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Turismo extremo y científico en nuestros Campos de Hielo Sur

Por: Lucio Cañete | Publicado: 29.09.2023
Turismo extremo y científico en nuestros Campos de Hielo Sur Ilustración – Turismo científico y extremo | Cedida
Una decena de organizaciones a nivel mundial dedicadas al ocio en la parte congelada del planeta (criósfera), han declarado su interés científico por los hielos patagónicos. Es que ciertamente esta parte del territorio chileno ofrece una amplia variedad de información aparte de la glaciología; destacando la posibilidad de encontrar meteoritos gracias a lo conspicuo del blanco, la paleontología gracias a hielo antiguo y a materiales atrapados en ellos, más la botánica y zoología de ambientes criosféricos. Incluso como lugar de ensayos para misiones espaciales es un lugar atractivo debido a su cercanía a las urbes de Chile y Argentina, pues no se tiene que viajar a la lejana Antártica si la oferta de información está más cercana.

Campos de Hielo Sur es una de las más extensas zonas extremas de Chile, alcanzando casi 13000 Km2 con más de 360 Km de longitud. Esta parte de nuestro territorio nacional se caracteriza por los fuertes vientos y por sus bajas temperaturas, que unido a una geomorfología glaciar activa, dificultan severamente la hotelería, creando así limitantes para el turismo extremo y científico… hasta ahora.

¿Por qué no hay hotelería en Campos de Hielo Sur ? La respuesta espontánea es argumentar que las condiciones geomorfológicas y de frío extremo así lo impiden. Sin embargo, existen otras partes del globo terráqueo tan gélidas como nuestros campos de hielo patagónicos que no sólo cuentan con hoteles; sino además con asentamientos humanos permanentes. De hecho ya en 1947 se había catastrado al 2% de la población mundial viviendo a una temperatura media anual inferior a los 0ºC, punto de congelamiento del agua.

Descartar la existencia de recursos naturales con ventajas respecto de otros recursos en zonas más confortables es una respuesta demasiado displicente, considerando la belleza escénica, el agua, la energía eólica y los posibles minerales de Campos de Hielo Sur. Por otra parte, esgrimir a priori altos costos en desarrollar tecnología para destinarlas a hoteles en esta zona extrema es también es una respuesta descartable considerando los avances en las técnicas de construcción, informática y telecomunicaciones.

Entonces, una respuesta plausible aunque no única, se puede encontrar en un examen cultural. Esta postura propone que la atracción o indiferencia hacia escenarios gélidos está estrechamente vinculada con la sociedad y sus ideologías. Al respecto llama la atención que en “Chile, país de Poetas” las odas a campos de hielo sean escasas y que Campos de Hielo Sur sea percibido en una zona más austral de la que realmente se encuentra (su borde norte se localiza casi a medio camino entre la línea del Ecuador y el Polo Sur).

Por lo tanto, asumir que la sociedad chilena ha subvalorado a Campos de Hielo Sur, no es una afirmación osada. Tal vez distraídos por la Antártica, los intelectuales chilenos han postergado la parte congelada del territorio sudamericano. Al respecto, los emprendedores turísticos pueden alertar esta situación y encaminar las acciones dentro de su marco de competencias para revertirla.

Independiente de la connotación geopolítica, las motivaciones por disfrutar de los recursos naturales parecen ser las más fuertes, considerando las siempre crecientes demandas de energía y minerales. Ante ello una exploración mínimamente invasiva para una posterior explotación sustentable y armónica con la naturaleza requiere de cierto apoyo logístico continuo que actualmente no existe.

De hecho una decena de organizaciones a nivel mundial dedicadas al ocio en la parte congelada del planeta (criósfera), han declarado su interés científico por los hielos patagónicos. Es que ciertamente esta parte del territorio chileno ofrece una amplia variedad de información aparte de la glaciología; destacando la posibilidad de encontrar meteoritos gracias a lo conspicuo del blanco, la paleontología gracias a hielo antiguo y a materiales atrapados en ellos, más la botánica y zoología de ambientes criosféricos. Incluso como lugar de ensayos para misiones espaciales es un lugar atractivo debido a su cercanía a las urbes de Chile y Argentina, pues no se tiene que viajar a la lejana Antártica si la oferta de información está más cercana.

Cualquiera sea el lugar o el momento, para lograr un ambiente confortable frente a la adversidad climática y geomorfológica de Campos de Hielo Sur, imprescindibles son los dispositivos homeostáticos para crear un espacio diferenciado dentro de otro y así concretar la hotelería. A este respecto los tradicionales domos como albergues para vivir han sido los artefactos principales, tan sólo que para el presente desafío deben mejorar su performance con dispositivos automáticos para el manejo de la energía, masa e información. En efecto, la tecnología actualmente disponible facilita el diseño, construcción y operaciones de las edificaciones humanas exponiendo una amplia variedad de sensores, procesadores y efectores al servicio del confort no solo de un hotel, sino de una villa en ambientes gélidos.

Esta villa constaría de domos para generar recintos relativamente aislados y que, gracias a su inteligencia artificial, lograrían satisfactorios niveles ergonómicos en su interior, pese a la hostilidad ambiental. Dichas construcciones modulares permitirían cierta autarquía alimentaria y energética gracias al aprovechamiento del viento y a un reciclado de desechos. Algunas de estas plataformas servirían a las actividades de turismo científico y extremo en particular como ocupantes en tránsito, mientras que otras deben permitir una actividad administrativa realizada por los habitantes más permanentes.

Así como la torre Eiffel y el teatro de la ópera de Sydney son símbolos inequívocos de Francia y Australia respectivamente, ambas creaciones humanas y no producto de la naturaleza; esta villa una vez concluida puede ser el símbolo del Chile contemporáneo y de su victoria ante la adversidad.

Lucio Cañete
Académico del Departamento de Tecnologías Industriales de la Facultad Tecnológica de la Universidad de Santiago de Chile.