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Lo aberrante de un Festival de Música sin músicos

Por: Maurice Le Cerf | Publicado: 02.02.2023
Lo aberrante de un Festival de Música sin músicos | AGENCIA UNO
La Orquesta Festival nos estregaba esa experiencia memorable. Pero de esa época hasta ahora han pasado muchos años y desgraciadamente las malas elecciones de quienes tienen el poder de decidir, a la vista de todos, nos privan de un espectáculo de primer nivel, llevando a un festival tan querido y atesorado por la ciudadanía a la destrucción total. Todavía resuena en mi cabeza el sin sentido aberrante de un festival de música sin músicos.

Esta semana hemos sido testigos de una de las decisiones más aberrantes e impresentables que se han tomado respecto a cambios en el funcionamiento del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar: la eliminación de la Orquesta Festival, que en los 60 años de historia de este certamen musical ha tenido la misión de acompañar tanto la competencia internacional como la folklórica, además de otros espectáculos de diversa índole. Las razones de esta decisión son muy discutibles y su posterior análisis nos clarificará más aún que estamos frente a un sinsentido.

Desde mi experiencia como arreglista y director de orquesta, participé en el otrora gran festival entre los años 1983 y 2001, arreglando y dirigiendo una veintena de temas, premiado en once oportunidades y ganando seis veces el primer lugar.  Desde que supe de esta estulta determinación no pude dejar de pensar que la frase “todo tiempo pasado fue mejor” aquí se aplica a cabalidad.

La orquesta en sus inicios estaba integrada por más de 30 músicos (la de ahora con suerte son 20), había 10 temas por género, 20 en total (ahora entre los dos géneros hay solo 12 temas). Los arreglistas-directores llegábamos al ensayo in situ con las partituras y éstas eran distribuidas a los músicos de la orquesta que, junto a los directores invitados (hace 20 años aproximadamente que ya no hay directores invitados), teníamos no más de 30 minutos para montar un tema y listo. En esos 30 minutos se ponían a prueba tanto a la orquesta, nivel de lectura a primera vista e interpretación, como la maestría del arreglo y dirección, era una prueba de fuego para ambos, orquesta y director.

Eran alrededor de 5 horas de ensayo por género. Para mí lo más entretenido y enriquecedor del festival era escuchar arreglos escritos por diferentes manos, un placer que solo los arreglistas sabemos disfrutar y los músicos de la orquesta tienen su disfrute particular en lo mismo, la variedad de arreglos escritos por diferentes arreglistas.

La participación de la orquesta no era menor; era protagonista de la competencia y en algunos espectáculos destacó muchas veces notablemente. Todo esto sumado a que los músicos y directores-arreglistas eran fácilmente reconocibles, porque la tv les daba la suficiente pantalla para ello.

Pero silenciosamente la tecnología digital atrapó a los dos últimos directores estables de la orquesta festival, y de a poco se empezaron a incorporar elementos tecnológicos a la orquesta, como secuencias pregrabadas, que sonaban junto al sonido en vivo. Desde ese momento empezó para mí la debacle, el overplayback (tocar sobre una grabación) se adueñó de la escena musical y con ello sobrevino la desaparición de los directores invitados, quedando todo en manos del director oficial, apoyado fuertemente por la producción, que ve la salida fácil en grabar toda la competencia y designar al director para que coordine el play del reproductor.

Cuando vemos una presentación en vivo, el público es capaz de interactuar con los músicos. Verlos expresarse y ser testigos del esfuerzo y la aventura que ponen en hacer música es una parte emocionante de la experiencia. Es este espíritu de aventura lo que hace que las presentaciones en vivo sean tan emocionantes. En estas instancias la música se desarrolla de una manera única y no predeterminada, desencadenando un torbellino de emociones memorables.

La Orquesta Festival nos estregaba esa experiencia memorable. Pero de esa época hasta ahora han pasado muchos años y desgraciadamente las malas elecciones de quienes tienen el poder de decidir, a la vista de todos, nos privan de un espectáculo de primer nivel, llevando a un festival tan querido y atesorado por la ciudadanía a la destrucción total. Todavía resuena en mi cabeza el sin sentido aberrante de un festival de música sin músicos.

Maurice Le Cerf
Académico. Director y arreglador musical.