Avisos Legales
Opinión

La maestra de las marionetas se acerca 

Por: Francisco «Papas Fritas» | Publicado: 20.08.2022
La maestra de las marionetas se acerca  |
El capítulo final de la cuarta temporada de «Stranger Things», como si fuera un presagio del avance del neofascismo, es musicalizado por la emblemática banda Metallica, que creó una de sus piezas más recordadas: “Master of puppet”. En la serie de Netflix fue usada una secuencia completa de esta canción como un arma para atraer a los seres alados que defienden al máximo líder del fascismo de aquella dimensión. La letra puede tener una lectura estética del verdadero rostro del neofascismo.

En Stranger Things, Once es una niña que ha sido torturada mediante diversos experimentos para un programa militar del gobierno de Estados Unidos, ya que ella -junto a otros niños- tiene capacidades mentales extraordinarias. El programa entrena las habilidades de estos niños para que se transformen en armas contra los rusos durante la Guerra Fría.

Ante una situación extrema, Once se enfrenta con Uno, quien ya es adulto. La ira ha potenciado los poderes de Uno, llevándolo por el camino del ego y la venganza. En esta épica batalla, Once -que busca recuerdos de ira para poder enfrentarse a la inmensurable fuerza de Uno- expande tanto su fuerza que abre un portal a una dimensión paralela; una dimensión que es una réplica del pueblo de Hawkins, donde está oculto el edificio donde se desarrollan los experimentos. Pero en esta dimensión oscura e infernal, no crece nada más que el odio. Ese espacio hoy podría existir no como ficción sino tan real como un pasado barbárico. Un portal que podría abrirse, al igual que en la serie de Netflix, una y otra vez, aun cuando pensábamos que estaba cerrado.

La dimisión del Presidente de Italia, Mario Draghi, abre el espacio para que Georgia Meloni se haga del poder democráticamente. Meloni, líder de los hermanos de Italia, anti Unión Europea, homofóbica, crítica de lo que ella llama “doctrina de género”, islamofóbica y creyente de “el gran reemplazo”, una teoría conspiracional sobre el genocidio blanco y de cómo la migración reemplazará lo que con eufemismo llaman “raza aria en vías de extinción”.

Esta teoría de conspiración se ha vuelto popular en las derechas europeas y de Estados Unidos, y con esa base conspiracional la ultraderecha pretende construir un Estado paralelo, o como en Stranger Things, una “dimensión paralela” de gente “buena”, “correcta” y “calificada” para aislarse de la realidad donde los migrantes, homosexuales, comunistas, y pobres exterminan la naturaleza y todo lo natural de este mundo.

Este neofascismo que crece desde la ira de los dolores o frustraciones propias, como el de Uno o el de Once, está a punto de abrir el portal fascista en Italia. Portal que fue abierto en 1914 cuando se lanzó el primer número de Il popolo d’ Italia, pasquín fundado por Benito Mussolini, que fue sembrando el germen fascista en este país. Aunque pensamos que el portal estaba cerrado, hoy por medio de Giorgia Meloni puede abrirse. Pero, a diferencia de Once, que rectifica esa pulsión de ira al combatir al villano Uno, Meloni es semejante a Uno, que se construye desde la ira para cumplir su propósito de venganza contra “la humanidad que ha pervertido la naturaleza”.

¿Por qué Meloni podría ser quien abra este portal? Por un lado, porque Meloni y sus lameculos son abiertamente seguidores del Duce. Si bien este neofascismo no es singular de Italia, su significancia histórica puede generar aún más efervescencia en un mundo que se ultraderechiza en medio de rusos nacionalistas con un romanticismo por el imperio, conservadores religiosos similares al reaccionario fascismo de húngaros, populistas nacionalistas y conservadores como los bielorrusos, entre otros. En paralelo, están los que dicen estar del otro lado y aparecen apoyando a Ucrania, dirigida por un gobierno de ultraderecha que se ha construido por fuerzas neonazis al igual que los gobiernos de Austria y Polonia. Así, ese nacionalismo llega desde Brasil a Estados Unidos y desde India a Francia.

