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Chile es una sociedad envejecida

Por: Patricio Ríos | Publicado: 09.01.2024
Chile es una sociedad envejecida Adultos mayores | AGENCIAUNO
La condición necesaria en orden a que la evidencia del envejecimiento no nos estalle en la cara es el reconocimiento de su envergadura y la urgencia de abordarlo adecuadamente, es decir, partir por el principio: poner dentro de las prioridades de la agenda pública el envejecimiento y sus complejidades.

Chile es una nación desencontrada con su actual ordenamiento constitucional. En dos oportunidades, en los últimos años, en sendos plebiscitos de salida, ha rechazado los proyectos de nueva constitución presentados.

Sin embargo no es el único desencuentro en el que vivimos. Tanto individuos como países que funcionan como si no envejecieran, adolecen de alguna alteración preocupante. Es cierto que dentro de la fase de la modernidad que atravesamos en la cultura occidental el envejecimiento no solo ha sido conceptualizado como una enfermedad, sino como algo superable en el corto plazo. Sin tener que entrar en estos excesos, concordaremos que, en nuestra cultura y sociedad, el envejecimiento no es una categoría muy visitada y está más bien alineada en los márgenes de las preocupaciones de nuestras élites.

Esta despreocupación sin embargo, en los últimos años, ha sido causa de episodios sociales y humanos críticos como el llamado “estallido social” de 2019, movilización que se puso en marcha impulsada por una multiplicidad de demandas sociales insatisfechas (salarios, pensiones, salud, transporte, etc.), algunas de las cuales se han arrastrado por décadas, dinamismo frente al cual el sistema político ha demostrado parálisis e incapacidad para procesarlo. Peor todavía, ni siquiera para advertirlo. Producido el estallido, diversos miembros de las elites lo acomodaban, exclamando “se nos vino encima”, “no lo advertimos”.

Frente al fenómeno del envejecimiento de la sociedad ¿estaremos sufriendo la misma ceguera de la elite política que no advirtió las señales del estallido y no lo procesó? ¿estaremos sufriendo también una incapacidad sistémica para percibir y procesar el fenómeno acelerado de envejecimiento por el cual atravesamos? Porque referirse al envejecimiento de la sociedad es aludir a una evidencia que está documentada contundentemente, desplegada tanto en la literatura científico social especializada como en columnas o formatos periodísticos, y que se hace patente también en los paisajes urbanos y en las dinámicas de interactuación del Chile actual: locomoción colectiva, supermercados, centros comerciales, protocolos de atención de público en los que abundan filas preferenciales de mayores.

La evidencia demográfica

El envejecimiento social avanzado por el que atravesamos se ha producido en las últimas cuatro décadas. Como se sabe, el rasgo demográfico más característico del envejecimiento societal es el aumento de los grupos etarios más envejecidos por sobre los otros segmentos etarios, fenómeno que se observa a nivel mundial y no solo en Chile. Algunas de sus manifestaciones en un registro demográfico comprensivo:

El grupo etario de 60 años y + en Chile ha aumentado con persistencia:

  • El año 1992 contaba con 1.311.699 personas; el año 2022 triplica esa cifra con holgura, sumando 3.598.554 personas; el año 2050 la duplicará, alcanzando a 6.942.883 personas.
  • En su interior el segmento de 80 años y + aumenta sin descanso. En: [1992, representa el 11% ]-[en 2022 el 16%]-[en 2050 el 28%] del total de 60 años y + (INE 2022)
  • La esperanza de vida al nacer en Chile expresa una longevidad posible creciente: [1992: 74,1 años]-[2022: 81,2 años]-[2050: 85,4 años] (INE 2022)
  • El índice de envejecimiento en Chile, es decir el número de personas de 65 años y + por cada 100 niños de 0 a 14 años, se ha multiplicado con el tiempo: eran 21 personas en 1992; serían 102 mayores en 2031; y 177 personas en 2050 (INE 2018)
  • En el segmento etario de 60 años y + la tasa de ocupación alcanzaba al 25% (Ministerio de Desarrollo Social y Familia 2020)

