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En defensa de la paridad (una vez más)

Por: Natassja de Mattos | Publicado: 25.06.2023
En defensa de la paridad (una vez más) |
Una nueva Constitución que no contemple la paridad no acompañaría los tiempos actuales, ni los horizontes nacionales e internacionales, y que la presidenta del Consejo no tenga conciencia de lo anterior es una pésima señal para Chile. La paridad de entrada y de salida son hoy un mínimo civilizatorio.

Beatriz Hevia, Republicana y actual presidenta del Consejo Constitucional que deberá entregar un borrador de nueva Constitución, declaró que no está de acuerdo con la paridad de salida y afirmó: “A mí no me genera un prejuicio per se que haya más mujeres que hombres en un órgano, como tampoco me genera un problema que haya más hombres que mujeres, en la medida que haya sido igualdad de oportunidades de acceso y que los ciudadanos libremente hayan escogido quiénes los representan”.

Desconoce que el sistema que nos rige es profundamente patriarcal en su hechura y diario vivir, que guarda un orden de género desigual, produciendo y reproduciendo discriminaciones en lo cotidiano.

Todo lo anterior en desmedro de las mujeres respecto de los hombres. En esta línea, sus dichos guardan al menos tres problemas: (1) equiparar la situación de que un órgano se componga por más hombres a uno que lo esté por más mujeres; (2) apelar a la igualdad de oportunidades de acceso sin entender esto como la necesidad de una medida justamente paritaria; y (3) asumir la posibilidad de que las personas escojan libremente a sus representantes.

Con respecto al primero: el mundo ha sido diseñado de modo androcéntrico, con el hombre como punto de referencia y medida de todas las cosas, como lo universal. Y no es así por otra cosa distinta de que son los mismos hombres quienes han creado el mundo, tomando las decisiones, escrito y suscrito las bases y reglas de todo juego. En Chile, recién en la segunda mitad de la década de los años 70 las mujeres comenzamos nuestro ingreso más generalizado al mundo público, y solo cuatro décadas antes conseguimos el derecho político al voto. Lo anterior explica que las mujeres han estado ausentes en las elecciones y en el mundo público la mayor parte de la historia de Chile, y por lo tanto la paridad no sólo establece una igualdad de la que carecimos por siglos, sino que se trata de una medida reparadora en términos históricos.

Con respecto al segundo: hablar de igualdad de oportunidades de acceso a los espacios de toma de decisiones es casi imposible sin medidas del tipo cuotas o paridad. Las desigualdades estructurales siempre tendrán como efecto una mayor reticencia por parte de los colectivos a que una mujer tome los espacios de representación, así como las mismas mujeres muchas veces se mantendrán al margen debido a la socialización de género que reafirma modos sexistas de repartir roles de género.

Con respecto al tercero: si se deja en manos de las personas y en su poder de “elegir libremente” es probable que se reproduzcan costumbres o patrones asociados al sistema patriarcal que nos rige, sobre todo al machismo. Este último se refiere a la creencia generalizada e infundada de que los hombres son superiores que las mujeres, sobre todo en ciertos contextos, como lo son tradicionalmente el de la política o cualquier otro que implique espacios de toma de decisiones. Para cambiar esos patrones se requiere transformaciones culturales, y para lograr la participación plena de las mujeres en política, las medidas afirmativas (como cuotas y paridad) son un paso fundamental y básico.

La igualdad de género es parte de la agenda global y no se puede lograr sin la transversalización de género en la política y lo político. Para esto, estudiado a nivel mundial, las cuotas y la paridad van emparejando una cancha en la que siempre estuvimos en la banca o de invitadas. La igualdad de género depende también de procesos emancipatorios, es decir, logrando plena autonomía en diversos ámbitos, uno de ellos es la toma de decisiones. Esta se expresa en la plena participación y representación política de las mujeres y la igualdad de oportunidades y condiciones en el ámbito de lo público y la política.

Una nueva Constitución que no contemple la paridad no acompañaría los tiempos actuales, ni los horizontes nacionales e internacionales, y que la presidenta del Consejo no tenga conciencia de lo anterior es una pésima señal para Chile. La paridad de entrada y de salida son hoy un mínimo civilizatorio.

Natassja de Mattos
Cientista política feminista especializada en temas de género y activista en La Rebelión del Cuerpo.