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¿Hay polarización en Chile?

Por: José Sanfuentes Palma | Publicado: 17.05.2023
¿Hay polarización en Chile? |
No hay razones para que el PS y el FA no se unan en una sola gran fuerza socialista programática, obviamente con corrientes en su interior, como todo partido democrático.

Es fácil quedarse con las apariencias del resultado electoral y el éxito de los republicanos, fuerza política de extrema derecha, nostálgicos del pinochetismo y cuyo inspirador es Jaime Guzmán, conocido por los amarres constitucionales, que trancaron el desarrollo civilizado del país por tres décadas. Los “analistas” que pululan en los medios no ponen atención en las porfiadas tendencias de fondo, de mediano plazo.

Ni la polarización, ni la pendularización son la clave del movimiento tendencial del cuadro político chileno cambiante. Nos acercaremos a los procesos que cursan, ya latamente, en los principales países de Europa.

Desde hace algunas décadas, se han ido configurando dos grandes bloques, de izquierda y derecha. Vienen desapareciendo las fuerzas que intentaron posicionarse en la ambigüedad del centro. Sabido es que su fortaleza proviene de esa característica. En algunas ocasiones se expresó en la llamada por Tony Blair como “la tercera vía”, una socialdemocracia de derecha a medio camino del neoliberalismo. Los liberales en Inglaterra; la Democracia Cristiana y el socialismo de Craxy en Italia, más tarde PS, y más recientemente “La Margarita”; Macron en Francia, que por cierto cruzó otras barreras más a la derecha, y perderá las próximas elecciones con un partido esmirriado, Ciudadanos y otros grupos menores en España. Alemania lo tiene básicamente resuelto hace un tiempo.

España es un buen observatorio de las nuevas tendencias que se proyectan al futuro, y útil para analizar la deriva chilena. Ha desaparecido el centro, Ciudadanos y otros, y se han formado dos poderosos bloques. De un lado el Partido Popular, de la derecha tradicional, que se mantiene mayoritario distanciándose con tenacidad de VOX, que la espolea desde la extrema derecha (Katz y su Partido Republicano participan del mismo frente internacional, con destacados ultraderechistas de todo el mundo). Del otro, la socialdemocracia, ahora clásica (está de vuelta en toda Europa) representada por el PSOE de Sánchez, espoleado por la izquierda de PODEMOS que, con talento político, lograron una alianza de Gobierno sólida, que se espera se proyecte en el tiempo.

Eso está ocurriendo en Chile: se encamina a dos grandes bloques bicéfalos. Una derecha compuesta por los extremistas autoritarios, neoliberales y ultraconservadores del Partido Republicano, que se fagocitará parte de la UDI, los que no logran despegarse de su pasado pinochetista (podría tolerarse “un poco de atropello a los derechos humanos” para enfrentar la delincuencia), más una derecha tradicional, mayoría de RN, Evópoli y algunos UDIs, y que está cometiendo errores graves para su identidad y proyecciones, facilitando a los republicanos fagocitar parte relevante de su votación y no pocos militantes y simpatizantes.

Del otro lado, una fuerza mayoritaria de la izquierda socialdemócrata, representada por la mayoría del PS, casi todo el Frente Amplio y una fracción significativa del PC. Es lo que algunos llaman “la izquierda posible”, espoloneada por los que sufren “la enfermedad infantil del izquierdismo” (Lenin).

La tercera vía, en auge con Frei Montalva de la Democracia Cristiana y la Concertación, muy fuertes en su tiempo, está muriendo. Un gobierno progresista con “La revolución en libertad”, luego aliada con la derecha en el CODE de Onofre Jarpa para enfrentar a Allende, más tarde con sus congéneres dentro del PS para enfrentar la dictadura, liderados por Ricardo Núñez, mandatado en Chile por el siempre disfuncional Altamirano y luego por Ricardo Lagos.

Estos lograron embarcar a todo el PS de izquierda en la Concertación, dada la debilidad con que quedó la “Izquierda Unida”, por el severo error que cometimos en la coyuntura del plebiscito del 88. La Concertación se mantuvo 20 años con la hegemonía DC, hasta dar paso a la “Nueva Mayoría” de la presidenta Bachelet II (que incluyó a los comunistas), con decisiva mayoría política y social, hasta que la DC se desembarca porque “no había leído el Programa” (dixit Ignacio Walker, su entonces presidente).

Hay dirigentes que insisten en pegarse contra el muro de la realidad, reviviendo nostálgicamente la exConcertación. Vano intento, véase la votación de la DC, más el PR y el PPD, además de la de sus antiguos próceres: un cadavérico 9%, la más baja de su historia.

La nostalgia y la soberbia son malas compañías en política. Hay que salir y mirar más allá de la provincia. La exConcertación ya es pasado, también los non natos, “demócratas” y “amarillos”, salvo que se unan a la derecha, como lo propicia el exsocialista Oscar Garretón. La DC debiera realizar una revisión crítica de sus fundamentos, toda vez que su base ideológica, la Iglesia, vive un gran descrédito. No tiene destino como está. Sólo si se encamina a contribuir en una fuerza de centro izquierda programática, en alianza con la izquierda, podría salvarse. Su unidad natural es con el PR y la derecha del PPD, intentando a la vez, rescatar a parte de la diáspora. Los liberales habrán de definir su rumbo.

No se entiende la friolera de 11 partidos en el mundo progresista: 1 con 8%, otros 3 entre 4,4 y 6%; otros 3 entre 2 a 3,6%; y 3 con el 1 y tanto %; y 1 con 0,07%.

No hay razones para que PS y FA no se unan en una sola gran fuerza socialista programática, obviamente con corrientes en su interior, como todo partido democrático. El FA debiera marcar la ruta y constituirse en un solo partido ya, para ir concurrir luego a una gran fuerza socialdemócrata de izquierda, con el PS y la fracción de izquierda del PPD. Por su parte, el PC contribuye por ahora con su identidad histórica.

Estas 11 fuerzas, de izquierda y centroizquierda, reconfiguradas y unidas en un frente progresista, con programa político común y destino compartido, congregan hoy, cerca del 40% del electorado, además de tener un buen arraigo en los territorios.

En la segunda vuelta, podría proyectarse una real disputa al candidato Kast por la Presidencia de Chile, y también tener buenos resultados en las elecciones populares venideras.

José Sanfuentes Palma