Avisos Legales
Opinión

Vuelta al colegio: Una oportunidad y un desafío

Por: Ricardo Musalem | Publicado: 05.03.2024
Vuelta al colegio: Una oportunidad y un desafío Imagen referencial – Vuelta a clases | AGENCIAUNO
Estar emocionalmente presente para conectarse, hacerse tiempo y tener espacios para compartir, jugar, conversar, no dando la relación por sentada, ayudará a tener un sentido de continuidad de la relación y el afecto, en especial ahora que empieza el año escolar y ya no se puede estar tan cerca como en vacaciones.

Luego de prácticamente tres meses de vacaciones, los escolares deben reintegrarse a la rutina y estructura escolar. Tres meses en que se libera la estructura atada al tiempo y tareas; a espacio reducido de la sala de clases, y a evaluaciones que obligan a estudiar y aprender contenidos académicos.

La vuelta a clases es una experiencia que mezcla sentimientos: ilusión por volver a estar con los compañeros/as de curso, pero a la vez de tensión y ansiedad por las exigencias académicas y los desafíos de sostener la vida social e incluirse en los grupos.

Al volver a clases el estudiante se reencontrará con los mismos compañeros/as de curso, pero de alguna manera ya no serán los mismos; habrá cambios, una nueva imagen propia y de los demás tendrá que ser incorporada, recalculada. Retomar la vida académica y social significará una serie de desafíos en que los padres pueden ayudar a los hijos para lograr una adecuada adaptación escolar. Algunas sugerencias:

1.- Activar hábitos de vida saludable y programación del tiempo. Es fundamental reorganizar y retomar las rutinas de alimentación, sueño y estudio, a la vez que se requiere organizar y planificar el tiempo del que dispone el estudiante luego de volver del colegio a la casa para conciliar numerosas demandas, como alimentarse bien, descansar, practicar un deporte o instrumento musical y estudiar y relacionarse con la familia y amigos.

El tiempo es limitado y las demandas son variadas, por lo que es fundamental ayudar a los hijos a desarrollar la capacidad de autogestión y autoeficacia. Más que decirle cómo hacerlo, es recomendable ayudarle a pensar cómo organizarse, qué empezar a hacer y qué dejar de hacer.

2.- Facilitar la reconexión con los compañeros. Luego de meses sin verse, es esperable que existan expectativas sobre la recepción de los demás, lo cual puede movilizar ansiedades asociadas a necesidades de aceptación, inclusión y validación.

Las relaciones al interior de los cursos, con sus dinámicas de status (estudiantes populares vs. rechazados), grupos cerrados, exclusiones, etc., representan un desafío para la adaptación escolar. Cultivar una actitud auténtica, construir amistades cercanas y poner en práctica habilidades socioemocionales (empatía, resolución de conflictos, conciencia emocional, regulación afectiva y de impulsos, toma de decisiones), favorecerá la adaptación escolar, permitiendo lidiar de manera efectiva con el estrés.

Promover estas habilidades y al mismo tiempo favorecer espacios de socialización apoyándolos para que puedan aceptar o hacer invitaciones; tener actitudes acogedoras a los amigos de los hijos; promover la participación en grupos, en actividades deportivas o artísticas; invitarlo a acercarse a compañeros que antes no tomaba mucho en cuenta para crear nuevas amistades, resultará fundamental para el desarrollo de la personalidad y adaptación social.

3.- Promover y apoyar la adaptación académica. Los estudiantes deben retomar el ritmo y enfrentarse de manera positiva hacia el estudio, lo que incluye tolerar la exigencia, tomar buenas decisiones en cuanto a qué, cómo, cuándo y cuánto estudiar, realizando de manera apropiada la priorización de las exigencias y tareas.

La autogestión académica, plantearse metas desafiantes teniendo al mismo tiempo expectativas realistas, la apertura al error de manera positiva y tener estrategias para manejar el estrés generará una mayor ecuanimidad frente a lo académico, favoreciendo el compromiso con el aprendizaje, combinado con una buena autoestima académica. La motivación y la autoestima académica dependen en gran medida de haber desarrollado un sentido de logro y autoeficacia, de manera de sentirse competente para el aprendizaje.

Ser respetuosos con los hijos, no dramatizar situaciones, demostrar confianza en ellos y su toma de decisiones, ser apreciativos hacia sus esfuerzos, promover su autonomía, delegarles la responsabilidad sobre sus decisiones evitando actitudes controladoras, interesarse por lo que están aprendiendo, entre otras cosas, ayudará a la adaptación académica.

4.- Regular el uso de redes sociales. Las redes sociales representan un agente socializador muy potente e influyente en los escolares, por lo cual es importante que los padres estén enterados de lo que les pasa a sus hijos/as en ese plano. En las redes sociales pueden ocurrir dinámicas de bullying, comparaciones, inducción a comportamientos de riesgo, etc.

No es muy realista ni apropiado “demonizarlas”, ya que una buena parte de la socialización de los jóvenes se da a través de ellas, pero se puede controlar en qué momento evolutivo los estudiantes acceden a ellas y enterarse de qué están viviendo allí. Limitar el uso de pantallas puede ser necesario para ayudar a los estudiantes a llevar una vida equilibrada.

5.- Promover la confianza y una comunicación sana. Es fundamental tener una comunicación basada en el respeto, el reconocimiento y la valoración del hijo/a, viéndole como alguien que tiene derecho a ser validado, escuchado y considerado en las decisiones. Los hijos deben sentirse seguros en la comunicación parento-filial, de manera que puedan abrirse con los padres y contarles con franqueza sus errores, dificultades o angustias, sin temor a ser juzgados, ni temor al rechazo o al castigo.

Para ello, el diálogo reflexivo es una gran herramienta, ya que favorece la confianza, una buena toma de decisiones y el sentido de respeto mutuo.

Es importante evitar actitudes comunicacionales que perjudican la confianza y adaptación socioemocional de los hijos. Una sobrevaloración del resultado académico; muchos “deberías”; sobre involucrarse ansiosamente con sus tareas y pruebas; insistir en que se relacione con otras personas (haciéndole sentir que es socialmente incompetente); realizar comentarios invalidantes mediante etiquetas (flojo, tonto, antipático, antisocial, enviciado con los juegos); encontrar siempre un “pero” a lo que hace o dice; no escuchar su punto de vista; tratarlo de manera sobreprotectora; no interesarse por lo que le está pasando, sus amistades, sus proyectos; juzgarlo como persona cuando comete un error o piensa de una manera que se considera equivocada, entre otras actitudes parentales, pueden afectar la autoestima del hijo y la confianza en la relación con los padres, alejándole de ellos.

Lo mismo ocurre con las sobrerreacciones parentales, los gritos, expresiones de ira o crítica continua. Estar emocionalmente presente para conectarse, hacerse tiempo y tener espacios para compartir, jugar, conversar, no dando la relación por sentada, ayudará a tener un sentido de continuidad de la relación y el afecto, en especial ahora que empieza el año escolar y ya no se puede estar tan cerca como en vacaciones.

Ricardo Musalem
Psicólogo. Coordinador del grupo de salud mental escolar SOPNIA.