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Opinión

Seguridad y ciudades con perspectiva de género en el Norte Grande

Por: Camila Navarro y Javiera Salinas | Publicado: 26.04.2023
Seguridad y ciudades con perspectiva de género en el Norte Grande Alto Hospicio |
Una ciudad con perspectiva de género nos permite re-pensarnos como sociedad, cómo queremos vivir, considerando que somos parte de un colectivo y desde ahí ir previendo las problemáticas futuras para dar mejores soluciones a las crisis que se nos avecinan.

Dentro de las ciudades, tanto el espacio público como el privado son percibidos de distinta forma para hombres como para mujeres y disidencias sexogenéricas.

Para nadie está en cuestionamiento que la Macro Zona Norte de Chile, está atravesando una crisis de seguridad, lo cual hoy es una preocupación latente para la ciudadanía. Según la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC), elaborada por el INE, en 2021 la Región de Tarapacá arrojó tener la mayor cifra de percepción de inseguridad en Chile, con un 92,53%, siguiendo la Región de Arica y Parinacota con un 92,25%, ambas por sobre el promedio nacional.

Durante los últimos años, la Macro Zona Norte, en específico la Región de Tarapacá, se ha enfrentado a importantes cambios en los tipos de criminalidad, con una disminución de los delitos comunes y un aumento de los delitos violentos, así como nuevos delitos o modus operandi vinculados al crimen organizado y a bandas delictuales.

Estos antecedentes nos ponen en alerta, teniendo en consideración que las mujeres y disidencias sexogenéricas son siempre las más vulnerables ante estos hechos. Considerando además que la violencia estructural que recae en estos grupos, ha aumentado exponencialmente post pandemia. Tanto así que Tarapacá es la primera región con mayor casos de denuncia de violencia intrafamiliar de Chile, con una tasa de 1.336,3 cada 10.000 habitantes, seguido por Arica y Parinacota, con una tasa de 1.282,8 cada 10.000 habitantes, según las estadísticas entregadas por el Centro de Estudios y Análisis del Delito el año 2022.

Ante esto es necesario preguntarnos ¿por qué se presenta esta problemática en la zona norte con estas cifras tan alarmantes? Desde una mirada geográfica, evidentemente la Región de Tarapacá tiene ciertas particularidades territoriales, tanto en zonas urbanas como rurales, las distancias de los centros poblados, una capital regional centralizada, nuestra diversidad geográfica (caletas, pampa y altiplano), son aspectos que inciden en la situación actual, que muchas veces no son consideradas desde políticas públicas centralistas. Esto último nos lleva plantear la importancia sobre re-pensar ciudades desde las propias complejidades que tiene el territorio.

Entonces, ¿qué relación existe entre una vida más segura y la planificación del territorio?

Herramientas como el Plan Regional de Ordenamiento Territorial (PROT) y los Planes Reguladores Comunales (PRC), por nombrar algunas, son claves al momento de la planificación, y por ende, en las decisiones que se toman sobre ellos, incidiendo directamente en el bienestar y seguridad de sus habitantes.

Nos hace falta empezar a pensar la planificación de las ciudades poniendo al centro a las personas, teniendo en consideración sus diversidades, formas de uso, contextos culturales, territoriales, económicos y sociales. Porque no es lo mismo cómo nos movemos por la ciudad en Santiago, Valdivia o una ciudad en el norte de Chile, es necesario comenzar a evidenciar nuestras diferencias y en base a ellas planificar las ciudades y territorios que habitamos.

Para esto son claves los procesos de participación ciudadana vinculantes, que escuchen las experiencias de las personas, en cuanto a cómo se desenvuelven por la ciudad, tanto en los espacios públicos como privados.

La seguridad en nuestras ciudades tiene mucho que ver con el entorno construido, en cómo nos alberga y nos permite movernos libre y de forma autónoma por ellas, pero además en los factores sociales y culturales que nos rodean. Fomentar la construcción de espacios seguros es clave para propiciar el bienestar de quienes componen la sociedad.

Un ejemplo de esto es la comuna de Alto Hospicio, una comuna que se forja ante la necesidad de albergar a mayor población, de tal forma que desde sus inicios careció de una planificación de ciudad, albergando a cientos de familias sin el alero de un equipamiento e infraestructura básica, lo cual afecta directamente en la calidad de vida y seguridad de sus habitantes.

Una alternativa a mediano y largo plazo sería la planificación y diseño de ciudades con perspectiva de género. Un ejemplo concreto de esto es trabajar en el mejoramiento e implementación de luminaria en toda el área urbana, mitigar la existencia de microbasurales clandestinos o finalizar la pavimentación de vías estructurantes y calles menores en vías de tránsito habitual, inclusive de transporte público. Es por esto que conceptos como autonomía e inclusión y accesibilidad, espacios públicos seguros, movilidad segura y equidad territorial, son componentes estructurantes de las ciudades con una perspectiva de género.

La percepción de seguridad que se vive actualmente en la Macro Zona Norte tiene como uno de sus componentes la violencia de género, y mientras el género no sea incorporado en la toma de decisiones políticas y territoriales en materia de seguridad ciudadana, no estaremos dando solución interseccional a esta percepción que bajo toda lógica siempre va a afectar más a mujeres y disidencias, por el simple hecho de que las calles no fueron pensadas para nosotras y porque el modelo patriarcal sigue reproduciendo la violencia en los hogares, escuelas y trabajos.

Las mujeres y disidencias del norte de Chile no podemos seguir permitiendo la falta de consideraciones de estado y políticas públicas descentralizadas, la postergación de derechos básicos dignos como la salud, la educación y la vivienda, sumándole los problemas de seguridad actuales. Por eso somos enfáticas en incorporar una visión de género en la gobernanza territorial, porque ante toda crisis el mayor costo recae en nuestros cuerpos.

Las mujeres nos cansamos de tener que planificar la ruta por donde nos movemos en las calles, por miedo a movernos en ella, tener que cruzar una vereda porque la calle está oscura y nos enfrentamos a una persona de actitud amenazante. Ya no nos parece justo, que debamos postergar una actividad, o incluso un trabajo por no contar con el apoyo y el equipamiento que nos colabore en el cuidado de una hija o abuela.

Finalmente, una ciudad con perspectiva de género nos permite re-pensarnos como sociedad, cómo queremos vivir, considerando que somos parte de un colectivo y desde ahí ir previendo las problemáticas futuras para dar mejores soluciones a las crisis que se nos avecinan.

Camila Navarro y Javiera Salinas
Camila Navarro es consejera Regional de Tarapacá, profesora de Lenguaje y Comunicación y magíster en Educación. Javiera Salinas es arquitecta, magíster en Pedagogía Universitaria e integrante del comité de género del Colegio de Arquitectos de Chile.