Nueva alianza de izquierda

Apruebo Dignidad, la alianza entre el Frente Amplio y el Partido Comunista, fue la principal responsable de la derrota del Apruebo el 4 de septiembre. Como sostén del gobierno del presidente Boric no fueron capaces de conducir el proceso constituyente, cuyo éxito habría de constituirlo en uno de los más importantes de la historia de Chile. El Partido Socialista es también responsable de la derrota, pero no era parte de la alianza de gobierno. El PPD y la DC fueron insignificantes en la Convención y los liberales intentaron infructuosamente estibar el barco que se hundía.

Tan debilitado quedó el gobierno que hubo de incorporar al Socialismo Democrático al gabinete, pero se hizo tímidamente; no se entendió la magnitud de la crisis que se enfrentaba: además de no tener mayoría en el Congreso, el 4 de septiembre se perdió el apoyo popular.

Lo que correspondía –y algunos dirigentes lo advirtieron– era tomar medidas a la altura de la magnitud del fracaso constituyente, esto es: disolver Apruebo Dignidad y convocar a constituir una alianza de izquierda amplia, desde los democratacristianos de Huenchumilla y Provoste hasta los comunistas de Teillier y Vallejo. No se hizo a tiempo, y hoy se ven las consecuencias.

Se ha consagrado la división, debilitando tanto las posibilidades de avances democráticos en la nueva oportunidad constitucional como al presidente Boric. La responsabilidad de la división está por cierto en los que optan por ella, el PPD y otros, que probablemente tengan como destino su progresiva desaparición. Ello no puede esconder el hecho cardinal de la miopía política de la actual dirigencia de Apruebo Dignidad, desprolijidades se le dice hoy: invitan a participar de la fiesta, pero sólo como “arroz graneado” (que recuperada la iniciativa política sea desechable fácilmente, es la ilusión de algunos).

Parece imperioso un giro estratégico en las fuerzas de izquierda amplia: dar un paso audaz y constituir una nueva alianza de Gobierno -la Alianza por el Cambio-, disolviendo Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático, articulando fuerzas sociales y políticas tras un renovado programa con las transformaciones estructurales que Chile reclama.

Esta nueva alianza concitaría la fuerza suficiente para enfrentar al conservadurismo, a la vez que negociar cambios legislativos con sus sectores más decentes. Cierto es que en la nueva coalición habría una gran diversidad, por eso es amplia. Habrá que aprender a convivir en las tensiones que esa realidad depara y al juego democrático de las disputas hegemónicas propias de toda coalición. Solo esta nueva alianza tiene la posibilidad de navegar exitosamente en las aguas revueltas que se avizoran estos años y proyectar a la izquierda al futuro.