Ni plebiscitada ni ratificada: La ciudadanía jamás ha aprobado la Constitución de 1980

Después del triunfo de la opción En Contra, con un 55.76% versus un 44.14% por el A Favor, según los datos definitivos entregados por el Servel en el plebiscito del 17 de diciembre pasado, proceso en el que se rechazó por segunda vez una nueva propuesta constitucional en el país, algunos sectores políticos de derecha han respondido a esto como una ratificación sobre la Constitución de 1980 escrita en dictadura.

Esta lectura sobre las propuestas de cartas magnas rechazadas no solo es falsa sino que, además, muy conveniente por parte de la derecha. Esto por varias razones, pero las fundamentales son que cuando se plebiscitó la idea de escribir una nueva Constitución en democracia -como lo hacen los países cuando salen de un régimen autoritario- la ciudadanía respondió con un apabullante 78,27% de aprobación.

Por lo tanto, en el primer plebiscito desde el retorno a la democracia de octubre de 2020, quedó claro que los y las ciudadanas sí querían una nueva Constitución que delinee los fundamentos y principios del país en el que deseaban vivir y construir.

Por otra parte, lo que la ciudadanía rechazó fueron las dos propuestas de Constitución, por diversos motivos, pero por sobre todo debido a que estas no han representado la lectura que el pueblo pretende de su país. Pero cabe destacar que, lo que jamás se ha hecho en ninguno de los dos plebiscitos, es votar a favor o en contra de seguir con la Constitución de 1980. De hecho, muchas de las personas que sufragaron en diciembre pasado decían que votaron En Contra porque la última propuesta, que fue escrita por la ultraderecha a través del Partido Republicano, era peor que la actual Constitución, ya que consolidaba y profundizaba más el modelo neoliberal, por lo que fue un voto por “el mal menor”.

En consecuencia, es de suma importancia respetar la toma de decisiones de la ciudadanía, que ha sido clara y categórica. Por lo mismo, asumir que la razón por la que se rechazaron las dos propuestas de Constitución, realizada una por la Convención Constituyente y luego otra por el Consejo Constitucional, sería nada menos que la ratificación de la carta magna del 80, no es más que una falsa lectura de la derecha y ultraderecha. Esto, porque todavía no asumen que perdieron con su propuesta de Constitución conservadora y maximalista y se aferran a la del 80, que -por qué no decirlo- les acomodó y acomoda desde siempre.