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Opinión

El insomnio azul

Por: Martín Cinzano | Publicado: 29.08.2022
El insomnio azul |
La situación actual de la U es reflejo de su expropiación patrimonial. Basta con ver el directorio de la empresa en cuyas manos está el club, si éste aún existe, para observar sonrientes rostros de ingenieros comerciales y abogados, la mayoría flamantes egresados de la Pontificia: nuevos Chicago Boys que deben creer que Rubén Marcos es el nombre de un torero, o algo así.

En el poema “Nunca más”, del locutor argentino Walter Saavedra, se lee: Cómo vas a saber lo que es el insomnio / si nunca te fuiste al descenso.

Ese par de líneas durante un tiempo pudo servirnos a los y las sufrientes hinchas de la U para consolarnos y de paso protegernos del exitismo colocolino. Una suerte de identidad del fracaso, o de los fracasados (para ser fieles al vocabulario del hincha rival), lograba conferir cierta torcida dignidad moral a la derrota. Los mayores, esos que habían visto jugar a la U de los 60, observaban con un poco de espanto este masoquismo, olvidando tal vez que cada hincha tiene su época y cada época tiene su hincha. Por eso me imagino lo terriblemente mal que lo deben estar pasando quienes se acostumbraron a ver a la U peleando arriba y ganando campeonatos a comienzos de este siglo, incluyendo a esos jugadores de las inferiores a los cuales hoy les toca debutar en medio de una situación, por decir lo menos, peliaguda.

Sin embargo, la situación actual del equipo abarca otra dimensión, debido principalmente a la expropiación patrimonial de la que es objeto. Basta con darse una vuelta por la página del directorio de la empresa en cuyas manos está el club, si éste aún existe, para observar sonrientes rostros de ingenieros comerciales y abogados, la mayoría flamantes egresados de la Pontificia: especie de nuevos Chicago Boys que deben creer que Rubén Marcos es el nombre de un torero, o algo así.

Administrar, gestionar el patrimonio, es a lo que se dedica esta gente, dicen. Claramente la acepción de patrimonio que se gestiona apunta a los bienes tangibles, en metálico y no, por supuesto, a ese patrimonio intangible (la historia) que es a fin de cuentas lo único que tiene la afición, especialmente si es de la U. (Por cierto: hace poco un jugador recién incorporado al plantel se sorprendía de la ausencia de un estadio; a estas alturas lo único que nos sorprende a los y las hinchas azules —a quienes no tener estadio siempre nos ha importado un comino— es que ese jugador se acalambrara apenas debutó).

El problema es que al gestionar lo poco de patrimonio tangible (y destruirlo) inevitablemente se lesiona la vasta zona del intangible. La Universidad de Chile bien lo supo, bien lo sabe: al “depurarla” y, en suma, divorciarla de la sociedad a la cual se debía, la dictadura le confiscó no sólo una cantidad importante de su patrimonio crítico e intelectual, sino también gran parte de su legitimidad popular. Ahora bien: cuando fue intervenido y separado de la casa de estudios, el equipo de fútbol corrió su propia suerte y de alguna manera acabó fundando su propia historia (basada en el insomnio, el desarraigo, la redención, la violencia, el protagonismo de la barra, etc.), a tal punto que hoy la Universidad ocupa una muy mínima o casi anecdótica parte de su imaginario, aunque esto duela admitirlo.

¿Tendrá realmente intenciones de recuperarlo? Es necesario preguntárselo, pues, más allá de las declaraciones un poco demagógicas emanadas de rectoría, no se aprecia un auténtico interés para, primero, encontrar, y segundo, desalojar de una patada a estos gestores patrimoniales.

Entonces, por mientras, a no dormir. Por suerte ya bastante bien sabemos desde el 15 de enero de 1989 lo que es insomnio. De lo que no sabemos, ni queremos saber, es del vacío.

Martín Cinzano
Poeta chileno. Coedita la revista cartonera PUF! Vive en Cuernavaca, México.