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Opinión

Ley para la naturaleza: ¿conservación efectiva o mayor destrucción?

Por: Juan Carlos Viveros | Publicado: 18.05.2023
Ley para la naturaleza: ¿conservación efectiva o mayor destrucción? Salmoneras en áreas protegidas. | Foto: Cedida
La sociedad chilena, nuestra especie humana, ha creado una encrucijada mortal: en nombre del empleo y la economía, de utilidades para unos pocos, pretenden la explotación hasta llegar a la destrucción de lugares que su resguardo asegura la propia supervivencia de en que esas mismas elites políticas y económicas y sus familias.

La élite política y económica debería estar a la altura de comprender el momento que estamos viviendo como especie humana y nuestros destructivos impactos sobre el planeta. La triple amenaza de pérdida de biodiversidad, climática y de contaminación hace rato que está en Chile, presente a la vista en todos nuestros ecosistemas, terrestres y marinos y comenzó también a tener efectos directos en la salud de las personas y su vida cotidiana.

En este escenario concreto, se acaba de iniciar la ultima etapa de tramitación para poder contar con un servicio de biodiversidad y áreas protegidas del Estado, que ponga fin a varias situaciones que impiden actuar oportunamente para poder en parte frenar esta triple emergencia y conservar las maravillas que aún quedan.

Senadoras, senadores y diputadas, diputados, iniciaron la Comisión Mixta que, tras acuerdo de gran parte del proyecto de ley, deberán resolver la situación de cerca de 9 artículos, siendo el de mayor importancia permitir o no nuevas concesiones sectoriales, concesiones industriales dentro de áreas protegidas.

Desde el mundo de las organizaciones socioambientales locales y regionales, venimos hace tiempo señalando que el único camino aceptable es la prohibición de estas concesiones, puesto que vienen a ser un contrasentido vital del espíritu y articulado concreto de la ley en sí misma.

Si buscamos poner a Chile a la altura de países vanguardistas en la temática, si queremos realmente proteger ecosistemas únicos, de esperanza para la biodiversidad del planeta, es imposible continuar con concesiones que sabemos comprobadamente de sus graves impactos ambientales, ecológicos y climáticos, totalmente incompatibles con la protección de las áreas definidas por el mismo Estado. Pero, sobre todo, si queremos enmendar el rumbo y corregir graves errores del pasado, como fue otorgar concesiones salmoneras en parques nacionales, en reservas y otras categorías, esta Ley Sbap aparece como la oportunidad histórica de iniciar un camino de mayor justicia socioambiental y también biocultural, ya que, recordemos, una parte de esas concesiones están dentro de la reserva nacional Kawesqar en Magallanes.

Congresistas que forman parte de la comisión ya han manifestado que esto produciría “efectos negativos en la economía del país”. Decirles que eso es falso, en primer lugar, porque esta ley pondría fin a las nuevas solicitudes, es decir, las que no han operado jamás, no producen ni han producido nunca, y en segundo lugar, puesto que la existencia de estas concesiones también produce un deterioro económico de miles de millones de dólares al año, por sus impactos en especies nativas, contaminación y deterioro de los servicios ecosistémicos de las áreas, cosa que los gobiernos (todos) se han negado a ver.

La sociedad chilena, nuestra especie humana, ha creado una encrucijada mortal: en nombre del empleo y la economía, de utilidades para unos pocos, pretenden la explotación hasta llegar a la destrucción de lugares que su resguardo asegura la propia supervivencia de en que esas mismas elites políticas y económicas y sus familias.

Siendo que la encrucijada ya está aquí, y en tres semanas la clase política y económica mostrará nuevamente quienes son, a través de la votación final de artículos del Sbap, apelamos nuevamente a su estado de conciencia, a sus convicciones políticas, humanas, y también de los propietarios de las empresas y dueños del capital.

Destruir estos ecosistemas con concesiones industriales en su interior nos terminará por destruir a todos. Proteger estos ecosistemas de las concesiones industriales nos protegerá a todas y todos, incluidos millonarios, capitalistas y élites. Sería una decisión tremendamente democrática, política y humana.

Juan Carlos Viveros
De la Organización Defendamos Chiloé.