Avisos Legales
Opinión

La triste historia de los cándidos nietitos y su abuela desalmada

Por: Manuel Fernando Contreras Orte | Publicado: 30.04.2023
La triste historia de los cándidos nietitos y su abuela desalmada |
Ella es comunista ante sus congéneres cachagüistas y zapallarinos encantados con su exotismo inocuo; distinguida rubiecita ojitos claros en Cerro Navia (“nietitos”); patrona relamida buen corazón con el inquilinaje (otros “nietitos”); deslenguada y liberal ante sus pacatos y melindrosos amigos de Chile Vamos y Republicanos.

Pamela hoy luce como abanderada del sexto retiro respaldada por sus “compañeros del PDG”, operando como bloque con Republicanos. No obstante la aristocrática promesa a sus “nietitos” de que “tendrán su platita” (sic), se ausentó de la Camara, junto a otras dos diputadas, negando así los votos necesarios para entrar a discutir la Reforma Tributaria. Ley que habría permitido un aumento de la Pensión Garantizada Universal (PGU), reducción de listas de espera, sistema de cuidados, etc. Nada de eso pesó al momento de su ausencia en la sala, negando una reforma que gravaba las grandes riquezas y sustentaba políticas sociales favorables a los sectores medios y de menores ingresos. ¿Cómo Pamela explica esto a sus supuestos cándidos nietitos, y a sus papás y abuelos?

Sin embargo, acusa a Boric de traicionar su Programa de Gobierno y darse una voltereta respecto de sus anteriores posiciones a favor de los retiros de cotizaciones. Pamela omite -no conviene a su retórica populista- que, a diferencia de los anteriores retiros, hoy se hace una propuesta de Reforma Tributaria que permitía solventar las dificultades económicas sin tener que acudir al bolsillo de los cotizantes, como sí aconteció durante el gobierno de Piñera. Esa diferencia pareciera no importarle ni menos convenirle a la diputada.

Pamela no oculta su hormonal bronca contra Boric (“peor gobierno que el de Piñera”) llamando -como si se tratara de una venganza personal- a NO votar este 7 de mayo por ninguno de sus partidarios. No llama a no votar, ni siquiera a anular, que pudiera ser entendible en ella. Lo suyo es un llamado a votar por otros que no sean gobierno, es decir, el PDG, Chile Vamos, Partido Republicano.

Las vueltas de la vida, pues 18 años atrás Pamela luciendo camisa roja amaranto de las Juventudes Comunistas rendía guardia de honor a Gladys Marín en su funeral, y hasta no hace mucho hacía aspaviento de su participación en el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y de un largo historial de clandestinidad y fe revolucionaria.

¿Qué es cierto y qué es show en todo esto?

Pamela es provocadora, eso le da coherencia a sus aparentes contradicciones y devaneos. Admite con desparpajo que la gente la encuentra “rarita”. Eso le encanta. La eleva sobre la opaca uniformidad de las mayorías. ¿Su recurso? Fácil: comunista ante sus congéneres cachagüistas y zapallarinos encantados con su exotismo inocuo; distinguida rubiecita ojitos claros en Cerro Navia (“nietitos”); patrona relamida buen corazón con el inquilinaje (otros “nietitos”); deslenguada y liberal ante sus pacatos y melindrosos amigos de Chile Vamos y Republicanos.

Como periodista no se le conoce ningún lucimiento personal en un medio abundante en mujeres periodistas, brillantes y comprometidas. En la TV, como La Abuela, nada para recordar que no fuere sus intentos de ponerle “pudorosa masa gris” a su copuchenteo no menos venenoso. Después en la política: foto performance frente a La Moneda como candidata presidencial vestida con ropaje militar (soviético) y en su falda sentada una mimosa vedette sado/masoquista.

En el fondo, tiene un miedo pavoroso a ser una más entre muchos y pasar desapercibida. Eligió el camino fácil de la farándula y de la política como espectáculo, incluida capas y estolas púrpuras y carreritas aladas en el hemiciclo. A falta de empeño y rigor para desplegar su innegable inteligencia, ha cultivado una rentable y calculada antipatía, tal como Fernando Villegas y María Luisa Cordero, especialistas todos en nadar contra la corriente y saber flotar siempre en todas las aguas.
Pamela es rehén de su propio personaje, mezcla de frivolidad y veneno, al que terminará odiando. Pero su drama será admitir que ella es su personaje, la Abuela desalmada, o si no queda vacía.

Manuel Fernando Contreras Orte
Sociólogo y analista político.