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Opinión

El senador, el deseo y la ciudad

Por: Roberta Requena | Publicado: 15.11.2022
El senador, el deseo y la ciudad | Agencia Uno
Se arguyó que estaba separado hace un año, que con cuerpa y auto podía hacer lo que quisiera, etcétera, etcétera, llenando de fuego, llamas y morbo algo que sólo daba para una multa de tránsito.

Una mujer muy guapa filtra un video casualmente filmado por ella, donde se aprecia una coqueta cercanía con otro guapo que, mientras maneja de noche en el auto en que van ambos, mira el celular. Él, al darse cuenta, con la misma afinidad, presuroso le baja el celular para cortar la grabación. La «red flag» es evidente. No se puede manejar y mirar el celular. Es multa segura. Si te pillan, claro, como en todo.

Dice el dicho: “Si no quieres que se sepa, no lo hagas”. Y se podría acompañar de: “¿Para qué me invitas si sabes cómo me pongo?”. Clarísimo. El asunto es que todo parece indicar que el acompañante de esta señorita es el senador Felipe Kast; el mismo que con afición y dominio de cámaras, como vimos cuando fue precandidato presidencial y hasta hace unos tres días, no paraba en sus cuentas de difundir mensajes, peticiones, videos, contenidos y noticias, la mayoría desmentidos después por redes y medios.

Fue inmediata y vehementemente «defendido» de las suspicacias que despertó el video por lo más granado de su coalición, compuesta generalmente de políticos, liberales, pacatos, conservadores, ultras y metiches varios. Se arguyó que estaba separado hace un año, que con cuerpa y auto podía hacer lo que quisiera, etcétera, etcétera, llenando de fuego, llamas y morbo algo que sólo daba para un parte. Una cosa que con el sueldo del senador podría costear fácilmente. ¿Para qué hacerlo entonces…?

Decía Ítalo Calvino que las ciudades están hechas del deseo de sus habitantes: «tu afán que da forma al deseo toma del deseo su forma, y crees que gozas de toda Anastasia cuando solo eres su esclavo» (Anastasia es una de las ciudades de Calvino en Las ciudades invisibles) . Y, claro, si a eso le sumamos la frase de Roland Barthes “los significados pasan, los significantes quedan”, todo calza… Será finalmente que por la boca muere el pez. Emitir juicios de valor a destajo, rarezas como los famosos 9 meses para abortar (cuando hasta los que aprendimos con polen y abejitas sabemos que con 9 meses se da a luz) y varios etcéteras propios y de su colectividad, en algún minuto iban a pasar la cuenta devolviendo la mano con esta ola de comentarios impertinentes que no corresponden ni sobre su vida privada ni de la de nadie.

Esperemos que ni el senador ni ninguna otra persona llegue tarde a Isidora, otra de las ciudades de Calvino; es la ciudad de los sueños, los sueños que se pierden si dejas que llegue la vejez sin decidirte a perseguirlos. Los viejos están en la plaza viendo cómo se fueron. Cómo los dejaste pasar en la juventud. Kast es joven todavía. Es bueno abjurar de las infidelidades con uno mismo para ser feliz “antes que los deseos sean recuerdos”…

Roberta Requena
Licenciada en Arte.