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El diciembrismo

Por: Danilo Herrera | Publicado: 19.12.2022
El diciembrismo Los presidentes de la Cámara de Diputados, Vlado Mirosevic, y del Senado, Álvaro Elizalde, al comunicar el acuerdo del 12 de diciembre | Foto: Agencia UNO
Las críticas al acuerdo imperfecto, ¿quién podría negarlo?, y al «diciembrismo», no son más que miradas miopes que piensan en el corto plazo. El acuerdo y sus firmantes pensaron en el Chile de los próximos 50 años y lograron ponerse de acuerdo para, por fin, llegar a tener una nueva Constitución escrita en democracia. Gracias diciembrismo.

Se les llamó octubristas a los que se sintieron representados con el estallido social y esa ola transformadora y violenta que nos azotó en octubre de 2019. También aparecieron los noviembristas, quienes sintonizaron con el Acuerdo Constitucional del 15 de noviembre del mismo año, el que abría la puerta para cambiar la Constitución que nos heredó la dictadura. Hoy llega el diciembrismo, en referencia al “Acuerdo por Chile” que nos da una nueva oportunidad de escribir nuestra primera Constitución en democracia.

Luego del resultado del plebiscito de salida, quizás la derrota electoral más importante que ha sufrido la izquierda, muchos creíamos que era imposible llegar a un acuerdo. Porque, luego de la aplastante victoria del Rechazo de salida, la derecha, que tenía la llave de abrir un nuevo proceso, nunca daría la oportunidad.

Pero surgió la política, en la mejor de sus acepciones. Este nuevo proceso enaltece la política, que no es más que llegar a acuerdos con personas que piensan distinto (en contra de voces que creen que conversar con el adversario es traición o rendición). Claramente, ninguno de los firmantes quedó feliz con este acuerdo imperfecto. Pero, como dijo el presidente Boric, era mejor firmar un acuerdo que no tenerlo. Con un poco de resignación, reemplazar la Constitución es más importante que la agenda de algún sector en particular. Es quizá esa la definición de diciembrista, y el Presidente su máximo exponente.

Una postura sensata frente a las críticas de la ultraizquierda, que acusan a los firmantes de una renuncia a una oportunidad de volver a tener proceso histórico, transformador, refundacional y todos los adjetivos grandilocuentes que se les ocurra. Sectores que parecieran preferir la «Constitución del dictador» a una escrita en democracia.

Por otro lado, en la ultraderecha creen que no necesitamos una nueva Constitución, ¿por qué les acomoda? Quizá. También hay críticas populistas, como decía Joaquín Lavín, en su versión 99: nos teníamos que preocupar de los «problemas reales de la gente» que hoy parecieran ser la delincuencia y el costo de la vida, obviando la necesidad de resolver la cuestión constitucional a casi 50 años del golpe de Estado.

Estas críticas al acuerdo imperfecto, ¿quién podría negarlo?, y al diciembrismo, no son más que miradas miopes que piensan en el corto plazo y no son capaces de ver más allá de sus beneficios electorales. El acuerdo y sus firmantes pensaron en el Chile de los próximos 50 años y lograron ponerse de acuerdo para, por fin, llegar a tener una nueva Constitución escrita en democracia. Gracias diciembrismo.

Danilo Herrera
Cientista político, especializado en el proceso constituyente.