La democracia tipo “MasterChef”

El arte de cocinar está de moda. Por ejemplo, la TV nacional e internacional compiten por las audiencias en horario prime con programas donde políticos y famosillos cocinan y disfrutan comiendo; lo curioso es que la mayoría de los televidentes no puede acceder cotidianamente a los platos de los menús que disfrutan estos comensales. Esta distancia y diferencia con los rostros de TV y de la farándula criolla, y también de la clase política, es una dicotomía estructural, fiel reflejo del Chile real y del tipo de sociedad y ciudadanos(as) que el país ha construido en los últimos 40 años.

En nuestro modelo fundado en el concepto de la hegemonía del libre mercado, con un pequeño Estado subsidiario, la apuesta estructural por el desarrollo integral de nuestra sociedad y de la ciudadanía descansa en el supuesto ejercicio del “libre mercado”. Por lo tanto, todos los asuntos fundamentales que debe resolver una familia están en manos de la empresa privada: alimentos, energía, agua, comunicaciones, transporte, vivienda, salud, educación, previsión, vestuario, entretención, etc. Por lo que en todas estas necesidades fundamentales de bienes y servicios las y los ciudadanos establecemos relaciones casi exclusivamente como consumidores.

El modelo aplicado en Chile muestra a través de los años múltiples falencias, fragilidades, distorsiones, irregularidades, monopolios, colusiones, elusiones, evasiones, injusticias y abusos que precipitaron el quiebre de la unidad nacional y la cohesión social, lo que se materializó en un estallido social con manifestaciones masivas y demandas de cambios. El proceso constitucional fue la salida política para superar la crisis, y los resultados del primer proceso ya los conocemos. Luego del fracaso del plebiscito del 4 de septiembre estamos iniciamos un segundo proceso, aunque menos democrático y más tutelado por la clase política, donde los partidos políticos y los poderes fácticos que conducen el modelo neoliberal nos han propuesto un camino lleno de amarres, trabas y múltiples mecanismos diseñados para minimizar la soberanía popular.

Sabemos que los “24 Expertos” designados a dedo por los partidos serán en realidad los redactores de la nueva Constitución. La obvia pregunta que surge desde la sociedad civil es ¿qué entendemos por experto? Por ejemplo, ¿serán los mismos expertos contratados para construir el puente Cau Cau o los que trajeron los buses del Transantiago que no pasaron por un paso bajo nivel? Tal vez serán los mismos expertos que controlaban los gastos reservados de las FF.AA., o que han dirigido el Sename o ¿serán los mismos expertos que diseñaron el CAE o los que prometieron que con las AFP nos jubilaríamos con el 100% de nuestro sueldo?

¡Hay tantos expertos preferidos en Chile! ¿Tal vez entre los 24 podremos ver a los mismos expertos que controlan la calidad de la ropa que vende La Polar o los que fiscalizan el gasto de combustible de los parlamentarios? ¿Los expertos en fiscalizar las boletas falsas de Penta y SQM, o los expertos en apresar a la alcaldesa de Antofagasta fugada de la justicia? ¿O los expertos que redactaron la Ley Longueira o la Ley de Migración? Acaso, ¿los mismos expertos que diseñaron y construyeron las casas Copeva?

En un escenario muy difícil para las Pymes, ¿podríamos ver entre los 24 algún ex ministro de Hacienda o Economía que dejó su cartera sin cambiar la cuesta abajo en la rodada de la participación de las Pymes en las ventas nacionales? ¿O los mismos expertos que transformaron la Corfo en una entidad financiadora de grandes empresas y no de Pymes? ¿O tal vez los mismos expertos que nos llenaron de burocracia y agentes operadores para otorgar un subsidio Sercotec?

¿Serán estos expertos eminencias de la academia que ganan proyectos millonarios del Estado para guardar en una nube papers que no le han cambiado la vida a nadie, pero que sirven para acreditar universidades? ¿O los mismos expertos que no resguardaron nuestra creación nacional con los tratados de libre comercio? ¿Habrá entre los 24 expertos uno que entienda de economía y Pymes?  Y así podríamos estar horas buscando una definición con mucha paciencia, como quien cocina una plateada al horno.

Algunos expertos de grupos económicos “expertos en coludirse” ya han patrocinado públicamente este nuevo proceso (¡y era que no!). Son y han sido los grandes favorecidos de un mercado concentrado en pocas manos. En Chile aún no hay, a pesar de lo que digan, un real libre mercado. Lo que hay, de verdad, es un pequeño grupo de grandes empresas que se reparten la totalidad del mercado (87%).

Las y los ciudadanos, que hemos emprendido cómo micro, pequeños o medianos empresarios, acostumbrados a batallar por el 13% de las ventas restantes, dando más de la mitad del empleo nacional, somos expertos(as) en realidad pura, sentido común y economía de supervivencia. Y creemos que es ineludible nuestra voz y dejar fuera a esta importante parte del país es una vergüenza inaceptable que, sin embargo, millones observamos atónitos casi perdiendo nuestra capacidad de asombro. Debemos ser parte de la receta: las y los ciudadanos que levantamos con ilusión cada día nuestra jornada somos un ingrediente principal.