El perfil sociodemográfico seleccionado proyecta a Chile:

i) Como el país más envejecido de Latinoamérica con una población de 60 años y más por sobre el 30% de su población total.

ii) Entre 2015 y 2050 la población de 60 y + tendrá un crecimiento del 109,5 %, muy superior al crecimiento de esta población a nivel mundial proyectado en un 74.7%.

iii) Asimismo se proyecta un aumento de 11,4 años en el promedio de edad de la población, lo que conlleva que Chile será el único país de la región que tendrá una esperanza de vida media que superará los 80 años.

iv) Se calcula que hoy, en el 40.1% de los hogares de Chile vive una persona mayor (Leiva y otros 2020)

Estas son referencias demográficas de una sociedad ya envejecida y que en 25 años más, el 2050, lo será aun más. ¿Con qué conciencia nos movemos frente a esta realidad, a la realidad del envejecimiento? ¿a la realidad de la vejez? ¿Cuáles son los aprendizajes que hemos hecho al respecto?

Se podría decir que unos cuantos. En su mayor parte vehiculizados en los formatos y libretos de una pedagogía social formada en la dinámica del proceso de producción de las edades de la modernidad industrial. Hemos aprendido, por ejemplo:

i) Que los jóvenes estudian, los adultos trabajan y los adultos ya mayores jubilan.

ii) Que a las personas de edad hay que hablarles muy alto, porque escuchan poco.

iii) Que las personas de edad viven en el pasado.

iv) Que las personas de edad pasan enfermas, etc.

Nuestra sociedad hoy es longeva y compleja. Necesitamos tomar nota y asumir este dato desde la puesta en movimiento de una nueva conciencia.

De una manera ejemplar lo sintetiza la doctora noruega en sociología Gunhild O. Hagestad al referirse a los aprendizajes sobre la vejez que esa democracia hubo de incorporar para lidiar con los desafíos del envejecimiento:

1) Que “ser viejo” no significa estar enfermo ni desamparado.

2) Que la edad avanzada no impide continuar aprendiendo.

3) Que “el apoyo social es fundamental, especialmente expresado en relaciones de confianza”.

4) Que la vejez descansa sobre “dos dimensiones temporales: el tiempo biográfico y el tiempo histórico. Ello supone que la vejez es el reflejo de un largo viaje por la vida” (Hagestad, 1999).

Hagestad habla desde un camino de aprendizajes largamente recorrido (en los países de Europa, el proceso de envejecimiento de la sociedad se desarrolla durante los siglos XIX y XX). En nuestro caso, ya lo dijimos, la transición demográfica se está desarrollando en poco más de cuatro décadas. En cualquier caso, nos movemos demográficamente en una sociedad cada vez más longeva, y esa diferencia de su desarrollo en el tiempo, implica para nosotros, la posibilidad de aprender de la experiencia de otros.

En ese entendido, la condición necesaria en orden a que la evidencia del envejecimiento no nos estalle en la cara es el reconocimiento de su envergadura y la urgencia de abordarlo adecuadamente, es decir, partir por el principio: poner dentro de las prioridades de la agenda pública el envejecimiento y sus complejidades.

Referencias

  • Hagestad, G. (1998).Hacia una sociedad para todas las edades: nuevo pensamiento, nuevo lenguaje, nuevas conversaciones. Boletín sobre el Envejecimiento: Nos. 2/3 (ver aquí).
  • INE(2022) Conferencia Ciudadana: Transición demográfica y el envejecimiento de la población en Chile: evolución, características de las personas mayores y desafíos demográficos para la población (ver aquí).
  • INE(2018) Estimaciones y proyecciones de la población de Chile 1992-2050. Total país (ver aquí).
  • Leiva y otros (2020) Personas mayores en Chile: el nuevo desafío social, económico y sanitario del Siglo XXI. En: Rev Med Chile 148: 799-809 (ver aquí).
  • Ministerio de Desarrollo Social y Familia(2020) Data social (ver aquí).

Patricio Ríos
Doctor Estudios Americanos/Pensamiento y Cultura