra de esta nueva Inquisición de mentiras que no perdona a los disidentes de la actual Constitución de Pinochet, y los convierte en herejes a llevar a las hogueras digitales (las reales dejaron más de 3.000 asesinados y desaparecidos).   

Es de esperar que los medios de comunicación de masas y el Servel jueguen su rol a fondo y rápido, o el descrédito de nuestras instituciones crecerá. ¿Pero de verdad servirá si los resultados de las investigaciones respecto a noticias falsas y financiamiento tramposo de campaña se conocerán después del plebiscito? ¿No hay nada que hacer entonces ante ese Rechazo poderoso?

Por supuesto que sí: resistir. Resistir al intervencionismo del anacrónico latifundismo local, resistir al miedo, al chantaje y la mentira instaladas por las fake news. Quienes lucharon contra la dictadura de Pinochet, algo saben de resistir. No habrá que olvidarlo para no desmoralizarse en las semanas que vienen si el despliegue del viejo empresariado mercantilista (el mercado transnacional parece estar indiferente respecto al actual proceso constituyente) por el Rechazo se vuelve imparable.

Vuelvo aquí a colocar mi cita favorita de Rilke: “Uno tiene que hacer algo contra el miedo cuando toma posesión de uno”.

Cristián Zúñiga
Profesor de Estado. Vive en Valparaíso.