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Opinión

Vivarachos de profesión: La avivada constitucional de la vieja y nueva derecha chilena

Por: Eric Eduardo Palma | Publicado: 23.12.2023
Vivarachos de profesión: La avivada constitucional de la vieja y nueva derecha chilena Comando ‘A Favor’ durante el plebiscito | Agencia Uno
Ya estamos viendo en el seno de la derecha el espectáculo de las recriminaciones por la derrota: están operando las “pasadas de factura”. Incluso los astutos de Evópoli dicen, a quien los quiera oír, que no conciben una alianza con los republicanos, aunque sí estuvieron disponibles para la alianza más relevante, la que definía nada más y nada menos que el orden constitucional del país. Dichas conductas son una prueba contundente de que el fracaso electoral golpeó duro.

Los partidos de Chile Vamos, puestos en fila tras el Partido Republicano, vienen hace tiempo demostrando que lo suyo es ser vivarachos. La reacción que tuvieron ante su rotundo fracaso constitucional no podía ser de otra manera. La astucia es lo suyo. Así, una vez más, astutamente, y buscando el beneficio propio, tergiversan los resultados electorales: reconociendo que perdieron, procuran hacer pasar la derrota como victoria.

Ante tales vivarachos cabe insistir, una y otra vez, que en el plebiscito del 17 de diciembre de 2023 hubo un claro derrotado: la derecha chilena y su renovado conglomerado. Y hubo también distintas derrotas.

La primera derrota es la del dinero y la publicidad: los aportes recibidos para financiar la campaña del ‘A Favor’ fueron millonarios y superaron largamente (por varios ceros) a los del ‘En Contra’. Los grandes empresarios apostaron fuerte por la nueva constitución neoliberal, nuevamente solo suya, y perdieron (ver aquí y acá).

La segunda derrota tiene que ver con el desenmascaramiento de su retórica vacía en torno a la unidad y el respeto de la minoría. Tenían el texto de la Comisión de Expertos que representaba a varios partidos políticos transversalmente: se presentó de hecho al momento de su aprobación como un texto de consenso y unidad. Sin embargo, el favorable punto de partida fue desmantelado por los republicanos con el beneplácito y aplauso de toda la derecha, destruyendo así los principios que ellos, astutamente, invocaron una y otra vez el año 2022 para llamar a votar rechazo. Su discurso de bondad terminó siendo una verborrea que los desnudó ante el pueblo de Chile.

La tercera derrota se vincula con el desprestigio de su maquiavélico mecanismo de los 2/3. La propuesta del año 2022 fue aprobada, toda ella sin excepción, con los 2/3 exigidos por la derecha. Mecanismo que ella mismo elevó a la categoría de garantía de inclusión y acuerdos. Sin embargo, llamaron a votar rechazo, condenando a los 2/3 a la inoperancia. Al mismo tiempo, sus actuales socios, la nueva derecha que generó este proceso de cuatro años, se encargaron de reducir los quorum de reforma a los que la derecha sacó tanto provecho en el pasado. Se trata de una derrota muy significativa porque ahora carecen del principal mecanismo con el que neutralizaron todo intento de reforma con el que no estuvieran de acuerdo, a pesar de que electoralmente no eran mayoría.

La cuarta derrota es la de la ideología neoliberal de los Chicago Boys. La pretensión no solo republicana, sino de Chile Vamos, del Partido de la Gente, de Demócratas y Amarillos, fue llevar a la Constitución lo que hoy protegen legalmente. Se trataba de una modernización del constitucionalismo neoliberal por las fuerzas más tradicionales y sus nuevos cofrades: entre ellos, varios connotados autocomplacientes que en el pasado derechizaron con éxito a la Concertación de Partidos por la Democracia.

Interpretaron mal su campaña exitosa de la coyuntura del Rechazo y de mayo de 2023: se creyeron sus propias fake news y se imaginaron a la sociedad chilena derechizada. Se marearon con su gran victoria electoral: la suma del Partido Republicano, Chile Seguro, Todo por Chile y el Partido de la Gente llegaba al 70,1% de los votos emitidos (ver aquí y acá). Perdieron de vista el 21% de votos blancos y nulos (un total de 2.689.570 votos), los que en esta elección del 17 pasado sólo sumaron 475 mil y fracción (ver aquí)

El constitucionalismo neoliberal ha sido derrotado dos veces en los últimos cuatro años: primero se desahució la llamada Constitución de 1980 y este año 2023 un remozado constitucionalismo liberal con rostro de mujer (el de Beatriz Hevia).

