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Te llamaré Salvador

Por: Paulina Morales Aguilera | Publicado: 08.08.2023
Te llamaré Salvador Estatua de Salvador Allende | Agencia Uno
Según datos del Registro Civil obtenidos por Ley de Transparencia, en total durante la dictadura 4.629 niños fueron inscritos como Salvador en Chile, ya fuera como primer o segundo nombre. Esta y otras cifras, así como testimonios de primera fuente han sido recogidos gracias al proyecto Me Llamo Salvador. Los relatos son de una belleza y profundidad enormes.

La relevancia del nombre de los hijos e hijas es tal que la Convención de los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1989, establece en su artículo 8° el derecho a tener un nombre. Empero, la elección de éste puede implicar toda clase de consideraciones y controversias.

En Santiago de Chile, al sur de Latinoamérica, desde hace décadas hay quienes han sido nombrados como Salvador, en su gran mayoría en honor al ex presidente Salvador Allende Gossens. Este 2023 se cumplen cincuenta años del golpe de Estado que lo derrocara e instaurara la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet. Y, como bien sostiene el historiador español Mario Amorós:

“El 11 de septiembre de 1973 Salvador Allende se convirtió en un mito del siglo XX. Las estremecedoras imágenes del bombardeo de La Moneda, la belleza casi poética y el dramatismo de sus últimas palabras a través de Radio Magallanes, su muerte en defensa de un siglo y medio de desarrollo democrático de Chile y del proyecto revolucionario al que consagró toda su vida y la ominosa dictadura militar que se instaló en el país otorgaron a su nombre una dimensión universal. Hoy está inscrito en avenidas, plazas, calles, colegios, hospitales, auditorios, puertos, centros culturales, asociaciones, cátedras universitarias, equipos de fútbol o comunidades indígenas de decenas de países”. Y también, se puede añadir, en las miles de personas que desde hace décadas y hasta el presente llevan su nombre.

Salvador representa la potencia del nombre encarnado en la figura de Salvador Allende. Representa vida, presente y futuro. Porque ni el golpe de Estado ni la instauración de la dictadura pudieron borrar ese hilo vital que se coló y trascendió a una vida entera de entrega a Chile, así como al gesto insondable del suicidio del ex presidente. Esa molécula de vida es su nombre y lo que éste representa en las diversas generaciones de personas que fueron siendo nombradas como él.

En efecto, según datos del Registro Civil obtenidos por Ley de Transparencia, en total durante la dictadura 4.629 niños fueron inscritos como Salvador en Chile, ya fuera como primer o segundo nombre. Esta y otras cifras, así como testimonios de primera fuente han sido recogidos gracias al proyecto Me Llamo Salvador. Los relatos son de una belleza y profundidad enormes.

Por ejemplo, este: “Nací en noviembre de 1973. Mis padres decidieron ponerme el nombre Salvador en homenaje al presidente Salvador Allende que había muerto en La Moneda dos meses antes. Fue un acto de valentía para ese entonces, que recién comenzaba la dictadura militar (…) fue la forma de retribuir que encontraron mis padres a la lucha y sacrificio de ese gran hombre”.

Coincidiendo también con la profesión, está el testimonio de este Salvador nacido en 1996: “Me gusta mucho tener este nombre. Siento que, independiente del origen, tiene un simbolismo muy bonito. Llevo orgulloso el mismo nombre que Salvador Allende. También me gusta que no sea un nombre tan común porque me da más identidad. Por último, es curioso tener este nombre por mi profesión, ya que soy médico y muchas veces las y los pacientes me comentan algo al respecto a modo de chiste, en el buen sentido (…) en su mayoría los comentarios son por mi profesión -me dicen que ojalá los salve- o porque lo asocian de forma positiva con Salvador Allende. Me han dicho que es un nombre con mucha historia y que tengo que llevarlo con orgullo”.

Como reflejo de la presencia de Salvador Allende en el mundo, en tanto patrimonio de la Humanidad, está el siguiente relato: “Lo que más me llamó la atención sucedió hace poco. En 2019 estuve exponiendo mis cuadros en México y todas las personas que me conocieron me hablaron con mucha admiración de Salvador Allende. Yo nunca había estado en México y relacionaron de inmediato mi nombre, mi edad con la dictadura y la resistencia. Se me hizo muy fácil presentarme y de entrada generé mucho cariño en el pueblo mexicano. Me llamó mucho la atención que en todas las clases sociales en México y en distintas ciudades el nombre Salvador, viniendo de Chile, traía gratas sensaciones. Estuve en León, en el Estado de Guanajuato, en Ciudad de México, en poblaciones, en Universidades con autoridades y profesores, y con las barras de fútbol. En todos los lugares presentarme por mi nombre fue un motivo de concordia” (Salvador nacido en 1981).

La cifra se ha mantenido constante en el tiempo. Los relatos de los años más recientes pertenecen en su mayoría a madres y padres que quisieron testimoniar en representación de sus hijos a quienes decidieron llamar Salvador. Niños con seis, ocho, o diez años en pleno siglo XXI siguen portando este nombre tan lleno de sentido y significados en honor al ex presidente Salvador Allende Gossens.

Para muestra, el siguiente extracto: “Sí, él sabe que su nombre posee una historia y una lucha constante por los derechos de las personas. Sabe que fue un presidente de Chile, [que] lo asesinaron al comienzo de la dictadura (todo esto contado de acuerdo a la edad de él). Y él se siente orgullo, un par de veces en su colegio dijo que él era Salvador Allende, ya que tenía un compañero que se llamaba Gabriel y le decían Gabriel Boric… jajaja… entonces a él Salvador Allende […] Mi suegro solía armar frases de lucha con su nombre. Recuerdo una, ya que sus otras dos nietas se llaman Esperanza y Victoria, él decía: «Salvador va caminando con Esperanza hasta encontrar la Victoria».”

Pueden verse más extractos del proyecto Me Llamo Salvador en su Facebook (Me-llamo-Salvador)/ e Instagram (mellamosalvador2023)

Paulina Morales Aguilera
Doctora en Filosofía. De la Cátedra Unesco de Educación en Derechos Humanos Harald Edelestam. Académica de la Universidad Diego Portales (UDP).