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Opinión

¿Hay responsables de la derrota?

Por: José Sanfuentes Palma | Publicado: 11.05.2023
¿Hay responsables de la derrota? Paulina Vodanovic, Juan Ignacio Latorre, Natalia Piergentili y Alberto Undurraga |
Los partidos FA, PC, PS y PL le endosan responsabilidades propias al Gobierno, como fortalecer la coalición y sus alianzas, ampliar la base de sustentación y relacionarse como pares con las fuerzas de oposición. ¿Cómo es posible que, sabiendo de antemano que electoralmente iban a una derrota, no hayan actuado con más decisión para revertirlo? Lo mismo ocurrió con los sobrevivientes de la exConcertación: la DC, el PPD y el PR. Privilegiaron sus intereses ideológicos y partidistas, con la estrategia de reposicionarse al futuro, y no les importó que ello condujera a la derrota de la centroizquierda, y por ende del Gobierno.

Toda victoria tiene responsables, que siempre están prestos a pasearse por la tele y otros medios a proclamarla. En las derrotas pasa distinto, nadie la asume: unos la endosan a conspiración y se van del país; otros le echan la culpa al empedrado, los medios, las fake de la derecha; otros, que sus objetivos no eran la constituyente sino reconstituirse como “centro”; otros, los disidentes y los anulistas, que restaron sus votos; y así… No se ha escuchado ningún análisis crítico serio de las razones de tan profunda derrota. Sólo que asumen su derrota y respetan el veredicto del pueblo: era que no.

Los principales responsables de la derrota son los partidos de la Lista “Unidad por Chile”, no el Gobierno.

Partiendo por el nombre, mal maquillaje. La campaña fue sólo autosabotaje; se sumó irreflexivamente a lo que impuso la derecha y con la que no tenía nada por ganar.

La seguridad es un asunto de Gobierno. Ni todo lo realizado y proyectado, ni el apoyo a Carabineros, ni que se arrastrara desde varios gobiernos, etcétera, podía contrarrestar el estado de ánimo en la ciudadanía que ya tenía impuesto la derecha y sus medios: culpar al Gobierno, y exacerbar los ánimos, es lo mejor que sabe hacer la derecha aquí y en todos los países del mundo. Es su principal caballo de batalla para abrirse paso al poder: crear el temor de que estamos a punto de caer ante enemigos crueles; Hitler, Pinochet y otros eran expertos en ello. Parece obvio que debió ser la coalición que pusiera la seriedad, centrándose en sus propuestas constitucionales y la relación de ellas con el bienestar del pueblo.

Los partidos FA, PC, PS y PL le endosan responsabilidades propias al Gobierno, como fortalecer la coalición y sus alianzas, ampliar la base de sustentación y relacionarse como pares con las fuerzas de oposición. No lo hacen bien, sus debilidades se lo impiden.

¿Cómo es posible que, sabiendo de antemano que electoralmente iban a una derrota, no hayan actuado con más decisión para revertirlo? Bastaba con una buena lectura del triunfo del Rechazo, ¿o se pensaba que esa correlación de fuerzas no primaría? ¿Mágicamente iba a cambiar el cuadro político, cuando todas las encuestas decían lo contrario? Faltó seriedad y sobró pensamiento ingenuo. Y, fuera del Partido Socialista, los partidos casi no aparecieron a defender su programa constitucional y enfrentar la demagogia derechista.

Qué decir sobre los izquierdistas que prefirieron darse un gustito anulando el voto, con total falta de responsabilidad ante los desafíos del país, máxime si su participación en la fallida Convención fue responsable de la victoria aplastante de la derecha con el 62% del Rechazo. No entendieron que, en momentos del repliegue, fruto de la derrota pasada, hay que reagrupar al máximo de las fuerzas, y salir unidas a las próximas batallas. Pero la mayoría son esencialmente divisionistas: se juntan cuatro y surgen 2 partidos o movimientos.

Los que votaron nulo unos lo hicieron por pura emocionalidad, sin tomar en serio lo que estaba en juego. Otros para posicionarse como opositores de izquierda al Gobierno del Presidente Boric (sic). Y el ultrismo, experto histórico en dividir al pueblo y a la izquierda, que quisieron alentar la derrota de la coalición gobernante y propinar un revés al Gobierno, tal cual los republicanos. Ellos contribuyeron eficazmente con Kast en esa tarea y nada les importó el futuro constitucional de Chile.

La coalición gobernante y el Presidente deben aprender las lecciones de la historia. Siempre en los procesos de cambio habrá un grupo ultra por la izquierda, que incluso influye en los bordes de la coalición de Gobierno, y es un error tratar de amañarlo. Aparecerá una y otra vez: basta estudiar al Gobierno del Presidente Allende.

Lo mismo ocurrió con los sobrevivientes de la exConcertación: la DC, el PPD y el PR. Privilegiaron sus intereses ideológicos y partidistas, con la estrategia de reposicionarse al futuro, y no les importó que ello condujera a la derrota de la centroizquierda, y por ende del Gobierno. Prefirieron “esperar altura”, levantaron su propia lista y dividir la coalición de gobierno… ¿pensando en fortalecer sus partidos para volver a iniciar una curva de recuperación y crecimiento? ¿Intentaban reponer en escena la exConcertación y sus glorias pasadas? Eso se llama irresponsabilidad: posponer tan burdamente el interés de Chile en una Constitución Democrática por sus ramplones interés partidarios. No sólo son responsables de la derrota constitucional, sino que, además, esos partidos fueron castigados por la ciudadanía y tuvieron el peor resultado electoral de su historia. La DC un 3,78%, el PPD un 3,59% y el PR un 1,58% y quedando fuera del Consejo Constitucional.

Sorprende, porque esos partidos tienen expertos electorales que pudieron haberlo advertido. Pero se obnubilaron junto a Ricardo Lagos Escobar en hacer primar sus intereses y la nostalgia.

Lo más urgente hoy es fortalecer la coalición de Gobierno, y esa es tarea de los partidos, no del Presidente, que ya tiene bastante con gobernar en minoría legislativa, además, de política y social, desde la derrota en el pasado plebiscito.

Vienen las elecciones municipales. Sería un error que se volviera a dividir la coalición gobernante. Se iría a una nueva derrota aún más aplastante, y el país se haría más ingobernable.

Los partidos, no el Presidente, tienen que tomar nota y actuar en consecuencia. Quien pretenda llevar a la coalición y a Gobierno a nuevas derrotas no pueden participar en él: es exacerbar las dos almas o espíritus (más laico), poner dinamita bajo la mesa de la unidad y legitimar el fuego amigo, que anhela superar este gobierno y revivir la exConcertación. Mejor solos que mal acompañados.

El PPD tiene aquí total responsabilidad, ya lo declaró positivamente su presidenta. Hasta hoy, nada puede esperarse de la DC: Alberto Undurraga se apresuró en declarar el 8 de mayo que se mantendrá en la oposición y no ingresará jamás al Gobierno mientras él sea presidente de la DC. Esperemos que cambie el rumbo por el bien de Chile y de su propio partido.

Si no se fortalece la coalición de Gobierno para enfrentar los duros desafíos que tienen las reformas importantes de su programa, incluso tan sólo para para la administración de la gobernanza del país, todo se hará aún más cuesta arriba. Los partidos tienen una enorme responsabilidad en sus hombros.

José Sanfuentes Palma