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Saltarse la fila, un nuevo deporte nacional

Por: Marcelo Trivelli | Publicado: 14.01.2024
Saltarse la fila, un nuevo deporte nacional Imagen referencial | AGENCIAUNO
Cuando la elite empresarial se salta la fila y la elite gobernante es cómplice de ello, qué puede esperarse de la gente que espera respetuosamente su turno en la fila y que respeta la institucionalidad. ¿Qué ejemplo están dando a niñas, niños y jóvenes en su proceso educativo y formación cívica?

Durante el último proceso constitucional se discutió si se incorporaba en la Constitución el rodeo como deporte nacional. Si bien es una actividad que la practican en el Chile rural, se decidió no hacerlo, por no estar a la altura de lo que debe ir en una Carta Magna.

Otra actividad, cada día más asentada en nuestra cultura es aquella de saltarse la fila, que, por su popularidad, también podríamos considerarla como un deporte nacional, sin la pretensión de constitucionalizarla.

Hace unos días nos enteramos de que familiares y amigos de funcionarios de la salud se saltaban la fila de las listas de espera en el hospital Sótero del Río. Y también, que jugadores del Colo-Colo, masivamente obtenían licencia de conducir en la municipalidad de Nancagua saltándose la fila.

Chile está un paso más adelante que otros países debido a que su institucionalidad tiene una dimensión de orden que establece prioridades y conforma las filas. En salud, en educación, en vivienda y en los servicios públicos y privados, sin embargo, antes de ponerse en fila, lo primero que se viene a la mente es buscar un “pituto”, amigo o conocido que pueda ayudar a saltarse la fila. En otros países, donde no hay filas ni listas de espera, sólo se accede por vinculaciones personales o por corrupción.

Lo que aún está por descubrirse en Chile es si el “favor” de saltarse la fila tiene costo para la persona beneficiada, y en caso de tenerlo, cuáles son los criterios del mercado informal para fijarlo. No soy ingenuo, y creo que mientras mayor es el beneficio de saltarse la fila, sí hay un precio, y mayor es el costo.

La llamada Ley de Lobby, N°20.730 establece el procedimiento para solicitar una audiencia con una autoridad que la ley define como sujeto pasivo. Es decir, la persona que ostenta un cargo ante la cual se realiza lobby o gestión de interés particular. La plataforma de la Ley de Lobby pone a disposición del interesado un formulario que debe ser completado con información de quién la solicita y con qué objetivo.

La autoridad tiene tres días para aceptar, rechazar o derivar la petición de entrevista, pero no tiene plazo para que la audiencia se realice. Es una fila en la cual el lugar en que se encuentra el solicitante es desconocido. Esta información es pública, así como el contenido de lo conversado en caso de concretarse la audiencia.

El año 2024 comenzó con la noticia que gestores de intereses particulares se saltaron la fila de la Ley de Lobby y sostuvieron diversas reuniones con varios ministros en el domicilio del exalcalde Zalaquett para, según todas las versiones conocidas, hablar de generalidades del tema de interés y aspectos sociales para conocerse mejor. ¿Alguien cree en esa versión de los hechos? ¿Alguien cree que fue una reunión social? ¿Alguien cree que no hubo un pago por lograr saltarse la fila?

Cuando la elite empresarial se salta la fila y la elite gobernante es cómplice de ello, qué puede esperarse de la gente que espera respetuosamente su turno en la fila y que respeta la institucionalidad. ¿Qué ejemplo están dando a niñas, niños y jóvenes en su proceso educativo y formación cívica?

Al igual que con la delincuencia, no normalicemos el saltarse la fila y seamos críticos, y condenemos este deporte que cada día cobra nuevos adeptos y amenaza con transformarse en un deporte nacional.

Marcelo Trivelli
Presidente de la Fundación Semilla.