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Opinión

La gran irresponsabilidad de Carlos Peña

Por: Francisco Mendez | Publicado: 02.04.2023
La gran irresponsabilidad de Carlos Peña |
¿No es eso paternalismo, a diferencia de lo que piensa Peña? ¿No es acaso peligroso pretender llevar a cabo una gran tarea con objetivos pequeños? ¿No es irresponsable celebrar un espectáculo de poco alcance inmediato (el derribo de las «casas narco»), pero de posibles graves consecuencias para el país en el futuro? A mí me parece que sí.

En su ya clásica columna mercurial de los domingos, el rector de la Universidad Diego Portales -y permanente guía espiritual de ciertos medios hace ya un tiempo-, Carlos Peña, rescata la capacidad del alcalde de La Florida, Rodolfo Carter, para leer las necesidades inmediatas de seguridad de sus habitantes, a propósito del derribamiento de extensiones de las denominadas “casas narco”.

Como alguien que entiende la política, Peña comprende que la acción de Carter es simbólica y, como todo acto de esa especie, ataca efectivamente la sensación de que la autoridad competente en el tema, es decir el gobierno central, actúa con “lenidad”, “flojedad” e “indecisión”.

En palabras del rector, “Carter planta cara al narco y posa como autoridad frente a él, sin remilgos ni excusas”, poniendo énfasis en la capacidad del edil de ver a sus vecinos no “como víctimas necesitadas de redención, como si fueran una masa abusada a la que vendría a vengar de tanta injusticia”, y comprender la “vida vivida de quienes habitan La Florida y todos quienes se parecen a ellos”.

Si miramos someramente esta descripción de Carter -como lo han hecho todos quienes comparten la columna casi con orgásmico placer- es cierta: enfrenta simbólica y efectivamente las necesidades inmediatas, aunque de ello no resulte ninguna consecuencia real para nadie. Y esa es su gracia; hacer como si pasaran cosas que no suceden, como lo hizo enfrentando a La Moneda e instalando la idea de que hubo un telefonazo de parte del gobierno para entorpecer sus acciones, sin que él ni nadie tenga pruebas de ello.

Es un arte, qué duda cabe. Pero la pregunta es si esa acción instala realmente a la autoridad entendiendo como la acción legítima, en democracia, de la ley, mediante las herramientas que tiene a su disposición. Y lo concreto es que no, principalmente porque esa capacidad simbólica que aplaude el columnista es, como él sabe y destaca, a corto plazo, con un fin político determinado que solamente pretende complacer los sentimientos primarios de una ciudadanía molesta y asustada con lo que ven diariamente en sus poblaciones.

¿No es eso paternalismo, a diferencia de lo que piensa Peña? ¿No es acaso peligroso pretender llevar a cabo una gran tarea con objetivos pequeños? Y, lo más importante, ¿no es irresponsable -en días en que todos andan peleándose por mostrarse más responsable que el otro luego del plebiscito del 4 de septiembre pasado- celebrar un espectáculo de poco alcance inmediato, pero de posibles graves consecuencias para el país en el futuro? A mí me parece que sí.

Carlos Peña y todos quienes se someten a su a veces correcta idea del ciudadano medio cometen el gran error intelectual de creer que un sujeto individualizado por una democracia liberal y un sistema capitalista tiene una virtud en su concepción de su trayecto vital cuando, si es que queremos identificarlo realmente, éste está más cercano al clima epocal que describe Ortega y Gasset en su Rebelión de las masas de 1930: “Más que los demás tiempos e inferior a sí mismo; fortísimo y a la vez inseguro de su destino”.

Por lo que la pregunta es si la política debe reafirmar y alimentar esa sensación o, al contrario, construir certezas que no se regocijen al satisfacer momentáneamente los miedos o ansias de quienes habitan una sociedad.

Es cierto: la política de alcaldía consiste en eso. Pero enaltecer esa transitoria forma de actuar como un gran acontecimiento político que interpela el actuar del Estado es una gran irresponsabilidad y vulgariza el ejercicio de lo público.

Así que, como está de moda, si es que esto agarra mayores complejidades en el futuro cercano, ya sabemos a quién responsabilizar.

Francisco Mendez
Periodista y analista político.