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Femicidios y el cuerpo eliminable

Por: Natassja de Mattos | Publicado: 07.03.2024
Femicidios y el cuerpo eliminable Imagen referencial – 8M | AGENCIAUNO
En Chile, en 2022, de acuerdo con datos del OIG, hubo 43 mujeres víctimas de femicidio. El año anterior, 2021, hubo 44 y el anterior, también 43. Es decir que no ha habido variaciones y en los últimos años vivimos una realidad en que 1 mujer es asesinada por razones de género cada 8 días. Esto es, en la lectura propuesta, que casi 4 mujeres al mes quedan sujetas a ser un cuerpo eliminable por parte de un orden social de dominación que las reprime cuando faltan a alguna de las formas impuestas para ellas.

En Chile, en 2022, de acuerdo con datos del OIG, hubo 43 mujeres víctimas de femicidio. Las mujeres, históricamente, hemos sido violentadas y asesinadas de acuerdo con un sistema de dominación que, propongo, se basa en la reducción del cuerpo a tres categorías: cuerpo reproductivo, cuerpo sexualizado y cuerpo eliminable.

El primero de ellos es aquel que cumple con todos aquellos roles necesarios para la reproducción de la sociedad: el matrimonio, la concepción, la crianza, el trabajo doméstico y los cuidados.

El segundo es aquel dispuesto como un objeto para ser observado, publicitado y consumido. Es el cuerpo de la mujer modelo que se dispone para ofrecer una cerveza o un perfume, es aquella que en los productos audiovisuales tiene por función usar poca ropa y ofrecerse como damisela en peligro y la que está lista para ser cortejada y luego sujeta a la relación sexual, con mayor o menor participación y/o consentimiento. También es el cuerpo de consumo en tanto pornográfico y de las diversas formas del trabajo sexual.

Finalmente hay un cuerpo eliminable, aquel que es el ejemplo de lo que la sociedad no les permite ser o hacer a las mujeres. Es eliminable en tanto que en él se muestra aquello que está prohibido y/o no sirve, y esto ocurre de los modos más brutales.

Tanto el cuerpo reproductivo como el cuerpo sexualizado son sujetos de violencia por razones de género, violencia sexual, patrimonial, económica, simbólica, física, entre muchas otras formas. Pero es el cuerpo eliminable el que se asesina.

Cuando una mujer retira su cuerpo del campo reproductivo o sexualizado; cuando una mujer decide no casarse, no parir, ser infiel, no comportarse de acuerdo con el estereotipo de belleza (ya sea el reproductivo o el sexualizado); cuando una mujer es lesbiana o bisexual, cuando una mujer es asexual; cuando una mujer deja de tener una edad reproductiva o deseable de acuerdo con estereotipos; cuando una mujer decide negarse a la relación sexual; cuando una mujer asumida para la reproducción se sexualiza o produce deseo; y, sobre todo, cuando una mujer decide protestar en contra de estas tres categorías corporales mediante las que se las oprime, se vuelve el cuerpo eliminable en tanto se le violenta, se le golpea y se le asesina. El cuerpo eliminable es el cuerpo víctima de femicidio.

Estas tres categorías-cuerpo no son excluyentes entre sí. Una misma mujer puede habitar las tres de manera simultánea, así como uno de ellos de manera pura durante un periodo de su vida y luego cambiar a otro. Lo catastrófico es que no es una decisión libre de una mujer ser un cuerpo sexualizado o un cuerpo reproductivo, sino que corresponden a un conjunto de roles y características asignadas socialmente como una forma de dominación patriarcal.

En Chile, en 2022, de acuerdo con datos del OIG, hubo 43 mujeres víctimas de femicidio. El año anterior, 2021, hubo 44 y el anterior, también 43. Es decir que no ha habido variaciones y en los últimos años vivimos una realidad en que 1 mujer es asesinada por razones de género cada 8 días. Esto es, en la lectura propuesta, que casi 4 mujeres al mes quedan sujetas a ser un cuerpo eliminable por parte de un orden social de dominación que las reprime cuando faltan a alguna de las formas impuestas para ellas.

Ofrezco esta como una razón para estar en huelga este 8 de marzo.

Natassja de Mattos
Cientista política feminista especializada en temas de género y activista en La Rebelión del Cuerpo.