El infierno se aproxima y aún no sabemos qué pasará en Hawkins; si es que Uno logrará borrar a la humanidad, culpable de tantas catástrofes socionaturales y del sufrimiento de tantas otras especies. Para él, el humano es el culpable de propagar la miseria y, tal como los discursos de los neofascistas, son las castas inferiores migrantes las culpables de todo: las culpables del cambio climático y del exterminio de las demás especies.

El neofascismo se levanta como la solución para frenar estas situaciones y promete ser quien reconstruya un nuevo mundo mejor, sin personas inferiores que dañan el gran hábitat. Al igual que en la serie -y al igual que en los medios de comunicación de masas- se señala que son los consumidores los culpables del colapso. Y así es como los esclavos deberán pagar por las consecuencias generadas por la codicia de la clase opresora, que ha explotado los recursos para mantener la máquina del capitalismo global aceitada, exterminando la vida y la naturaleza de esta.

El gran problema de las teorías de conspiración fascistas es que los hechos demuestran que la clase opresora ha sido la constructora de la devastación. Quienes dirigen la “construcción de la muerte” (…) “retrocediendo tus sueños y aplastando tu mente” son los responsables de los resultados aniquiladores que propaga su modelo, pero incluso así siguen y seguirán culpando al explotado y los segregados de su modelo.

La conciencia de clase es hoy una defensa para no arrastrarse y obedecer a quienes se promuevan como líderes de una nueva solución y a quienes durante gran parte de la historia humana han sido los que han gobernado desde distintas perspectivas autoritarias y falsas democracias, a todas las y los oprimidos.

El capítulo final de la cuarta temporada de Stranger Things, como si fuera un presagio del avance del neofascismo, es musicalizado por la emblemática banda Metallica, que en 1986 creó una de sus piezas más recordadas: “Master of puppet”. En la serie de Netflix fue usada una secuencia completa de esta canción como un arma para atraer a los seres alados que defienden al máximo líder del fascismo de aquella dimensión. La letra -que tiene un ideario satanista propio de los misticismos fascistas- puede tener una lectura estética del verdadero rostro del neofascismo.

Si la acompañamos con los horrores documentados que cometieron las hordas nazis y fascistas previo a  la  Segunda Guerra Mundial, o a las demostraciones de poder de las ultra derechas -como aquella multitudinaria marcha en 1925 donde 50 mil miembros del segundo momento del Ku Klux Klan desfilaron con un orden castrense por Washington DC. para amedentrar con su anti catolicismo, anti darwinismo, anti comunismo, anti judíos, anti negros, entre  otros  muchos antis, a quienes ellos reconocen como inhumanos, antinaturales o inferiores- se recrea  la esencia de esta  prosa metalera.

Fin del juego apasionado cayendo a pedazos

soy tu fuente de destrucción.

Venas que bombean con miedo.

Chupando la claridad más oscura

dirigiendo la construcción de tu muerte

saboréame y verás

qué más necesitas

como estoy matando.

Ven arrastrándote más rápido,

obedece a tu Maestro.

Tu vida arde más rápido,

obedece a tu Maestro, Maestro.

Maestro de las marionetas, estoy tirando de tus cuerdas,

retorciendo tu mente y aplastando tus sueños.

Cegado por mí, no puedes ver una sola cosa.

Sólo di mi nombre, porque te escucharé gritar.

Maestro, Maestro.

Maestro, Maestro,

¿dónde están los sueños que he estado persiguiendo?

Maestro, Maestro, sólo prometiste mentiras.

Carcajadas, carcajadas,

todo lo que veo y oigo son carcajadas.

Carcajadas, carcajadas,

riéndose de mi llanto.

El infierno vale la pena,

hábitat natural, sólo un poema sin razón alguna.

Laberinto sin fin,

naufraga en sesión numerada,

ahora tu vida está fuera de temporada.

Francisco «Papas Fritas»
Artista.