Avisos Legales
Opinión

Familia v/s escuela: un falso dilema en educación de la sexualidad

Por: Cristopher Yáñez-Urbina | Publicado: 28.05.2023
Familia v/s escuela: un falso dilema en educación de la sexualidad Bus transfóbico |
Las posturas del diputado Urruticoechea forman parte de un movimiento global que no se ajusta al esquema tradicional de izquierda-derecha, sino que adopta la forma de un neoconservadurismo con características propias. Se asocia a estos movimientos con grupos religiosos de derecha que han establecido redes internacionales, como es el caso de «Con Mis Hijos No Te Metas». Otros estudios han dado cuenta que comparten planteamientos similares a ciertos sectores del Partido Comunista Ruso.

El 23 de mayo pasado aparece la noticia sobre una iniciativa legislativa que busca prohibir charlas de “expertos sexuales” en escuelas. En palabras de Cristóbal Urruticoechea, diputado del Partido Repúblicano y quien presenta el proyecto de ley, la idea es: “liberar a nuestros hijos del sistema educativo enfermo que sexualiza a los niños desde la infancia. Los padres son los primeros educadores y el Estado no puede pretender ese derecho y deber”.

La lógica que instala como debate es clara: una polarización. De un lado, la familia y del otro la escuela y el Estado como rivales irreconciliables que se disputan el campo de la educación. Sin embargo, esta polémica no tiene un correlato con nuestro sistema escolar ni con la investigación en educación.

Probablemente no exagero al plantear que el sueño de todo docente es que la familia se involucre en la educación de niños, niñas y jóvenes, incluso las escuelas desarrollan enormes esfuerzos al respecto. El Ministerio de Educación ha formulado diversos lineamientos técnicos y estrategias educativas para reforzar la relación familia-escuela en los contenidos específicos de asignaturas, la formación ciudadana y la convivencia escolar. Además, en los últimos 10 años se han publicado más de 170 artículos de investigación sobre la implicancias de este vínculo para la educación en Chile.

¿Por qué, entonces, ha ganado popularidad el plantear un antagonismo entre la familia y la escuela que no es tal? ¿Cuál es el afán por construir enemistades que van a contracorriente de la necesidad de articularnos para entregar una educación de calidad? ¿Será acaso que este temor aparece en el tema de la sexualidad? ¿Por qué?

Durante los últimos años he llevado a cabo mi investigación doctoral titulada “Educación sexual en Chile: análisis de la construcción de la política nacional y su despliegue en el sistema escolar”, cuyos resultados preliminares me permiten poner en entredicho este que podemos llamar un falso dilema. Al respecto, me parece importante destacar dos puntos fundamentales.

El primer punto a destacar es que la educación de la sexualidad se aborda de manera transversal y articulada. Toda la literatura especializada y los lineamientos internacionales en esta materia enfatizan que el trabajo no se limita a cerrar puertas y dirigirse únicamente al estudiantado, sino que implica un diálogo coordinado y reflexivo entre docentes, asistentes de educación, familias y estudiantes, quienes aprenden unos de otros.

En mi trabajo de campo, abordé esta temática mediante la realización de actividades con cada uno de los estamentos involucrados, con el objetivo inicial de identificar problemáticas que luego fueron contrastadas de manera inter-estamental para desarrollar un plan de educación en sexualidad. Esto generó una mayor adhesión y pertinencia de los contenidos para docentes, familias y estudiantes.

Ningún especialista en educación, y mucho menos aquellos denominados «expertos en sexualidad», sostendría que un tema tan transversal puede ser abordado de manera puntual y específica en un espacio aislado. La educación de la sexualidad requiere un enfoque multifocal que se refuerza tanto en el ámbito escolar como en el núcleo familiar y en otros espacios de convivencia. Por lo tanto, no se trata de elegir entre «familia o escuela», sino de reconocer que es necesario integrar a ambos, así como a otros espacios relevantes, para abordar de manera efectiva este aspecto fundamental de la formación.

El segundo punto a considerar es que las posturas del diputado Urruticoechea van más allá de él y forman parte de un movimiento global que no se ajusta al esquema tradicional de izquierda-derecha, sino que adopta la forma de un neoconservadurismo con características propias. Investigaciones realizadas en América Latina suelen asociar estos movimientos con grupos religiosos de derecha que han establecido redes internacionales, como es el caso de «Con Mis Hijos No Te Metas». Sin embargo, de manera curiosa, otros estudios han dado cuenta que comparten planteamientos similares a ciertos sectores del Partido Comunista Ruso.

Los resultados preliminares de mi investigación, al analizar los discursos en torno a la educación de la sexualidad, coinciden con otros estudios que prefieren utilizar el término neoconservadurismo. A diferencia del conservadurismo asociado a Diego Portales en Chile, este nuevo enfoque desplaza al Estado como garante moral de la nación y lo sitúa en núcleos privados con pretensiones de autonomía, tal como la familia.

Este fenómeno se desarrolla como un repliegue ideológico que surge a partir de una campaña destinada a crear una polarización social entre un «nosotros» y un «ellos», basada en la explotación política de temas controvertidos y la generación de emociones intensas. En otras palabras, responde a las características del populismo, una estrategia comunicativa que busca alarmar a la población con fines electorales.

Este tipo de populismo es peligroso debido a la forma en que genera conflictos sociales de manera extrema y violenta. Además, limita la comprensión de la educación de la sexualidad a meramente la relación sexual, cuando en realidad abarca aspectos como el desarrollo corporal, la higiene, los límites personales y corporales, la construcción de la identidad individual y grupal, las relaciones interpersonales, el respeto a las libertades, la anticoncepción y la prevención de infecciones de transmisión sexual, entre otros temas.

En suma, es fundamental reconocer que la educación de la sexualidad se aborda de manera transversal y coordinada, involucrando tanto a la familia como a la escuela y otros espacios de convivencia. Además, es importante fomentar una discusión abierta y constructiva sobre la educación de la sexualidad.

Sin embargo, esta discusión no debe surgir a través de la restricción de los espacios de participación, sino más bien expandiéndolos, con el objetivo de promover el diálogo y la colaboración entre todos los actores involucrados. De esta manera, podremos ofrecer una educación de calidad en este ámbito tan relevante.

Cristopher Yáñez-Urbina
Doctorando en Psicología. Tesista asociado al Centro de Investigación para la Educación Inclusiva.