Todo lo sólido se (puede) desvanece(r) en el aire

No obstante el reinicio de las conversaciones de la Oposición con el Gobierno concedidas –a desgano- tras la renuncia del ex ministro Giorgio Jackson, la Derecha por iniciativa de la UDI impuso por mayoría la lectura en la Cámara de Diputadas y Diputados, ex profeso este 23 de agosto, de la declaración de inconstitucionalidad del gobierno de Salvador Allende hecha por esta misma cámara ¡exactamente 50 años atrás, el 23 de agosto de 1973!, la que dio luz verde al Golpe de Estado.

El momento político, lugar y fecha elegidos para su lectura tienen una evidente connotación sediciosa, una actitud que el senador José Miguel Insulza calificó de provocadora y miserable. ¿Podrán mantener esa postura durante los dos próximos años sin fisuras y desgastes internos en la derecha y sin hastío en la población?. Ya Evelyn Matthei subió 10 puntos en aprobación y alcanzó a JAK, este concitando el doble de desaprobación.

En suma, una emergente disputa por la hegemonía entre los partidarios de la confrontación sin treguas, hoy predominante (Rep, Macaya en la UDI y Larraín en RN); y, de otra, la negociación y el compromiso necesarios (Paulina Nuñez y Desbordes en RN, Hutt en Evopoli), postura representada por Matthei como presidenciable.

Esta disputa tiene su escenario también en el Consejo Constituyente, clavo ardiente en manos de Chile Vamos y del Partido Republicano en particular: están obligados a sacar un texto aprobable por la mayoría del país. Sin embargo, si el texto resultante supera la actual Constitución podría concitar el rechazo de ‘Rojo‘ Edwars, también de la UDI y de un sector de RN.

Pero si es peor que la actual Constitución, Matthei y sectores de RN y Evópoli podrían sumarse al Desacuerdo o mantenerse en una conveniente ambigüedad. (Según las encuestas predomina el rechazo y la indiferencia, entre un 42%-59%). Kast, advirtiendo estos escenarios, incluida la hipótesis de que los pinochetistas de todos los partidos de derecha se le hayan escapado de las manos, ya adelantó la posibilidad de inclinarse por el rechazo.

Al gobierno le quedan dos años, la economía presenta razonables indicadores y se ralentiza la crisis, el progresismo (AD, SD, y la DC) enfrentará unido las próximas elecciones. El gobierno, pues, debe mantenerse firme y no ceder más en lo sustancial de su programa (como ya lo advirtió el exministro Francisco Vidal), en particular en previsión y en pacto tributario, a riesgo de desilusionar a su gente y que esta se desolidarice del gobierno, como aconteció ante el ultra centrismo de los gobiernos de la Concertación (cuyos elencos y dirigentes, hoy irrelevantes y cada vez más a la derecha, reconocen filas en Amarillos).

El mismo riesgo de desilusión/desapego se puede producir con el actual proceso constituyente: el progresismo sabe que no puede conceder en materias que constituyen conquistas civilizatorias ya instaladas en el sentido común ciudadano, hoy negadas por los republicanos. La alternativa para el progresismo pareciera ser: “Ni peor ni igual que la actual Constitución”, de ser así se rechaza. Ya lo adelantó el PC y de algún modo la ex presidenta Michelle Bachelet.

Colofón. En pleno año del Cincuentenario las derechas llevan la ofensiva, aunque enfrentadas entre confrontacionales y negociadores. Sin embargo, solo dos años y medio atrás el país ardía con las mayorías activas en las calles. En el Chile paradojal todo lo que parece establecido y sólido se puede desvanecer en el aire, incluidas predicciones y encuestas.