Venta de licencias médicas: justos por pecadores

Los trastornos de salud mental presentan en origen una fuerte influencia del entorno, con factores de riesgo y protección que dialogan entre sí, constituyendo la dimensión psicosocial. Parte del tratamiento consiste, precisamente, en alejar de forma transitoria al paciente de los estresores que motivan o profundizan sus molestias: es por ello que el reposo laboral es una de las muchas herramientas utilizadas con este fin.

Sin embargo, en los últimos años, las autoridades y los medios de comunicación han advertido sobre un flagelo a todas luces deplorable: la venta de licencias médicas. Es importante realizar una distinción: no estamos hablando de médicos que por su área de especialidad y volumen de pacientes deben otorgar reposo laboral de forma reiterada, no. Estamos hablando de verdaderas bandas criminales organizadas que hacen uso del instrumento con fines puramente comerciales.

¿Cómo se explica que un solo prestador haya emitido 11.876 licencias médicas en 12 meses? Más de 32 al día, considerando festivos y fines de semana. Es una cifra que escapa de toda lógica clínica y asistencial. Esta práctica se ha masificado, y ha facilitado el lucro, principalmente con diagnósticos psiquiátricos que requieren de un reposo más extenso. Frente a este aumento en la cantidad y duración de las licencias, los seguros de salud han respondido a su manera: sometiendo a quienes realmente las necesitan a un mortífero via crucis.

Para dar un ejemplo genérico: un paciente, afiliado a isapre, con un diagnóstico de salud mental que requiere de 15 días de licencia. El órgano contralor responde automáticamente que el reposo es “injustificado” y que requiere de mayores antecedentes. A pesar de que el profesional argumenta el reposo al emitir la licencia, igualmente debe confeccionar un informe médico. En este proceso, ya transcurrió una semana.

Luego, la isapre evalúa el informe y decide si acoge la cantidad de días propuestos, los reduce o los rechaza. Hay una cuarta opción: enviar a peritaje. Es decir, la isapre le paga a un médico consultor externo para una “segunda opinión” y así este pueda verificar si el cuadro clínico es compatible con los antecedentes entregados, y ya pasó otra semana. A esta altura, la licencia expiró y el paciente sigue en la incertidumbre, y además debe volver a trabajar, quizás en peores condiciones de salud mental que antes.

En febrero de este año, el gobierno anunció un conjunto de medidas que apuntan a mejorar la capacidad fiscalizadora de la COMPIN y de la SUSESO, además de intensificar el trabajo colaborativo intersectorial para perseguir penalmente a los involucrados en la venta de licencias médicas. Estas acciones abren una luz de esperanza para quienes están enfermos y para quienes ejercemos honestamente la profesión. Para que no paguen justos por pecadores.