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Opinión

Hacia una contracultura oficial

Por: Gory Soto | Publicado: 06.02.2023
Hacia una contracultura oficial Hacia una contracultura oficial | El Desconcierto
La importancia de asumir una postura comunicacional a la ofensiva supone contar no solo con un proyecto, sino que también con formatos que participen activamente de este vínculo entre gobierno y ciudadanía. La importancia de medios como TVN y la ampliación de medios públicos de información debe ser la punta de lanza para la disputa de esta “oficialidad”. No es comprensible que los principales medios de comunicación televisivos sean un coro oficial de la oposición política al gobierno del presidente Boric sin ningún tipo de contrapeso y poniendo en tela de juicio uno de los elementos centrales de la democracia como es el disenso.

En el transcurso de la historia y en la medida que los procesos políticos se han ido complejizando, la cultura como marco de acción ha ido asumiendo cada vez mayor protagonismo, ya sea en su rol informativo o como elemento estructural en la articulación de los ejes programáticos y de acción. En este sentido, el desarrollo del gobierno del presidente Boric nos pone ante una disyuntiva no menor, considerando este contexto de hiperinformación de tik tok y fake news, ¿cuál es el rol que la cultura juega en el proyecto político del actual gobierno? ¿Puede desde allí asumir un liderazgo que le permita tensionar el “discurso” oficial sobre su gobierno y por ende hacerse cargo del malestar?

Aun cuando parezca una evidente contradicción, la configuración de una “contracultura oficial” por parte del gobierno del presidente Gabriel Boric puede ser el camino para, sin dejar de lado su aprendizaje político en virtud del consenso, reencantar desde el pesimismo y la desafección a una ciudadanía cada vez más crispada.

Para algunos sectores, se ha hecho evidente que la política comunicacional del gobierno ha sido débil en un contexto de alta exposición mediática, más aún considerando el tenor de los mass media luego del triunfo del presidente Boric, la instalación de la Convención y la posterior derrota del Apruebo el 4 de septiembre. La contraofensiva comunicacional conservadora ha sido contundente en el objetivo de recuperar el estado de ánimo de una población todavía con la reseca del estallido social.

En este contexto, las fuerzas conservadoras han entendido mejor que nadie la importancia del qué y cómo decir, al punto de contrarrestar el sentido de una ciudadanía desbordada por el estallido y la posibilidad de cambio a una profundamente enojada con las expectativas incumplidas de su propia revolución y por ende del gobierno.  ¿Cómo entonces puede navegar un gobierno que a poco andar ha encontrado una contraofensiva cultural que ha puesto en tensión su propio proyecto? En este punto, la consideración que algunos han planteado en torno a que el triunfo del Rechazo no ha sido necesariamente el triunfo de la derecha pone en disposición un escenario ideal para la disputa cultural que el gobierno necesita dar.

Si el triunfo del Rechazo fue una derrota política y cultural para el Apruebo, al redireccionar energías de cambio a una suerte de “vuelta” al Chile pre-estallido (la nostalgia por una suerte de “edad de oro”), la imposibilidad de una oposición cohesionada política y culturalmente ha permitido que se exprese un escenario posible para retomar la agencia de la cultura cotidiana. Bajo esta lógica el gobierno del presidente Boric puede apostar a recuperar la sensibilidad ciudadana desde un proyecto cultural-político que le permita hablar a las grandes mayorías asumiendo una perspectiva contracultural a la oficialidad de los medios de comunicación. Hablar directamente a la gente desde su contenido pero también desde su forma, donde el horizonte sea efectivamente enfrentar los verdaderos problemas desde una perspectiva estructural.

En otras palabras, el gobierno del presidente Boric, en la encrucijada histórica en la que se enfrenta, puede construir un escenario propicio si considera parte de su relato impugnador inicial para comprender el contexto actual. Dotar de una herramienta política que permita entender que los problemas que Chile enfrenta sobrepasan a los gobiernos de turno es un paso ineludible.

En este sentido, la importancia de asumir una postura comunicacional a la ofensiva supone contar no solo con un proyecto, sino que también con formatos que participen activamente de este vínculo entre gobierno y ciudadanía. La importancia de medios como TVN y la ampliación de medios públicos de información debe ser la punta de lanza para la disputa de esta “oficialidad”. No es comprensible que los principales medios de comunicación televisivos sean un coro oficial de la oposición política al gobierno del presidente Boric sin ningún tipo de contrapeso y poniendo en tela de juicio uno de los elementos centrales de la democracia como es el disenso.

Por ello se hace necesario contar con esta posición crítica y contracultural como margen de acción. Evidentemente que en este contexto de reacomodo se hace más complejo lograr ese equilibrio, pero en lo que sí podemos estar de acuerdo es que el carácter contestario como elemento hegemónico del discurso no puede ser condescendiente en tiempos de crisis. Asumiendo la importancia de gobernar en términos políticos y que en su desarrollo el gobierno bien ha comprendido, en tiempos de ruptura también se hace necesario vincularse con la ciudadanía desde el campo cultural para tomar el control de una agenda al arbitrio aun de los sectores más radicalizados.

Asumir el enfado ciudadano, y construir desde allí su propio relato impugnador, puede ser la clave para no solo reactualizar la esencia del gobierno sino que también lograr el anhelado vínculo con la calle que tan esquivo ha sido últimamente.

Gory Soto
Profesor de Historia y Geografía, doctor en Estudios Americanos, Pensamiento y Cultura. Profesor asociado de la Facultad de Filosofía y Educación de la UMCE.