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Opinión

El derecho de la plaza pública

Por: Pablo Varas Pérez | Publicado: 01.01.2024
El derecho de la plaza pública Imagen referencial | Agencia Uno
Que sea el pueblo quien decida que sistema de pensiones, sus fondos, la administración de aquellos, sin olvidar que en el camino de la vida hay muchos que no llegan a la hora de la salida del tren. El modelo está derrumbado, lo extraño es que no estén los voluntarios para enterrar sus pedazos.

La derecha siempre negará el pan y el agua.

Sostener que Chile necesita un nuevo sistema de pensiones es hablar de una demanda que ya tiene muchos años. El actual sistema de ahorro voluntario que fue ensalzado con características celestiales en la fallida propuesta constitucional republicana, está agotado.

La AFP, ese fraude mentiroso creado bajo dictadura militar, sólo ha sido útil y beneficioso para los dueños de los mega negocios considerados como previsionales. La dura realidad deja en el camino, abandonados a su suerte, a millones de hombres y mujeres, en la calle, y azotados por la miseria.

Las AFP no responden a las demandas de pensiones dignas, sencillamente son un pozo inagotable para bancos, financieras, aseguradoras y esa gente del retail. Mientras, en contraste, genera condiciones de vida paupérrima para los viejos, sencillamente un maltrato que, en justo derecho, no se puede seguir aceptando.

Que se jodan fue el mensaje de la derecha/afp que los dejó mostrando todas sus vergüenzas. No les interesa en absoluto los que llegan a viejos y los que también llegarán. Un modelo perverso que logró ser instalado bajo dictadura militar, en tanto los gorilas tienen pensiones muy diferentes a las de los ciudadanos sencillos. Se sabe que el alto mando, cuando fue presentado el proyecto AFP de José Piñera, pidió expresamente el no ser incluidos. Es decir, el llamado del alma de la patria llegó sencillamente hasta sus bolsillos.

El modelo piñeirano es un engendro que guadaña en mano va dejando olores como si de la peste negra se tratara. La derecha sabe que no es suficiente ni tampoco da las respuestas fundamentales, pero lo sostiene como si de un caballito de batalla se tratara, lo instaló en sus altares.

Entre la urgencia y la negación están los chilenos. Los profesores, artistas, pintores y esos que levantan casas y edificios, que hacen los caminos más cortos, los que hacen canciones que son para siempre y que recogen cerezas en diciembre. Los negados de una buena pensión son los que la gracia no les entregó la posibilidad de sumar horas extras en las tres municipalidades del barrio alto.

Entonces las pensiones son ya un asunto personal.

Lo justo y correcto es preguntarle, una vez informado al pueblo, a la calle, a la plaza pública, que modelo es el mejor, donde podría estar la alternativa. Pero eso debe decirlo la gente. Nadie quiere poner en tela de juicio los esfuerzos del gobierno en este sentido, un nuevo sistema de pensiones es parte determinante del programa de gobierno de Gabriel Boric y así debe ser entendido. La derecha lo rechaza, entonces volvamos a la calle.

Que sean todos los chilenos que decidan no para exculpar a un presidente, sencillamente para que la soberanía popular vuelva a ser parte del abrigo de la clase trabajadora, de los empleados y funcionarios. Todos los trenes llegan a las estaciones, pero hay vagones de primera y segunda.

Los tres primeros trimestres del 2023 las AFP obtuvieron ganancias por $349 mil millones de pesos, se dice aproximadamente unos $349 millones de dólares. Durante la pandemia ninguna AFP colgó un cartel se arrienda. Mientras, millones de chilenos lograron comer y pagar sus cuentas apenas, sencillamente porque Sebastián Piñera llegó tarde a todo.

Entonces hay que volver a la cuestión más determinante siempre y que instaló mágicamente el compositor de la Cantata de Sana María de Iquique, Luis Advis: «¿Qué hacer entonces, qué, si nadie escucha?/Hermano con hermano preguntaban/Es justo lo pedido y es tan poco/¿tendremos que perder las esperanzas?». O el periodista Fernando Paulsen, al recitar un «sube a nacer conmigo hermano» (ver aquí).

Este nudo político/económico/social/previsional debe ser la soberanía popular quien lo resuelva. Respetar la voluntad popular no es sencillamente llegar a la casa de los presidentes con los votos alcanzados, es el diálogo con todos. Pero la derecha, de público conocimiento es, que el valor que asignan a la vida del hombre ha sido siempre precario y limitado. Mano de obra barata, los dueños de Chile somos nosotros vociferaba un Matte. Chusma lo llamó un presidente.

Pero la calle tiene voz y poder, claridad y juicio, entonces no es correcto negarle que sea ella misma la que determine un modelo de pensiones que los alegre cuando suene la campana del término de la jornada. Llegando a la mitad de un periodo presidencial, que se suponía diferente, los titulares programáticos se hacen maniquíes. Se deben sacar de los anaqueles y llevarlos a la plaza.

No será posible pactar con la derecha un proyecto diferente de vida para los viejos, eso no les interesa, ya son pasado. En sus consignas de crecimiento económico su norte son los bancos y aseguradoras. Finalmente, en Chile, siempre han existido los pobres.

Que sea el pueblo quien decida que sistema de pensiones, sus fondos, la administración de aquellos, sin olvidar que en el camino de la vida hay muchos que no llegan a la hora de la salida del tren. El modelo está derrumbado, lo extraño es que no estén los voluntarios para enterrar sus pedazos.

Pablo Varas Pérez
Escritor.