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Allende no fue un gran Presidente

Por: Francisco Mendez | Publicado: 23.04.2023
Allende no fue un gran Presidente |
La idea republicana de Allende, como típico político del siglo XX, fue esencial para darle un sostén moral a la izquierda democrática en Chile. Su gesto final al morir junto con el régimen institucional de 1925 lo instaló en un gran podio en la historia nacional. Pero eso no puede jamás evitar que dejemos en claro que su rol como primera autoridad tuvo graves falencias.

Ad portas de los 50 años del golpe de Estado que cambió el curso de la historia nacional, vale la pena, además de lamentar una vez más el horror dictatorial y la imposición ideológica que trajo consigo, preguntarse seriamente por las luces y las sombras de la Unidad Popular y la capacidad o incapacidad política de Salvador Allende para conciliar a aquellas fuerzas que querían aportar al proyecto con las que solamente buscaban saciar sus infantiles almas revolucionarias.

Es cierto, Allende es una figura nacional e internacional que representa la unión setentera entre el ambiente revolucionario latinoamericano y la clásica tradición institucionalista chilena. Su mirada democrática convivía con los aires barbudos que le daban relato a la izquierda con la experiencia cubana. Su labia revolucionaria contrastaba con su serio respeto por una línea histórica que caracterizaba a Chile; sin embargo, la nula estrategia para poder compatibilizar de esas dos miradas, o simplemente renunciar a la retórica en favor de la consolidación democrática de su proyecto, fue lo que habría hecho fracasar una novedosa e interesante idea de todas maneras.

Allende logró desde 1952 -que fue la primera vez que se presentó a Presidente de Chile- hasta 1970 -año en el que finalmente salió electo- unir a una izquierda dispersa, a un Partido Socialista que, como siempre ocurre, se encontraba dividido. Ese quizás fue su gran trabajo político durante esos años; consiguió con derrotas construir un triunfo a lo largo de 18 años de candidaturas. ¿Pero fue un buen Presidente? ¿Fue mejor mandatario que senador y diputado? ¿Es su interesante y contradictoria figura un argumento suficiente para decir que fue uno de los grandes Presidentes que tuvo el país? No lo creo.

La Unidad Popular no pudo establecer una unidad de criterio seria. Es cierto, quienes se oponían a ella estaban dispuestos desde un comienzo a hacerla caer, pero eso no puede evitar que reconozcamos que aquel emblemático proyecto padeció grandes y considerables errores conceptuales. La mencionada labia presidencial que alimentó el ethos de aquellos años no bastaba para conjugar continuidad y cambio y realizar un cambio de paradigma bajo el marco liberal de la separación de los poderes el Estado. No había plan. Y eso la izquierda no se atreve, tras cinco décadas, a reconocerlo.

¿Por qué señalo esto? Porque parece importante desmenuzar a las grandes figuras según su peso específico, ojalá sin mayores romantizaciones que le quitan sentido a lo que hicieron o lo que debieron hacer en ciertos momentos.

La idea republicana de Allende, como típico político del siglo XX, fue esencial para darle un sostén moral a la izquierda democrática en Chile. Su gesto final al morir junto con el régimen institucional de 1925 lo instaló en un gran podio en la historia nacional. Pero eso no puede jamás evitar que dejemos en claro que su rol como primera autoridad tuvo graves falencias.

Si se quieren conmemorar los 50 años del comienzo del horror, parece fundamental hacerlo con perspectiva histórica. No con ese simbolismo concertacionista que tenía una relación ambigua con la figura del expresidente, instalándolo, en los primeros años democratacristianos, como un personaje complejo en el que no había que profundizar para no romper el eje de la coalición de la posdictadura, ni tampoco enamorándose del monumento, de la simplificación en la que muchos de quienes somos de izquierda hemos caído.

Es primordial que esto la nueva generación gobernante lo comprenda. Resulta importante sobre todo para un personaje como Gabriel Boric, quien, como Allende, también convive con la tradición histórica de Chile y el clima epocal.

Francisco Mendez
Periodista y analista político.