Su quinta derrota tiene que ver con la ineficacia de su expansión electoral. La derecha parecía exitosa en la ampliación de su universo electoral al contar en sus filas con nuevos actores (aunque tal vez eran viejos), como el Partido de la Gente, Amarillos y Demócratas. En los hechos, ante una justa electoral tremendamente decisiva para legitimar el neoliberalismo constitucional, esta nueva compañía no le permitió ganar. Los votos de estos nuevos partidos de derecha no permitieron superar el 44% histórico de la derecha tradicional (en el plebiscito del 5 de octubre de 1988 en un universo electoral de 7. 435.913 el SI obtuvo 44,01% y el NO un 55,99%). Recordemos que el resultado del domingo recién pasado optaron por el ‘A favor’ 5.470.025 personas, lo que equivale al 44,24% de los votos válidamente emitidos, y por el ‘En Contra’ 6.894.287 personas, es decir, un 55,76% de los votos (ver aquí).

Una sexta derrota afecta directamente al gran vencedor de mayo 2023, el Partido Republicano. Como consecuencia del proceso constitucional el partido terminó dividido. Y el Rojo Edwards que sabe de astucias, porque es de la misma camada, se apresuró a reclamar un 20% de la votación del En Contra. Con tal suma de electores, pensarán algunos futuros candidatos, mejor estar cerca del colorín, poniendo de paso un nuevo competidor en el seno de un mismo electorado: más candidatos y partidos para la misma masa electoral.

Así las cosas, veremos una lucha feroz en la región del Maule y de Ñuble. El rojo y sus adherentes tienen votos en esas zonas. Tiemblan tanto Ximena Rincón como Andrés Jouannet. El tiempo nos dirá si eligieron socios leales, es decir, si recibirán votos de la derecha tradicional para derrotar al díscolo del momento.

La séptima derrota tiene que ver con sus cartas presidenciales. Tanto Matthei como Kast perdieron bonos. La primera por cambiarse de opción y luego incurrir en evidentes contradicciones, el segundo, por asegurar que daría vuelta las encuestas y que el ‘A Favor’ ganaría. Ambos pusieron sobre la mesa todo su capital político y perdieron, aunque, astutamente, digan que tal derrota es en verdad una victoria o que no les importa haber perdido (¿estamos acaso en presencia de políticos sin vocación de poder o de políticos cuya tarea es “hablar astutamente” para confundir al electorado? ¿O será que a la derecha le importa poco el control del poder político por qué cuenta con otros mecanismos más eficaces para conducir a la población?).

Una octava derrota está en barbecho. Tiene que ver con los eventos electorales del año 2024. Ocurre que, a pesar del apoyo de sus nuevos socios, no ganaron con el ‘A Favor’, por lo que deberán enfrentar un grave problema político: ahora, derrotados, tendrán que distribuirse las comunas y los distritos electorales entre más socios. No podrán negociar con ofertones electorales. No tienen la misma “torta”, sino una más pequeña, y cuentan con nuevos comensales. Lo más probable es que veamos primero graves enfrentamientos y luego acuerdos (sin embargo, quedarán heridos en el camino).

Dicho sea de paso, los nuevos comensales no están precisamente prestigiados ante los ojos de los electores. Mientras el PDG emergió con el halo de la novedad y la sorpresa; Amarillos y Demócratas surgieron rodeados del halo de la traición, del tufo del oportunismo político y de la inconsecuencia. Su llamado a generar una “Buena Nueva Constitución” y a construir una “Constitución de la Unidad” fue negado tres veces al llamar a votar ‘A Favor’, tal como ocurrió en otra instancia (“De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces”, Marcos 14:27-31).

Ya estamos viendo en el seno de la derecha el espectáculo de las recriminaciones por la derrota: están operando las “pasadas de factura”. Incluso los astutos de Evópoli dicen, a quien los quiera oír, que no conciben una alianza con los republicanos, aunque sí estuvieron disponibles para la alianza más relevante, la que definía nada más y nada menos que el orden constitucional del país.

Dichas conductas son una prueba contundente de que el fracaso electoral golpeó duro.

Eric Eduardo Palma
Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.