Septiembre: Del matadero a la fonda con venia presidencial

Septiembre, sinónimo de primavera, celebración, patriotismo y del anhelado periodo festivo conocido coloquialmente como ‘El Dieciocho’, en el que la tradición impera colgar la bandera en la ventana, bailar cueca, encumbrar volantines, pero por sobre todo, consumir carne. Anticucho, empanada, choripán, costillar o cualquier fragmento de animal que pueda ser cocinado en la parrilla es suficiente para hacer honor a la patria y celebrar como buen chileno/a.

Y por supuesto que hay que celebrar, es una fecha importante, la primera junta de gobierno realizada el 18 de septiembre de 1810 fue el primer paso hacia la emancipación de la corona española y la conformación de una república independiente promulgada tras varios años de lucha el 12 de febrero de 1818, luego de trecientos años bajo el dominio español.

Lo paradójico es que celebramos el fin del dominio español, pero lo hacemos sometiendo a los animales a nuestro propio dominio, pues las costumbres culinarias de esta festividad dictaminan un menú que cobra la vida de miles de vacas, chanchos, corderos, entre otros. Que por cierto, son especies de animales que trajeron los colonos para alimentarse mientras usurpaban estos territorios por orden de la monarquía española, la que hasta ese entonces constituía la máxima autoridad.

Al consolidarse la independencia de la monarquía, Chile adoptó una nueva forma de gobierno, en la que el presidente/a es la máxima autoridad, lo que se ha mantenido hasta la actualidad. Hoy en dicho cargo se encuentra Gabriel Boric Font, un presidente oriundo de Magallanes, bastante carismático, el más joven que ha tenido Chile y que durante el periodo de campaña se mostró como un férreo defensor de los derechos de los animales no humanos.

Así es, en su plan de gobierno, Boric sostiene que en su mandato se incorporarán estándares de bienestar animal y respeto en la relación humano/animal. También menciona la creación del Observatorio de Sintiencia Animal en pos del trato ético hacia los animales. Incluso compromete la implementación de alimentos veganos en el servicio publico y centros educacionales.

Sin embargo, ninguna de estas propuestas se ha materializado, a lo que se suma que ayer 19 de septiembre el mandatario hizo pública una fotografía posando junto a una preparación culinaria típica de su región, denominada ‘cordero al palo’. La cual consiste en una oveja de 3 a 6 meses de edad, que es sacrificada, descuerada y crucificada para ser exhibida como trofeo durante las varias horas que tarda la cocción de sus músculos.

El propio presidente deja en evidencia que no siente empatía por los animales y se muestra inconsecuente con su propuesta de gobierno ambientalista, pasando por alto el daño ambiental de la industria cárnica. ¿O será que las fiestas patrias justifican cualquier acto de maltrato animal y/o daño a la naturaleza?.

Lamentablemente, ‘El Dieciocho’ es una festividad grotesca y sin conciencia histórica, en la que como país debiéramos conmemorar que no somos de la propiedad de otros, así como los animales no son de nuestra propiedad.