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El peregrinaje del FA hacia un partido único: Desafíos y oportunidades

Por: Hernán Campos Parra | Publicado: 26.07.2023
El peregrinaje del FA hacia un partido único: Desafíos y oportunidades Frente Amplio | Twitter @EnLaFontana_cl
A pesar de los argumentos favorables que han sido ensayados, la resistencia de quienes son críticos o mantienen una postura moderada, se estriba en la manifiesta necesidad de un proceso deliberativo con las y los militantes. De esta forma, la decisión estaría dotada de legitimidad y transparencia. Asimismo, se profundizaría sobre las condiciones y procedimientos de la mudanza hacia un partido único. Situación que se confronta con la urgente búsqueda de respuestas para resolver la crisis política que atraviesa uno de sus partidos miembro y el estrecho calendario electoral que se avecina.

Durante la primera mitad del mes de junio, en el marco de un nuevo aniversario de Convergencia Social, el Presidente Gabriel Boric se refirió a la posibilidad de fusionar los partidos del Frente Amplio. Una iniciativa que se ha ido incubando con los años y que, a propósito del “Caso Convenios”, ha acelerado su discusión.

Entre los argumentos a favor se pone de relieve la incontestable afinidad ideológica de los partidos miembros, el combate a la fragmentación del sistema de partidos y las remozadas reglas electorales que la propuesta de nueva Constitución podría implementar de ser ratificada en diciembre. Por otra parte, quienes se resisten o mantienen un grado de cautela frente a una fusión partidaria, sostienen que es un proceso que debe ser consultado con los espacios basales y que, en vista de la contingencia, genere las condiciones para una transición pacífica, principalmente.

En cuanto a las razones que se esgrimen para avanzar hacia una fusión de los partidos del Frente Amplio, resulta evidente las escasas diferencias ideológicas entre las distintas fuerzas políticas que integran la coalición. De hecho, partidos como Revolución Democrática y Convergencia Social, reconocen en sus respectivas declaraciones de principios, valores como la profundización de la democracia, la promoción por la igualdad de género, el reconocimiento de la diversidad e inclusión, entre otras. Situación que se refrenda en las dinámicas de competencia electoral y el comportamiento legislativo de sus representantes en el Congreso.

A su vez, respecto a los argumentos institucionales, existe un consenso generalizado sobre los efectos nocivos de la fragmentación partidaria. Presidentes que no logran impulsar con éxito sus programas de gobierno, legisladores que renuncian sin sanción a sus partidos, lideres de partidos con escasas herramientas para disciplinar a sus representantes, son algunas consecuencias que debilitan la convivencia democrática. Un fenómeno que ha sido recogido por la discusión constitucional y que, a partir del anteproyecto de nueva Constitución, rediseña las reglas electorales en orden a combatir la excesiva atomización de nuestro sistema político.

A pesar de los argumentos favorables que han sido ensayados, la resistencia de quienes son críticos o mantienen una postura moderada, se estriba en la manifiesta necesidad de un proceso deliberativo con las y los militantes. De esta forma, la decisión estaría dotada de legitimidad y transparencia. Asimismo, se profundizaría sobre las condiciones y procedimientos de la mudanza hacia un partido único. Situación que se confronta con la urgente búsqueda de respuestas para resolver la crisis política que atraviesa uno de sus partidos miembro y el estrecho calendario electoral que se avecina.

Así y todo, estudios recientes que examinan los procesos de formación y regulación legal del sistema de partidos chileno distinguen tres líneas de análisis (Gallardo, 2021). La primera, dice relación con la temporalidad. La segunda, alude a las barreras de entrada y permanencia. Finalmente, la tercera, se refiere a la supervivencia. Mientras que las dos primeras responden a la etapa de inscripción y trayectoria de los partidos, la supervivencia representa el modo en cómo se adaptan los partidos pequeños a partir de diversas estrategias de sobrevivencia.

Sobre esto último, la fusión de partidos surge como una alternativa para aquellas colectividades que buscan reagrupar sus fuerzas y ampliar su base de apoyo. Según Gallardo (2021), entre 1988 y 2020, 45 partidos fueron fusionados. Sin embargo, una parte importante lo hizo bajo el método instrumental. Vale decir, frente a las escasas probabilidades de superar las barreras de permanencia en el sistema de partidos, se crean partidos instrumentales para fusionarse y conservar la legalidad (Partido Humanista y Partido Humanista del Norte, 2005).

Por otra parte, en una cantidad menor de casos, la fusión se ha desarrollado a partir de la unión de dos partidos diferentes (País Progresista o Alianza Verde-Humanista). Así, la legislación que regula el sistema de partidos dispone de mecanismos para que los partidos se puedan adecuar a las vicisitudes propias de una política cambiante.

Pese a la normativa vigente, el proceso constituyente ha empujado los límites relativos a la regulación del sistema de partidos. De hecho, a pesar de que el anteproyecto aún debe ser visado por el Consejo Constitucional, la Comisión de Expertos fijó un nuevo marco normativo para los partidos políticos.

Entre las novedades que propone el documento, se establece el deber de contar con reglas sobre disciplina partidaria, sanciones destinadas a su incumplimiento y la fijación de umbrales de votación de, al menos, cinco por ciento de los votos válidamente emitidos para contar con derecho a participar de la atribución de escaños en el Congreso.

Entonces, ya sea por factores de contexto o por la nueva configuración electoral que propone la nueva Constitución, la fusión de partidos es una realidad que se asoma como una alternativa razonable para enfrentar el nuevo escenario político que atraviesa a la coalición oficialista.

Con todo, aunque la decisión de fusionar los partidos pudiese ser más compleja que las razones exhibidas, el Frente Amplio tiene la oportunidad de dar señales importantes de un mejor entendimiento entre sus miembros y, a su vez, contribuir al combate en contra de la fragmentación partidaria. De este modo, si la coalición de gobierno aspira a proyectarse en los próximos años, bien podría ser un primer paso para entregar mayores certezas a la ciudadanía y, al mismo tiempo, robustecer el sistema de partidos chileno.

Hernán Campos Parra
Cientista político.